domingo, 29 de enero de 2017

¿DÓNDE ESTARÁ EL AMOR?


El amor. El Amor.
¿Dónde estará el amor?
Cuántas veces dibujé
la esquina
donde nunca llegaste
y te busqué
por los salones
y fui ladrón
para buscarte entre las sombras
y hubiera sido capaz de matar
si alguien me hubiese dicho
que en ese gesto te encontraba.
Fui solo y fui muchos.
Todos los cuerpos
fueron investigados
palmo a palmo.
Todas las máscaras
fueron arrasadas
para buscarte
en el centro de la verdad
y tampoco estabas.
Te busqué entre los pobres
entre las espesas capas del dolor
entre entrañas y sucios alcoholes
en el propio asco de la vida.
Después no te busqué más
encontré otras palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

jueves, 26 de enero de 2017

18 de septiembre de 1976, Madrid.


Mañana cumplo 36 años.
El pasado pasa a formar parte del da literatura.
La historia,
la verdadera historia,
comienza esta clara mañana de septiembre.
Debe todavía ser escrita. Debe todavía ser vivida.
Y sin embargo
soy invadido por el recuerdo de nuestros encuentros,
donde la soledad agonizaba cada vez,
entre los brazos del loco y fugaz,
inolvidable goce del encuentro.

Dejarse deslizar entre cuerpo y cuerpo, entre palabra y palabra.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977

lunes, 23 de enero de 2017

CARNAVAL DE LA TERCERA EDAD O CÓMO LLEGAR A LOS 100 AÑOS


Somos la tercera edad
y en el carnaval estamos...
para festejar la muerte
de todo lo que hace mal.

Me hace mal, me hace mal,
gritaba la señora,
que después de los setenta
todo el mundo te respeta.
A mí me divierte mucho
pero me hace mal, muy mal,
que cuando hablan los jóvenes
defiendan no saber nada.
Yo soy una mujer libre
y tengo setenta años
pero trabajé a destajo
desde que cumplí los diez.
Y si alguien se sorprende
de que yo vivo tan bien
casi sin enfermedad
y la piel una pintura,
yo les quiero aconsejar:
para no morir en vida
hay que bailar y follar
en cada oportunidad.
Y si nadie quiere
bailar ni follar
leeremos un poema
y no nos irá tan mal.
A la letra, a la letra,
dice la muchacha.
Ábrete un poquito
le dice el mocetón.
Y el poema viene y va
y al mundo todo entretiene
cuando las palabras dicen:
Tonto, tonto, tonto es
el que se pone a pensar
cuando le toca bailar,
cuando le toca vivir
el goce de los setenta.
Me hace mal, me hace mal,
que a los setenta años
mis nietos no me dejen
ver la televisión.
Y dale con que al abuelo
la guerra le hace mal
me perdí cuatro películas
y las noticias, fatal.
Y después, temen mostrarme
los programas infantiles
por las dudas algún chiste
me toque muy bien los nervios.
Y después, de lo sexual,
ya nadie me quiere hablar
como si yo apestara
o no sintiera ya nada.
El otro día escuché
que se contaban un chiste
donde era fácil escuchar
del lobo el intenso aullido.
Le preguntan al abuelo
cuánto tiempo ha pasado
que con la abuela no hacen
pim, pam, púm, pim, pam, púm.
El abuelo, pensativo
y levantando los brazos
produce un aullido tal
tan potente y prolongado
como indicando: Que allá,
alguna vez ha gozado.
Pero hay algo que no saben
los ingenuos comediantes:
que el abuelo galopó
yeguas de cualquier pelaje
y a la mujer en su corazón
le hizo un pequeño trono
y la dejó sentada
casi dos semanas
mientras él bailaba
en el carnaval.
Cuando despertaron,
ella, embellecida,
dijo que lo amaba
y que su amor
sería para siempre,
para toda la vida.
¡Toda la vida! no me gusta
hace mal, muy mal,
gritaba el abuelito
mientras bailaba el can can.
Mas ella, enternecida,
le respondió con gracia:
Ya sé, no soy la única
ni cuando te cocino
la tortilla de patatas.

Miguel Oscar Menassa
De "Carnaval de la Tercera Edad"

domingo, 22 de enero de 2017

El Medicamento, una película de Miguel Oscar Menassa


¿Quién, querida, yo?


Es evidente, no sé a quién tengo que dirigirme.
Quisiera llamar la atención de todo un pueblo.
Gritar aullidos verdaderamente desgarradores.
  Algo que nadie pueda olvidar, así, fácilmente.


Después, antes de gritar, veo que es poco lo que tengo en mis gritos.
Un poco de libertad desesperada. Un poco de convicciones juveniles.
Una mujer, me digo, una sola mujer en una sola cama, eso tal vez.
La soledad de la campiña, pobres nidos, pobres árboles muertos.

Un grito pequeño, encerrado en mí mismo, mirándome al espejo.
Un grito de mi boca, pequeña, a mi pequeño corazón sangrante.
Sólo para tocar, la roca de mi amor por mí, cuerpo enamorado.

Cuerpo deshabitado agujero del viento posible para el hombre
Romper con un pequeño grito los bordes de esa caricia eterna
Gritar, gritos pequeños, contra mi propia piedra, corazón.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

martes, 10 de enero de 2017

VIDA COTIDIANA



Cuando el coloso aullante de la duda
abandone mi extraño corazón,
seré el amante, que ambicionan tus ojos.
El cruel amante negro,
el que te mata y muere cada vez,
la más remota capa de la tierra
y el silbido ululante del corazón del tiempo.

Soy el futuro, amante, que te espera,
el tiempo envuelto en luces,
la maraña espectral de las horas que pasan, rota,
parcialmente dañada la cara de la muerte,
por el feroz encuentro,
donde mi corazón late al compás,
de los latidos negros del corazón del sol.
Seré, cuando el gigante malherido muera,
misterioso sacerdote en tu vientre abierto
oficiando el milagro de la carne.
Conteniendo la ira del negro vacío
cuyo compás marca nuestro compás-
arrojo en él, pedazos de mi carne transformada
-para que fuera posible la ceremonia-
en palabras.
Engarzo,
dirigido por los dioses inmensos de la duda,
en cada palabra una gota de sangre, leve sudor,
lágrima pequeña y enamorada, gota de semen.
Hago estallar en pleno vientre,
del sol que no nos pertenece -su vacío negro-
esa luz.
Venid, danzad conmigo,
danza de los violines que nunca morirán.
Venid, quemad la noche,
hogueras del amor despedazad el alba.
Luz, palabras como luz.
Luz, amores como luz.
Negrura como luz.
Ceguera como luz.
Luces, como locuras iluminadas.
 
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

lunes, 9 de enero de 2017

HE COMENZADO LA MAÑANA

He comenzado la mañana
ágil y fresco
amante de las bondades naturales
de los viejos poetas
Poniendo el oído en el vientre de mi amada.
Escuchando
toda la historia de la poesía moderna
hasta el canto del río
hasta el canto de los nuevos poetas.

No hay rincón oscuro en la mañana.
Sol alto Sol fuerte Sol abierto
no respeta el amor.
-En la mañana se debe tomar café con leche-
Nada de besos de terror.
Besos de amor en la cama de los grandes poetas.
Mi mujer canta, alegre y cantora en la mañana.
Ha gozado.
El gran sol pasa de largo. Inunda la habitación vecina.


Miguel Oscar Menassa
De "22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos"