lunes, 6 de septiembre de 2010

AMOR PERDIDO. MI HIJO PABLO -IV-


"Los muertos no mueren
vigilan y ayudan"
David Herbert Lawrence

Ahora cuando todo parece desgraciado y falto de razón,
ahora cuando no quedan, ni siquiera, aquellas ilusiones,
ahora cuando ya nada de lo sentido sostiene mis ideas,
ahora cuando digo: ésta es la vida que quiero para mí.

Y no sé de qué vida se trata, mas la quiero, sencilla,
arrebatada, una vida envuelta en delirios de juventud,
embebida en futuras, apasionadas ilusiones enamoradas,
donde nada de todo lo pasado tenga espacio en mi vida.

Dejaré que paseen a mi lado, sin inmutarme, las brujas,
los agitados y tercos demonios de la carne y el fuego,
las corrompidas bestias acompañantes eternas del alma,
buscando con tesón, perfecta carroña de la melancolía.

Y cuando ya sereno por haber secado con mi propio sol,
todas mis fortificadas heridas y las eternas lágrimas,
cuando ya no me quede para rememorar ninguna tristeza,
ningún muerto, entonces viviré como viven las águilas,

al viento, perpetuando los sonidos de su propio vuelo.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

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