martes, 20 de diciembre de 2016

LA PATRIA DEL POETA - I


Voluptuosa semilla, aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que, a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellana,
la patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como de flores de la estación del sur,
y alguien dirá:
antes de los colores del poeta,
vos,
eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-.
Indio de luz,
cobre rasgado por el oxígeno vital,
mi poesía,
pulmón del universo.
Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas,
detenidas en el tiempo del frescor.
Inmensidad,
verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar,
atlántico silvestre.
No veis que soy el que os saluda,
desde más allá de las más altas cumbres,
más allá de los oscuros cielos de Dios;
desde la profunda galaxia de lo verde.
Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco,
de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte,
desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.
Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.
Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez,
me desintegro.
Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y de color,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
pradera de los cielos
Pampa,
tendida en las alturas.
 
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

jueves, 15 de diciembre de 2016

EN EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN LA POESÍA PIDE LIBERTAD

Publicado en "La Cosa Nostra" número extra de 6 de diciembre de 1981:

Tengo toda la paciencia que tiene que tener un árbol perenne.
¿Se imaginan esa solemnidad?
Y no soy,
como dicen algunos de mis versos,
un pájaro cantor,
sino más bien,
cientos de pájaros cantores,
anidan en mis propias entrañas.
Soy, por eso,
la madre de lo que canta en cada pájaro cantor
y lo que crezco contra el tiempo,
hace efímero el vuelo de los pájaros,
me llaman: POESÍA.
Tengo en mí todas las muertes
y todas las vidas que de mí,
hicieron la eternidad.
Hombre de piel y amianto,
caricatura de un fuego contra sí mismo.
Porque la poesía es la que legisla ese saber,
y es en la poesía donde el deseo y la propia locura,
plasman su ser.
Y la poesía como sinrazón,
como estallido sangrante en medio de la vida.
Antes que la locura hablara por sí misma,
la poesía habló por ella.
Cuántas veces
vi explotar tu sexo entre mis signos de puntuación
y te lo dije:
Nena, tu amor no tiene límites,
te detendré en una palabra.
Locura y vértigo ya no tengo más
todo transcurre como si fuese necesario,
inevitable, ardiente
y en ese ardor,
todo lo que transcurre es poesía.
ELLA
desnuda en medio de mi pecho
ESTE SIGLO
se quedará a dormir conmigo.
Aquí parados,
en el centro de la tierra,
aquí donde la tierra
tiene la sordidez de los arrebatos.
Parados,
como una flor en la estación que le corresponde,
canto y mi voz,
es una voz entre otras voces.
A veces me dejo llevar
y ella me envuelve en su torbellino.
Palabra contra Palabra,
un cuerpo a cuerpo a veces insostenible,
y ella mientras tanto, en todos los casos,
es infinita.
VENGO A QUEBRANTAR LA ÚLTIMA ILUSIÓN
Entre mis brazos ella no podrá amar a nadie,
porque nadie podrá amarla como mis brazos,
porque yo soy el que nació para que ella no muriera.
Vértice de mí mismo,
me sostengo en Ella para sostenerla.
Y sin embargo Ella es libre y aún,
a pesar de su libertad,
sigue siendo conmigo,
como cuando nos encontramos la primera vez.
Anhelante de mí,
deseosa de mí,
joven, siempre joven a mi lado.
Desequilibrada
y hasta torpe de tanta libertad,
baila conmigo por primera vez,
UNA MÚSICA,
que seguramente bailarán los siglos venideros.
La POESÍA vaga sin saber, pero sabe.
La lujuria de saber en ella,
provoca automáticamente el olvido de todo lo aprendido.
Ella siempre es joven.
Ella ni siquiera descubre,
porque no tiene mundo conocido,
para descubrir en él lo desconocido.
Ella no tiene mundo.
Sólo savia peremne como lo humano.
Nacer y olvidarse de haber nacido.
Y morir para volver a nacer en otro sentido,
que por humano,
me hará sobrevivir en él
y me transportará hasta donde le sea posible,
a los humanos,
habitantes de todo el universo.
Ajetreo violento y celular,
dentellada feroz del tiempo contra la juventud
y también,
bálsamo fulgurante donde mi piel,
encuentra en el propio centro del tiempo,
la juventud.
Volando entre galaxias de nuevos pensamientos
mi vida se llenó de manos pasos.
Normal,
normal,
eso no pude nunca.
Soy una promesa y también,
el diente posterior de la nada.
La poderosa serpiente que le da vida a Dios.
Veneno y fe
y azúcares
y olores de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempos de paz.
Comenzar diciendo:
hay un hombre en mí,
y no puedo dejar de decirlo a los cuatro vientos,
porque hay una inmensidad que me sobrecoge
y no cabe en mí.
Toda vanidad aunque nazca de mí
es propia de mi raza.
Ninguna locura,
es exactamente una locura personal.
Las personas no existen.
Pido a los espíritus de la noche,
que desarrollen en mí todo su poder,
que la máquina de escribir tiemble al compás:
Os convoco en plan amistoso.
No pido esta noche ninguna ráfaga de violencia,
para ninguna venganza,
ni siquiera pido el bálsamo divino,
para restañar ninguna herida.
No vengo alocado por la furia de no tener.
Ni vengo alocado por el dolor de haber tenido.
Vengo a conversar, mi mal es peor que la deriva.
Tejo entre sueños mis sueños.
Me revelo que no habrá paz,
despliego las velas en su totalidad
y ato mi vida a cualquier destino.
Detened mi rumbo si os place,
que mi rumbo, no es ningún rumbo.
Soy la loca y abierta poesía,
la única libertad.
La última borrasca sobre el mundo,
y también soy, la dirección de la borrasca.
En el propio centro de mi ser flamea el hombre.
Y sobre mí,
tu cuerpo de pantera amenazada.
Garras de bestia,
en el propio centro de mi corazón de niña.
Nacarada mortaja sobre mi cuello,
tus dientes,
blancos, roja sangre,
para la fiesta de los amantes encadenados.
Nácar y ausencia.
Palabras abiertas como manantiales.
Efímera luz
y al mismo tiempo, eternidad marítima,
pulpo estremecido en todas direcciones.
Perfecto plan para el hastío.
Incompletud,
Imperfección,
casi sublime impotencia de ser.
Y por eso, precisamente, a nadie pertenece.
Ella es universal, atlética y deforme.
Inexperta e impune a la vez.
Marca definitiva en un destino.
Desvío definitivo en una locura.
Entre sus brazos,
todo es carne volcánica.
Tiempo,
de sobrepasar también el tiempo.
Un fin de siglo a caballo de la Poesía.
Y que todos los sueños se hagan realidad,
no es un buen motivo para que la Poesía,
abandone su vértigo, su empecinado batallar,
contra todas las realizaciones,
también,
las realizaciones de nuestros propios sueños.
Brindo por la revolución,
porque nací en su tiempo
y por ser éste el tiempo de la furia
brindo por el amor a la revolución
y en ese amor,
bebo la sangre
y también,
bebo la poesía de la revolución.
Levanto mi voz,
como se levantan los estandartes,
para brindar por la mujer,
porque Ella es, de la revolución, su poesía.
En el intento de universalizar mi canto,
pongo sobre mi cuerpo las sedas del ocaso,
aprieto entre las piernas ferviente humanidad,
terráqueo sin medida
PALABRA ROTA,
descuartizado ser hacia el espacio,
brindo por mí.
Soy el cuerpo de la Poesía,
un canalla dispuesto a llevarse todo por delante,
también,
tu sonrisa de boba,
comiéndose las uvas a cualquier hora de la noche.
¡Oh lujuriosa tristeza!
me escondo en ese último racimo para morir,
entre tus dientes nacarados
-baba del siglo-
campanadas como de locura dentro de tu boca.
Delicado y fugaz,
me parto en tus entrañas como el cristal del tiempo,
como el cristal que suena en la garganta cósmica,
canción del universo.
Hago de las astillas una flor.
Dejo que los más pequeños rompan la flor entre sus manos,
y arrojen al viento las partes más bellas de la flor.
Estoy acostumbrado a cabalgar entre furiosas plantas,
árboles como furiosas bestias humanas enloquecidas,
en cualquier dirección y sin embargo,
cabalgo con elegancia.
Guardo las formas de aquel
que sabe vivir entre los muertos.
Caballero de la poesía,
monto en pelo
a lo indio,
una yegua con alas.
LA POESÍA PIDE LIBERTAD
y no precisamente una libertad medida por banderas.
La Poesía pide una libertad soberbia,
todo el Tiempo,
toda la maravilla de lo desconocido en esa libertad.
No una libertad que se deje posar en una estatua,
sino más bien,
una libertad que destruya todas las estatuas.
Ella ambiciona en esa libertad,
ser permanente presencia de lo humano.
Ella grita furiosa entre las piedras:
o todos o ninguno.
GARGANTA UNIVERSAL,
mientras sobre la tierra alguien no pueda el hombre,
no habrá hombre.
Cada hombre un hombre.
TEMBLANDO,
y entre el temblor el humo del cigarro
y termino llorando envilecido porque no puedo más
y en medio de tanta miseria, una grandeza:
el deseo ferviente de ser
esa libertad
ese hombre.
BESTIAL, libre también de libertad,
ella me hace saber que no podré.
Su libertad es infinita.
Más que una danza para ser bailada por todos,
una danza,
que tenga de todos el movimiento más preciso.
Viaja sin aparente retorno y no lleva,
ni armas ni alcohol para la travesía.
Sólo
humo y misterios.
Sangre y vergüenzas,
leches marinas,
pechos turbulentos para las bocas más sedientas,
opulento semen ascendiendo por las nacaradas paredes
de tu celda,
son todavía, tan sólo, onomatopeyas de lo humano.
Un intento, vano como otros,
de capturar con el nombre lo nombrado.
Mi tiempo no responde a ninguna cronología.
Mi locura infinita.
Entre bellezas marinas, rasgo tu piel,
te detecto imprecisa entre las leves hojas de papel.
AL VIENTO.
AL TIEMPO.
A LA POESÍA.
Tenaz entre tus muertos,
loca y viva, iridiscente ojo molecular,
llama de amor, la poesía,
tenaz álgebra purificadora, ardiente antiséptico,
contra los pequeños animalitos del bosque.
Nervio nocturno y luz. Músculos y masacre.
Carnes, vendimias de la carne. La poesía, tenaz en el futuro,
contra lo que pueda oler a podrido.
AL VIENTO. AL TIEMPO. A LA POESÍA.
Diosa indiscutible,
serpiente única capaz de ahogar mil páginas en un verso.
Metáfora ardiente de todo lo vivido.
Cien mil grados,
derritiendo a los pequeños dioses de la moral.
Fui libre todo lo que quise.
De tanta libertad,
me fui llenando los ojos de violentas miserias.
La soledad y el hambre en cada libertad,
se apoderaban de mi mente.
Y me quedaba rumiando la libertad,
como si la libertad fuera un pasto salvaje
y yo, una fiera.
Mordía una vez más ese vacío, inútil libertad
y salía a la calle
y los mercaderes me miraban con malos ojos
y algunos amigos me decían,
estás adelgazando,
seguir así,
te llevará al silencio.
Alguna tarde morirás.
Muerto,
yo los miraba entontecido sin comprender.
Envolvieron mi cuerpo con delicadas prendas,
como nunca nadie me había visto
y se gritaban unos a otros:
LA LIBERTAD VIVÍA EN ÉL.
LA LIBERTAD HA MUERTO.
Miguel Oscar Menassa

LA GUERRA

 
La guerra,
hoy estuve pensando en los señores y la guerra.
Y tengo que decirlo, aunque nadie lo crea,
mil litros de sangre coagulada rompieron a llorar.
El vientre de mi madre partido en mil pedazos,
sus brazos, sus amores, sus nervios congelados.
Mi padre, su mirada quebrada por el tiempo,
mi padre muerto, podrido, agusanado
y mis tristes hermanos y yo mismo, viviendo de silencios .
La guerra,
hoy estuve pensando en las señoras y la guerra.
En mi pueblo nadie dormía bien,
el corazón de la ciudad vivía alborotado.
Las mujeres tejían por las noches trapos de sangre,
los hombres murmuraban, urdían venganzas, se morían.
Los más jóvenes vestían de luto permanentemente
y los pequeños ángeles futuros morían antes de nacer
y mis tristes hermanas y yo mismo, muriendo de silencios
La guerra,
esta vez, también, será con otros.
Hablaré con las voces ocultas de la tierra,
con aquellos muertos que fueron, totalmente,
privados de su libertad.
Hermosos muchachos, llenos de energías,
muertos antes de tiempo.
Soy esa grandiosa energía liberada,
nadie podrá conmigo, soy un millón de muertos,
el himno que la muerte reclama para sí,
lo negro de lo negro,
los brillos de lo negro,
las esmeraldas de la muerte.
Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad"

Recital de Poesía

El sábado 17 de diciembre, a las 19,00 horas,
tendrá lugar el recital de poesía
LA MUJER Y YO,
a cargo de Miguel Oscar Menassa
...
Grupo Cero
c/Princesa, 13, 1º Izda. Madrid
Información: 91 7581940

martes, 13 de diciembre de 2016

ADIÓS CULTURA MI SEÑORA


Cuando pequeño escuchaba hablar a los mayores:
Ella, un día, abriría sus puertas,
para que yo entrara, por fin, a la vida.
Joven príncipe entrando al palacio que le corresponde.
Yo crecía
y mis amigos crecían
y todo era esperanza.
Estábamos aniquilados por una ilusión:
Ella un día abriría sus piernas, sus puertas, sus ventanas
y nosotros entraríamos en ELLA como ELLA en nosotros
y, en ese instante, el reino de los cielos en la tierra,
sería la cultura.
Con el tiempo, esperando y haciendo nuestras cosas,
-esperando de día, haciendo nuestras cosas por la noche-
fuimos transformando todas las ilusiones en banderas.
Salimos a la calle para gritar:
¡la cultura es nuestra!
¡la poesía al pueblo!
¡la mujer a la poesía!
Gritábamos de todo, después,
percibimos los aullidos de Hiroshima,
empobreciendo cualquier dolor.
Dejamos de gritar.
Con los dientes apretados,
con una palpitación interior, increíble,
como si la vida fuera eso, apretar los dientes.
En la quietud de ese silencio pasaron años.
Éramos empecinados, amábamos con fervor las ilusiones
y esa pasión entre los hielos,
fuego brutal que aún me sobrevive
y canta en el propio centro del silencio mortal,
-que me sobrecoge para matarme-
una canción,
última entre tus brazos.
Adiós,
viejo deleite cuando niño
y pensaba llegar a las estrellas.
Mi señora, guardaré en mi corazón las huellas
de haber hecho el amor con usted y algún día,
no me lo perdonarán y, sin embargo, me confieso:
Yo fui feliz entre sus carnes de violetas
Cuántas veces un soneto hizo estallar mi corazón de porvenir.
Cuántas veces la armonía, la perfecta armonía, vuestro Dios,
hizo que de mis ojos cayera una lágrima.
Y acunando a mis hijos,
supe recitar, acompasadamente,
de los grandes poetas, los mejores versos.
Y viajé por las sílabas buscando la longitud exacta de la noche.
Y calculé el destino de una vocal durante años.
Y me até a las palabras.
Y viví maniatado entre las hojas de los libros.
De seguir por ese camino me tocaba la gloria,
más, una tarde, inexplicablemente, comencé a crecer.
Las palabras no cabían en las frases.
Las frases se caían de la página.
Mis sentimientos agrandaban el corazón del mundo peligrosamente.
Y al caminar,
tropezaba con las palabras
y caía.
Una
y otra vez.
Y las palabras se metían por mis ojos abiertos
y me dejaban ciego, y ahí,
precisamente, vacío de negruras,
transparencia donde la blancura hace pensar en el infierno,
la Poesía me tendió su mano y en esa algarabía,
-borrachos de habernos encontrado-
rompimos,
trastabillando juntos, todas las barreras.
Ella deformó su ser en el encuentro
y yo,
entregué mi vida en el adiós.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

miércoles, 30 de noviembre de 2016

FLAMENCO, TANGO Y POESÍA

No se pierda algo que ha ocurrido por pimera vez en el mundo:
"Un amor imposible se ha hecho realidad:
Flamenco, Tango y Poesía"

Miguel Oscar Menassa, el poeta del tango
Virginia Valdominos, el ángel gitano
Con el acompañamiento de las guitarras flamencas de
Antonio Amaya y Rafael Andújar
y la participación especial del Gran Salmerón


Mañana, jueves 1 de diciembre, a las 22.00h

Teatro Quevedo
c/Bravo Murillo, 18
28015 Madrid

jueves, 24 de noviembre de 2016

LA POESÍA HA ROTO LA PALABRA


La poesía ha roto la palabra,
ha extendido la frase al infinito,
ha bordado, sin hilo y sin aguja,
el corazón de la quebrada voz.

Hubo un sentido
que se abrió en mil pedazos,
hubo un amor tan grande
que nadie pudo amar
y hubo, mi amor, mi amada,
grandes amantes crueles
que hacían el amor
con las palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

viernes, 18 de noviembre de 2016

LIMITE UNO: EL AMOR


Recuerdo
tu vientre de pantera
destrozado.
Mis dientes.
Tus garras
hechas cenizas en mi rostro.
Tu ferocidad perfecta detenida
en mi belleza perfecta.
Recuerdo el agudo violín
entre tus piernas
sexo desesperado
intentando
los sonidos del cielo
tensando infinitamente
hasta no poder más
tu cuerpo en el espacio
para alcanzar
los bordes de mi voz.
Yo cantaba
como si fuera natural
en el hombre cantar.
Registrar lo sublime
y tu música
alta como las cumbres
que nacen
por encima de las cumbres
nieve dolorosa y eterna
tu música
se detenía para caer
sinfonía final
descuartizada bruscamente
tragada por el temblor
oscuro de mi canto.
Yo tocaba el tambor
y la volvía loca.
Cuando se volvía loca
y no le importaba
ya la música
se perfumaba para mí
y conversábamos
de lo difícil que es cantar.
Bebíamos alcoholes
bebíamos alcoholes y fumábamos
lentamente nuestras miserias.
Ella me decía y yo le decía:
Quiero inundar
con mi locura el universo.
Y más allá ¿qué harás?
después del universo.
Ella se quedaba en silencio
y yo le decía:
Esta mañana te hizo mal jugar
a ver quién llegaba más alto
con su canto.
Le acaricio la frente y le digo
ni te llegué a ganar
dejaste de jugar a lo sublime
asustada por el temblor
de esos tambores de la selva,
sonando en pleno cielo.
Ella hacía una mueca
y yo me quedaba en silencio.
El viento rozaba
levemente nuestros cabellos
y ninguno de los dos
conocía el desenlace.
Cuando no sabíamos qué hacer
fumábamos
y era divertido cuando fumábamos
ver cómo el humo
formaba a su alrededor,
delgadas columnas de cristal
varas finísimas
de mimbre y de marfil
para que su cuerpo
tuviera esa presencia
iluminada y cantarina
y a la vez esa lejanía.
Ella me decía y yo fumaba,
para que no faltase el humo
en la construcción de su grandeza.
Cuando fumamos
te pones como un idiota,
no haces otra cosa que mirarme
y me avergüenzo
y deseo escuchar
el estallido de mi deseo
y te veo ahí
tan callado en tus ojos
y soy atrapada
por el leve murmullo de tus versos
como cuando jugábamos esta mañana
a lo sublime y no lo puedo creer.
Dime ¿quién eres?
la calma del mimbre
o la belleza del marfil.
Orangután sin voz
o cristalino
canto inolvidable.
Y se agarraba la cabeza
con las dos manos
y se zambullía en mí
como en el mar
gritando
almeja delirante
no puedo más.
Se retorcía en mi vientre,
buscando pez compañero
divinidad marítima
que le mostrara
los secretos del mar.
Se alimentaba con mi semen
y a ratos
levantaba la cabeza para decir:
Todo es hermoso. Gracias.
Yo
iba saliendo de mi sopor
como podía.
Ella
acurrucada pequeña
grandiosa en mi vientre.
Su belleza perfecta
detenida
en mi ferocidad perfecta.
Yo le decía
mientras ella agonizaba:
Ahora que estás muerta
quiero que bailes como bailan
los peces en el mar
las noches que lo poético
invade sus entrañas.
Ahora que estás muerta
quiero que bailes para mí
una danza de amor
y nada de vuelos nocturnos
hoy
nos quedaremos
a dormir en casa.
La sacudo
para que abra sus ojos
la levanto en mis brazos
y la tiro contra el techo
de la habitación
y ella
cae varias veces
pesadamente al suelo.
Se terminó el juego
me digo
ella está muerta.
Y comienzo a buscar
con mi boca en su cuerpo,
el diamante perdido.
Y sus movimientos
vuelven a ser como de camelias
y frente a mi sorpresa aúlla
y en ese aullido
toca los confines del cielo
y esta vez lo sé
no habrá poema
que contenga ese grito.
Cuando volvía,
despeinada y maltrecha
me decía:
Eres un tonto
me veías volar y ni siquiera
intentabas alcanzarme.
Así cualquiera vuela alto.
Cuando volaba,
te veía sobre la cama esperándome
y cada vez más alto
me volvía más loca.
Inmensidad cerca del cielo
en esa soledad más que gozar,
el espanto se anudaba en mis ojos
y aterricé rápidamente
y ahora te prometo
volar siempre contigo
y en ese gesto
una vez más
moría.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

jueves, 17 de noviembre de 2016

ESTOY CONTENTO DE TANTO HABER AMADO


Estoy contento de tanto haber amado,
de tanto haber llegado al confín de los besos,
contento de habernos abrazado por las noches...
envueltos en los vapores del silencio
al vivir lujurioso de la carne y el fuego,
la espléndida y loca pasión de las palabras.
Contento de levantarme una mañana,
con las pupilas húmedas manchadas por amor.

Fue un siglo de locura, crecimos en todas direcciones,
odio y amor se agigantaron,
la pobreza llegó hasta la riqueza,
la necedad y la bella locura poblaron monasterios,
las enfermedades que produjo el amor
llegaron hasta el alma poblando los silencios,
en su afán de morir, el hombre inventó virus
que atacan, con fervor, el pensamiento.
Después, hay que decirlo,
en el corazón de la música
este siglo se rompió la guitarra,
el violín de las guerras fue lamento que,
volando hacia los cielos,
alcanzaba el dolor.
La trompeta fue aullido y el aullido fue canto,
hasta el saxo bramaba alguna piedad.
Hubo tambores de locura, este siglo,
que explotaban sonando como esferas de luz.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

lunes, 14 de noviembre de 2016

10 de septiembre de 1967, Madrid


y los demonios de la verdad, anunciaron la muerte.
Temo a lo más superfluo.
No tener una casa,
no tener pan.
ausencias.

Temo ser todo por venir,
temo el olvido.
Andá y matá.
Extrañas palabras en el oído del que iba a morir.
Andá y matá.
¿ Y de dónde tomaría la fuerza el moribundo?
Mis armas:
estas pequeñas,
amadas palabras,
juntadas al azar.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal"

miércoles, 9 de noviembre de 2016

CONSEJO I


No te detengas
lo que nada lo puede
lo podrá tu amor...
lo que no puede tu amor
lo podrá tu deseo.


Y si tu amor y tu deseo no pueden
el estallido debe haberse producido
seguramente en tu corazón, en tu cabeza.

Repliégate.
Húndete en el mar.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"

miércoles, 2 de noviembre de 2016

JUEGOS PROHIBIDOS


El mundo es un giro de viento;
abre las puertas detenidas;
yo abro las puertas,
yo soy el mundo.

Hablo a las baldosas
con la lentitud ingenua
de la renovación,
yo me renuevo.
Salto las ventanas viejas
de un barrio pobre
y amo a las muchachas
aun despiertas.
Les dejo el corazón
y luego parto.
Conmigo queda el aliento
que más tarde doy
por las calles de aquí,
por donde caminamos todos
todos los días.
Al llegar a las esquinas frías
me detengo,
miro el cielo:
no es imposible.
Y vuelo entonces sobre esta sonrisa atlética
para cubrir
algunas faltas de amor.

Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia"

martes, 1 de noviembre de 2016

ADOLESCENTE PESCADOR


Adolescente pescador de enamoradas viejas
gran pescador de trufas
de muchachas alegres como el sol
de alguna fija para jugarse el alma.
Yo, gran cazador
gran manejador de redes solitarias
de redes para la soledad
de redes especiales
para cazar
tímidos corazones.

Cansado de ver morir
caliente
tanta gente
un verano de tarde
por los jardines públicos
por las calles públicas
por los baños públicos
puse mis redes silenciosas.
Después me dije
el tiempo es necesario
me aconsejé
tomar café sin ninguna leche
todas las mañanas.
Me aconsejé sentarme
le dije a una mujer
que se sentara al lado mío.
Tu culo fresco
le dije
sobre la tierra fresca.
Nos dimos un gran beso de amor.
Ella me dijo sus maneras de entretener la soledad.
Mostrar sus piernas o moverlas
según el frío o nuestras costumbres,
sentarnos al lado de un hombre
y dejarnos tocar
hasta sentir la necesidad de ser madres.
A veces, se entiende,
vendemos perlas a los hombres
alocados, perdidos en el sol.
Perlas orientales
perlas blancas de amor
pedacitos de perlas, dispuestas
generalmente sobre nuestro vientre
perlas, en fin, en forma de collares a dos vueltas
para estrangular mejor

me dijo
perlas violentas.

Miguel Oscar Menassa
De "22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos"

domingo, 30 de octubre de 2016

AMOR PERDIDO. BUENOS AIRES II


Estoy perdido entre nubes de olvidos, tangos,
una multitud abriendo a puñetazos, un futuro.
Hombres desesperados de amor, mujeres al viento,
hombres, mujeres, flameando banderas de impiedad.


La voz del pueblo levantándose sobre todo delirio.
La voz del pueblo gritándose a sí misma, ser voz.
Un pueblo entero quebrado por un grito: no va más,
ya nunca más volveremos a implorar de rodillas.

Y haremos una canción con nuestro cuerpo,
para que la canción dure una eternidad
y en la canción, flotando, nuestro cuerpo.

Y pondremos en la canción, fuerte, todo el recuerdo,
la memoria infinita, de juventud, de nuestros pasos,
para que la canción llegue, en el aire, hasta nosotros.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

jueves, 27 de octubre de 2016

A LOS CINCUENTA AÑOS


Nada del corazón que ya no tengo
ni nada de la cabeza que ya se fue.
Nada de grandes guerras que no terminan
  y nada de amor, amada, hoy toca vivir.


Hoy, toca el canto, sin apuestos cantores
El baile sin pareja, la música sin fondo
hoy toca que te toque alguna fibra inexplicable
ese nudo imposible que no se puede hacer.

No el tejido del alba, ya conocido
ni la sencilla roca partiéndose de amor.
No viene no, la muerte, ni la peste, ni el hambre.

Ni la extrema lujuria del opaco silencio
hoy viene amada, en el poema, un aire
un viento, estremecido, de vida sin dolor.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

martes, 18 de octubre de 2016

Veo abrirse futuro en tus entrañas


Veo abrirse futuro en tus entrañas,
veo inflamarse mi corazón de dicha.
Ataco sin piedad mis versos anteriores
y escupo la cara del oro y la miseria.
Soy el loco Siglo Veinte, estoy espantado de mí.
Hago el amor y contraigo enfermedades incurables.
Trabajo con ahínco y deseos para ser explotado.
Escribo bellos versos para metérmelos en el culo.
Todo está calculado para mí, menos mi ansia.
Todo está computado para mí, menos mi deseo.
Todo está ordenado para mí, menos mi hambre.
Cuando escribo se rompen los relojes
y ese futuro abierto en mis entrañas,
se libera, se hace carne en el mundo.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista" 

miércoles, 12 de octubre de 2016

SALVE I O MARIA LA LOCA

 
Para recordar reúno las palabras
de la alegría de otros tiempos
tu cara de mujer.
Vivías simplemente en el cordón de la vereda
con tus pies bañados por el agua podrida de la calle
y el corazón
violento corazón donde mis años corrían lentamente.
Te llamaban la loca María
María la bruja
María la que alojaba en su mirada
el tiempo de morir.
Aquella opaca y misteriosa señora
que tenía en sus brazos ágiles bailarinas.
Como una maga María, como una dulce maga
encantabas mis sueños infantiles
y arrojabas en mis desolados castillos, tu presencia.
Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"

martes, 11 de octubre de 2016

EL HOMBRE Y YO -4-


Niño y anciano
preguntándose, al unísono,
los acordes posibles
del mundo en que vivimos:
Parece que la vida no comenzará nunca.
Parece que la vida ya se terminó.

No se cuál de estos hombres
será mi dueño un día
mas comienzo diciendo una verdad:
la lucha es cruel,
las ambiciones imperfectas.

Miguel Oscar Menassa
De "El hombre y yo", 2005

1 de Mayo de 1981, Madrid. Última hora


Escribir un poema
y hacer el amor son
mis únicas preocupaciones.


¿Con quién hace el amor
un hombre que vive encadenado?
¿Cómo puede escribir un poema
un hombre que no conoce la libertad?
Hay días que me veo encantando serpientes.
Lujosas cobras como bandadas de calandrias
cantan sobre mis hombros.
El repiqueteo constante de mi voz
ha transformado sus entrañas.
El movimiento reptante .
de mis labios de marfil al hablar
anula repentinamente sus razones :
y yo soy ella.
Palabras como manos preocupadas
por los más leves movimientos.
El roce de un cabello con otro cabello
las pequeñas chispas
que se desprenden
de los ojos
el murmullo de las pieles deslizándose
unas sobre otras
anticipan que mis palabras
serán tragadas por la noche.
Ella deja de cantar y mis labios
bordan ahora los silencios.
Liberada del ruido ella repta
y toma posición de combate.
Mi cuerpo desnudo tiene
la palabra hermosura
untada en la piel.
Ella se enternece
por el milagro de mis formas
y repta
ahora envilecida
por la voluptuosidad
de sus propios movimientos
y desea besar
de toda la belleza
mis labios de marfil.
Cuando se detiene
es para decir que todavía
no ha comenzado el amor.
Y recorre mi cuerpo
como si mi cuerpo fuera
el camino hacia la montaña negra
y deja que su cuerpo
recuerde en silencio
mis palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

martes, 4 de octubre de 2016

HE VUELTO DE LOS MÁS NEGROS ATARDECERES


He vuelto de los más negros atardeceres
y he vuelto con las manos vacías, ciegas.
He dejado tirado al borde del camino
mi pequeño poeta enamorado del amor.


Me dieron unas monedas de oro y plata
y una pequeña soga de seda oriental
para ahorcarme feliz y arrepentido
al darme cuenta que el oro ya no brilla.

El camino donde perdí al cálido poeta
quedó clavado en el desierto del tiempo
en lo profundo de un instante de locura.

Cada palabra se transformó en una piedra
todo amor se conjugó en pasado remoto
toda luz fue noche, todo color, vacío.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

lunes, 12 de septiembre de 2016

YO PECADOR I


Me seducen los aros y los colgantes coloridos
las piedras coloradas y los rubíes
y las sencillas violetas en el rincón del patio. ...
De las vidrieras me atrapan los tonos amarillos
el sol contra la puerta cancel
y el color ocre de la galería en Chiclana.

Hierro forjado a mano por suaves forjadores
en el estilo imperial de la muralla china
hacia el oeste se extendía solemne el patio de mi casa
y hacia el misterio de la calle, el precipicio.
Después del precipicio la plazoleta verde
lejana inalcanzable
como la tierra prometida.
A mí
cuando pequeño
me separaba de la calle una escalera
una escalera blanca
con dos barandas verdes de cedro a los costados.
La idea fija era volar
una tarde, verano en Buenos Aires
el patio era un desierto.
Sólo un valiente se animará a cruzarlo.
Me puse las botas me coloqué la máscara antigás
y en cuatro saltos alcancé el rincón del patio
donde crecían las violetas.
La puerta cancel quedó a la vista.
Mientras los enemigos dormían atontados
por el alcohol del mediodía,
me paré en el primer escalón de la escalera.
Abrí mis brazos. Respiré profundamente
dispuesto a todo
y perdí los sentidos
cuando me invadieron por primera vez
los olores lujuriosos de aquel sombrío patio.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"

miércoles, 7 de septiembre de 2016

EL CUARTO DE LAS GOLOSINAS


Qué mujer
cruzaría sus piernas frente a mí
para mirarme
sentirse mía
cansarse en mi cansancio.

Quién concluiría su gesto
para amarme
en este pedacito que soy
de sed y de nostalgias.
Porque todos
nos encontramos algún día
y nos miramos
–en las muchachas quietas
en los caminos cortos–
pero luego
es tan difícil dormirse
-sin el humo del cigarrillo amigo
ardiéndonos los ojos-
que ya se han ido todos
y la apretada hendija de mi alma
cada vez más pequeña
cada vez más cerrada.
Quién podría amarme
en este pedacito que soy.

Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia", 1961

lunes, 5 de septiembre de 2016

CARNAVAL DE LA TERCERA EDAD O CÓMO LLEGAR A LOS 100 AÑOS


Somos la tercera edad
y en el carnaval estamos
para festejar la muerte
de todo lo que hace mal.


Me hace mal, me hace mal,
gritaba la señora,
que después de los setenta
todo el mundo te respeta.

A mí me divierte mucho
pero me hace mal, muy mal,
que cuando hablan los jóvenes
defiendan no saber nada.

Yo soy una mujer libre
y tengo setenta años
pero trabajé a destajo
desde que cumplí los diez.

Y si alguien se sorprende
de que yo vivo tan bien
casi sin enfermedad
y la piel una pintura,
yo les quiero aconsejar:
para no morir en vida
hay que bailar y follar
en cada oportunidad.

Y si nadie quiere
bailar ni follar
leeremos un poema
y no nos irá tan mal.

A la letra, a la letra,
dice la muchacha.
Ábrete un poquito
le dice el mocetón.

Y el poema viene y va
y al mundo todo entretiene
cuando las palabras dicen:

Tonto, tonto, tonto es
el que se pone a pensar
cuando le toca bailar,
cuando le toca vivir
el goce de los setenta.

Me hace mal, me hace mal,
que a los setenta años
mis nietos no me dejen
ver la televisión.

Y dale con que al abuelo
la guerra le hace mal
me perdí cuatro películas
y las noticias, fatal.

Y después, temen mostrarme
los programas infantiles
por las dudas algún chiste
me toque muy bien los nervios.

Y después, de lo sexual,
ya nadie me quiere hablar
como si yo apestara
o no sintiera ya nada.

El otro día escuché
que se contaban un chiste
donde era fácil escuchar
del lobo el intenso aullido.

Le preguntan al abuelo
cuánto tiempo ha pasado
que con la abuela no hacen
pim, pam, púm, pim, pam, púm.

El abuelo, pensativo
y levantando los brazos
produce un aullido tal
tan potente y prolongado
como indicando: Que allá,
alguna vez ha gozado.

Pero hay algo que no saben
los ingenuos comediantes:
que el abuelo galopó
yeguas de cualquier pelaje
y a la mujer en su corazón
le hizo un pequeño trono
y la dejó sentada
casi dos semanas
mientras él bailaba
en el carnaval.

Cuando despertaron,
ella, embellecida,
dijo que lo amaba
y que su amor
sería para siempre,
para toda la vida.

¡Toda la vida! no me gusta
hace mal, muy mal,
gritaba el abuelito
mientras bailaba el can can.
Mas ella enternecida,
le respondió con gracia:

Ya sé, no soy la única
ni cuando te cocino
la tortilla de patatas.

Miguel Oscar Menassa
De "Carnaval de la Tercera Edad"

sábado, 20 de agosto de 2016

COMO ELEFANTE TRISTE


Deseo hacer el amor en pleno verano,
como en mi tierra hacían los sin-tierra,
se reclamaban los unos a los otros...
y ya no había amor.

Hacer el amor, me digo, con determinación,
con cierta alevosía,
como les pasaba a las mujeres de mi pueblo,
con sus amores únicos.
Hacer el amor hasta romper
el equilibrio que me permite amar.
Como las flores que agonizan,
quemadas, rotas,
por el mismo sol que les dio vida.
Ahora, en esta lenta mañana de verano,
quiero que el viento produzca,
ese sonido, agudo y desgarrado,
del amor sin barreras.
Como hacen el amor las mariposas,
donde gusano y alas,
se juntan para morir.
Hoy quisiera practicar el amor bestial.
Como los cerdos hacen y las gaviotas,
y los vampiros quietos y las vacas.
Hembra y macho, animales en celo,
sin palabras.
Y un día dije:
hoy quiero amar todo lo que pasó.
Y mi vida se llenó de muertos.
Confieso haber sido como ellos,
llegué a gozar sentado en una silla,
quieto, sin alma, esperando un verso.
Y, después, me gustaría amar,
de país a país, de océano a montaña
y dejarme caer como los soldados
que mueren abrazados al arma que los mata.
Tengo que amar, me digo, tengo que amar.
Como aman los jóvenes en primavera,
sin importarles nada, burlándose del mundo.
Me gustaría, porqué no, hacer el amor
tendiéndome en un verso,
como las letras,
las palabras hacen
y me pongo celoso
porque no puedo tanto
y lloro como una mujer,
lo que defendiendo como hombre
no sirvió para nada.
Amar, hoy me dejaría amar.
Sería el hombre muerto-vivo,
que la mujer desea.
Quedarme quieto, digo,
atarme, sin más, al porvenir.
Besar la boca que besa el universo
y apagar la luz.
Hoy es una tarde calurosa
de verano en Europa.
Y quien se lo imaginara
no hubiera podido nunca
imaginarlo así:
Sentado y escribiendo,
haciendo el amor en las cloacas de mi ciudad.
Conociendo a fondo la vida cotidiana.
“Amor y odio se parecen”
amor y odio se parecen,
gritaba el condenado
y se abrazaba
con ardor a sus propias palabras
y amaba
todo lo que no podía ser y caía,
se dejaba caer sobre su cuerpo.
Así quisiera amar, así quisiera.
Con el alma partida de soledad,
sin que nadie me vea llorar por lo perdido,
como elefante triste que no verán morir.

Miguel Oscar Menassa
De "Llantos del exilio"

domingo, 14 de agosto de 2016

AMOR PERDIDO. LOS INDIOS - II-


Esta vez soy el indio que no hará la guerra.
Esta vez soy el indio que no someterán....
Esta vez soy el indio que habla las palabras.
Esta vez soy el indio que se libera en versos.


No véis que ya no quedan puñales en mis ojos,
ni lanzas a caballo corriendo hacia la muerte.
No véis que Cristo ha caído de los Andes,
que ya no quedan, en mis ojos, plegarias.

Esta vez soy el indio que viene del futuro.
  No tengo tesoros que guardar, ni templos,
ni mujeres enamoradas, ni tierras fértiles.

No haré la guerra ni el amor, ni escaparé, cobarde.
Provengo de sumergidas Atlántidas del verbo.
Soy el indio poeta, esa civilización imposible.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

viernes, 12 de agosto de 2016

Noche 1958.- Cada uno paga y pone aquello que necesita poner y pagar, no lo que el psicoanalista necesita cobrar o la Institución, que sus miembros paguen.

Tanto para el psicoanalista como para la Institución, es producir más pacientes y candidatos de los necesarios para funcionar.

Una producción más allá de lo necesario permite al psicoanalista desear (es decir, única forma de la interpretación) y a la Institución pensar nuevas formas de convivencia, sin las cuales sería imposible la creación en una institución.

Sin introducirnos en el campo del deseo, no se puede pensar en un estado de bienestar.

Dejarme de preocupar por la gente es también darles libertad.

Miguel Oscar Menassa
De Las 2001 Noches -y 393 noches de repuesto-

sábado, 21 de mayo de 2016

TORO SENTADO EL VISIONARIO -I-


Aquí,
toro sentado,
amante del silencio
  Miro el sol,
es el atardecer,
y sé,
que todo es efímero.
Vendrán eras atómicas,
y arrancarán de cuajo nuestro reino,
del centro de la tierra.
El sol caerá,
como un fruto podrido,
como un pájaro herido,
en pleno vuelo.
Detrás de las colinas
veo para el hombre,
sangre y basura,
un silbido helado y nocturno.
Aquí,
sentado,
amante,
toro del silencio,
veo para el hombre,
detrás de las colinas.
La muerte.


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -II-


Pequeño árbol de la colina,
estalla en la señal.
Desde sus raíces,
fuegos artificiales
se encienden
entre el aromático perfume.
Quiero decir
que nuestro pequeño águila de trueno,
también,
ha muerto.
Dulzura,
la dulzura de sus labios,
su vuelo etéreo.
Su franca risa,
cuando se burlaba de la guerra.
Conocer,
conocía -murió por eso- en la propia colina,
el estallido sangriento,
del árbol del amor.


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -III-


Anochece, ahora, en nosotros,
y la blanca espuma de la rabia,
lo envuelve todo.
La vida se entretiene en los olores.
Todo procede,
desde más allá de la colina,
también,
nuestro final.
Envejecí sentado,
aconsejando a mis muchachos,
detenerse,
frente a cualquier maravilla de la tierra,
frente a cualquier tontería de la naturaleza
contra los sentidos.
Y sin embargo,
me decido,
quiero morir de pie.
Y si es necesario,
atado a mi caballo.

Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO - IV-


Esta noche,
la última,
quiero fiesta....
Una agonía lenta,
hasta el amanecer,
con fuego de licores,
con nuestras drogas de la visión perenne
y la famosa,
brillante pinturita para indios,
en nuestro rostro,
en nuestro pecho moldeado por la vida,
en el arquitectónico culo,
de las bellas mujeres.
Rojos tambores,
artistas del ruido,
para la danza.
Cada hora,
danzando,
es un milagro de la vida.
Cada hora,
danzando,
se transforma en milenios.
Ser,
con este ritmo,
os lo aseguro,
seremos históricos


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -V-


Y la noche de la ardiente locura,
de la locura colectiva,
pasó lentamente....
Y todo el ritmo
y toda la algarabía del tam-tam,
-violento y rojo de ira por el amanecer-
fueron,
nuestras historias.
Todo fue,
grandeza
tras grandeza.
Ninguno de nosotros lloró,
porque llorar,
no conocía el corazón del indio.
La marca,
la verdadera marca de la historia,
para nosotros,
fue la altanería,
la soberbia.
Nunca fuimos humildes,
más bien,
sórdidos.
Sabíamos,
que más allá de la colina,
al hombre,
lo esperaba la muerte.


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -VI-


Y sin embargo,
ese día,
la guerra,...
no fue dura,
para mis muchachos.

Se trataba de un duelo,
-una fina competición entre valientes -
yo
tuve que matar
y en ese gesto,
donde todo era nuestro,
-donde con la violencia de la verdad,
quedaba claro,
que el poder,
que el bendito todo poder,
era nuestro cuerpo
perdimos,
la última batalla.

Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -VII-


Y vi,
-mi alma sumergida en el mortal veneno,
de la supremacía-
la visión transcósmica,
una visión,
más allá de la vida.
Los abismos, las piedras,
-que embrutecían y alegraban a la vez,
nuestro horizonte-
las más altas cumbres,
los pájaros de fuego,
-la cálida metralla y el alcohol-
y nuestra propia manera de vivir,
todo,
contra nosotros.
Inmerso,
en semejante y juvenil locura,
inventé la vejez y propuse,
para los más ancianos,
la muerte súbita.
Tanta fuerza,
quise imaginar,
sería suficiente,
para echar a volar,
algunos hijos,
algunas palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

TORO SENTADO EL VISIONARIO -VIII-


Después de la masacre se dieron cuenta,
que nuestras mujeres,
también tenían,...
el don del amor,
la gracia de saberse inmortales.
Y si digo que ultrajaron sus cuerpos,
o las sometieron a las más duras pruebas,
lo digo por decir,
porque nuestras bellas amantes,
vivas durante cinco siglos,
lo soportaron todo
y tuvieron entre tanto,
hasta el último hijo necesario
y transportaron,
entre las mutilaciones de sus cuerpos,
ocultas,
nuestras pocas palabras.
Nunca fueron tristes,
en hijos y palabras fue todo porvenir.
Crecieron como crecen,
famosas sudestadas,
volcánicos murmullos.
Crecieron,
sin saber,
amantes,
del armonioso jugo de los vegetales,
y de sus propios excrementos,
fueron millones


Mguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

sábado, 19 de marzo de 2016

lunes, 29 de febrero de 2016

LA VIDA VIVE EN MIS PALABRAS


La vida vive en mis palabras, el goce en mi voz
y vosotros, tendréis que resolver el acertijo.
Soy una herida abierta que sólo se repite sin dolor.
Soy una pulsación, sin ritmo, ni latidos.


Algo del ser que ya no fue sino representado.
Un hilo de luz en la montaña abierta y desolada,
pero sin que hubiera de haber desolación,
ni montaña, ni hilo, ni tan siquiera luz.

No soy el humo que parte de la llama y se disipa,
ni el grito que se arranca de la garganta para ser
ni el perfume que escapa de la piel del deseo.

Soy algo del humo, algo de la llama, que perdura:
lo que el grito no pudo asesinar de la garganta,
olor vacío de perfumes, agujero de piel, poesía.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

sábado, 20 de febrero de 2016

DE HAMBRE Y DE LIBERTAD YA HEMOS MUERTO


Ya fuimos el águila nocturna,
tocada en pleno vuelo.
Somos ahora una manada de bisontes.
Platas antiguas y soledades caen,
bajo el murmullo de nuestra locura,
corriendo hacia el futuro.
Ídolos de papel caen,
esmaltados ídolos,
macizos ídolos de piedra caen,
monumentos, antiguos ídolos.
Ídolos del semen infinito
y de las vaginas abiertas a los cuatro vientos,
caen ídolos de bronce, marcas históricas,
-aparentemente indelebles- caen,
se sumergen en nuestras palabras cotidianas
abandonan su soledad marmórea,
viven con nosotros.
Fuimos la mejor ilusión,
la suprema ilusión de los contrastes.
Al día oponíamos la noche.
Al sol, la luna.
Al hombre oponíamos la mujer.
Al sexo, la palabra.
Después vino la muerte,
roja, bordeando los colores del muérdago,
alterando los ritmos respiratorios,
el bien, alterando el mal,
rítmicamente alterando, todos los sentidos.
La muerte vino a vivir, tranquilamente, entre nosotros.
Poderoso ídolo entre ídolos, en nuestros brazos
majestuosa reina de la libertad, cae.
Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad"

martes, 16 de febrero de 2016

CANTO QUINTO


La ciudad sigue gris
cuando escribo lentamente mis versos.
La época del sol,
era en antaño,
recuerdo sus fulgores,
ácidos amarillos contra los ojos ciegos.
Ahora en la ciudad,
del gris intenso,
escribir lentamente mis versos,
ya no alcanza.
El escritor,
altera sus sentidos,
el escritor,
sabe que fueron necesarios,
un siglo entero de mujeres,
cinco siglos de dios,
para que el poeta se deje llevar,
para que vuele.
Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"

jueves, 21 de enero de 2016

ARTE POÉTICA


Poesía, lo sé, mientras te escribo,
dejo de vivir.
Entrego, mansamente, mis ilusiones,
mis pobres pecados proletarios,
mis vicios burgueses y, aun,
antes de penetrar tu cuerpo,
-tapiz enamorado-
abandono mi forma de vivir,
miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,
mi manera de ser.
Vacío de mis cosas,
abanderado de la nada,
transparente de tanta soledad,
invisible y abierto,
permeable a los misterios de su voz,
intento,
rasgo sonoro sobre la piel del mundo
la piel de la muerte
la piel de todas las cosas.
Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,
esquirlas apasionadas,
imborrables astillas de mi nombre.
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

martes, 19 de enero de 2016

LA POESÍA HA ROTO LA PALABRA


La poesía ha roto la palabra,
ha extendido la frase al infinito,
ha bordado, sin hilo y sin aguja,
el corazón de la quebrada voz.

Hubo un sentido
que se abrió en mil pedazos,
hubo un amor tan grande
que nadie pudo amar
y hubo, mi amor, mi amada,
grandes amantes crueles
que hacían el amor
con las palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

lunes, 18 de enero de 2016

AMOR PERDIDO. LA JUVENTUD - XII


Cuando te miro,
veo detrás de ti,
me dijo ella sin pensarlo
y cuanto más te miro
veo más lejos.
Si te quedaras quieto para siempre,
vería hasta el confín,
vería al hombre nuevo,
nacer en la distancia.
Moví mis ojos,
de un lado para otro
y en cada movimiento,
ella desesperaba más y más.
Salté sobre mis ojos,
corrí por los suburbios de mi piel, para dejarla ciega.
Ella me dijo, tranquilamente,
sin mirarme:
cuando te toco,
siento que el Universo se parte,
para nacer a la distancia
y sus palabras, sin más,
sus sentimientos,
aquietaban mi espíritu,
paralizaban, sencillamente,
mis movimientos,
dejaban mi piel,
abierta,
extendida en sus ojos.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"