martes, 29 de mayo de 2012

15 de octubre de 1975, Buenos Aires

SEGUNDO MANIFIESTO DEL GRUPO CERO
Escribo, escribo todo el día para saciar mi sed. Debo de pertenecer a esa clase de bebedores insaciables. Los de mi estirpe deben ser considerados seguramente como hombres que viven fuera de la ley. No somos lo que se dice apasionados, somos los que calculamos el destino, tenemos planes acerca del mal que nos corroe, queremos que él sea nuestra manera de vivir.
No queremos abolir la justicia, queremos agregarle a la justicia la capacidad de detectar las diferencias.
El hombre siempre es una encrucijada que se resuelve con un asesinato; la justicia debe saberlo.
La precisión de un acto (aunque en sí mismo sea un acto salvaje) debe tener siempre el perdón de la justicia, si es un acto perfecto no volverá a repetirse.
Las imprecisiones habrá que castigarlas severamente; ellas anuncian la repetición inútil y ciega de una realidad infantil sin sentido social.
¿O mi ser no es acaso esa diabólica combinación de nuestros destinos?
Y el que no cree por que no sabe o por que nunca le tocará creer, que haga pruebas, que se desgaste hasta el final, que se vaya, que cierre de un golpe la puerta de nuestra casa, que vuelva malherido, que muera de espanto en un callejón sin salida, que comunique sin ningún cuidado las claves secretas de nuestro poder, que comente entre putas y rancios olores de semen fermentado, nuestros combates como si fueran frescas historias de amor. Nosotros sabemos que volverá. Nadie olvida lo que no se puede olvidar. Somos especialistas en altas cumbres, nuestro oficio es mostrar lo innombrable. En el principio éramos costureras del alma, remendones del piso de la vida, reanimábamos, dábamos calor y esperanzas. A cuanta inmundicia encontrábamos en el camino ofrecíamos nuestra comida y nuestra casa teníamos para cada uno las palabras de sus mediodías y las palabras de su noche. Nuestro oficio, en definitiva, era lavarle los oídos a los sordos. La cantidad exagerada de fieles probaba que nosotros éramos unos imbéciles. La cantidad exagerada de enemigos probaba que las pasiones no sirven para nada.
Pero ya era tarde, la carne habría de estallar cuando ya nadie esperaba su estallido. La sorpresa hizo imposible toda defensa. Y conocimos el chiquero y nos dimos cuenta que entre nosotros vivían los miserables.
Los que se comen siempre el pan que no les corresponde.
Los que nunca están dispuestos a hornear el pan que comemos. Los que se aburren por las cosas chicas y por las cosas grandes, digo: los que se aburren en general son los traidores.
                                                      Nosotros sabíamos desde el principio que la carne hablaría. Y la carne habló. En voz baja; solo unos pocos escuchamos, y dijo de la muerte y habló de que la piel se resquebraja con el tiempo, que nuestro sistema muscular estimulado constantemente ( y no sujeto el estímulo a ninguna LEY) termina por agotarse. Su sentido se pierde en su fatiga.
                            Ella dijo que todo podía ser gozo, pero que la violencia acercaba a la muerte.
                            Cuando dijo de la muerte de nuestros padres, dijo la verdad.
            Amo mi carne por que en ella se encuentran los secretos de los secretos. Porque aprendí a amar mi carne en medio del chiquero, digo que desde hoy el misterio de la cifra exacta de mi ser, sólo será para quien comprenda su verdadera dimensión.
                                                        A los deportistas les aconsejo apartarse de mi camino, soy para ellos una luz mala,
Impiedad para quienes festejan todas las ocurrencias.
Impiedad para los que repiten el gesto amado en lugar de amarlo.
Impiedad para el que siempre diga que no; es un extranjero.
Impiedad, pura impiedad, para quien confunda nuestra carne con los ensangrentados bofes, que resucitarán, se cree, con la fornicación.
Impiedad, perfecta impiedad, para quien huyendo de nosotros tropieza con nosotros.
Y su voz se perdía entre el chapoteo de nuestros excrementos.
Y la carne dijo antes de morir
                                               El goce será el encuentro con lo que no soy ni me pertenece; el goce será: el goce de las diferencias.
Si nada altera mi razón, si todo es igual, si ningún latido es diferente, si mi pulso es perfecto, si mis genitales mueren a causa de la quietud, no caben dudas, estamos en presencia de un idiota. Lo aconsejable, armar las maletas y partir. Siempre es mejor partir en la búsqueda de nuevos dioses, que morir entre las ruinas de los templos de un dios que se desploma. Huir no siempre es la orden, sabemos que en medio de las catástrofes se encuentran las almas más puras, nuestras almas fueron encontradas en medio de las catástrofes.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977

viernes, 25 de mayo de 2012

CARNAVAL 2004 EN MADRID

Somos la tercera edad
y queremos reventar,
de una vez para siempre,
el régimen militar
que nos están preparando
para vivir la vejez.

Hemos descubierto
que nos quieren liquidar,
no tanto porque nos odien
sino porque no habrá pan.

Queremos hacer saber
a los señores ministros
que pan ya hemos conseguido,
y es por eso que venimos
para pedir LIBERTAD.

Libertad sobre los árboles,
en lo alto de las olas,
libertad bajo los pies
de una delicada tarde.

Libertad para el amor
hasta los ciento cuarenta,
y jubilación queremos
después de cumplir los cien.

Señores del Gobierno
y juventud adorada,
escuchad al Viejo Gris
que os dirá una verdad:

Si no nos dan pelota
y la vejez no mejora,
en menos de quince años
tomaremos el poder.

El dinero de Defensa
irá todo a la salud,
y para la educación
cobraremos un impuesto
a todos los ciudadanos
hasta que cumplan cien años.

Y si alguien me pregunta
¿quién cuidará la frontera
cuando venga el invasor?

Pondremos en la frontera
un cantor y sus amores,
que con su canto podrá
con los perros invasores.

Dejaremos funcionando
la cárcel y los hospicios
para que dejen entrar
a los actuales ministros
con el Presi a la cabeza
y su delirio especial,
de creerse con firmeza
que el mundo le pertenece
y que puede hacerlo todo
casado con Jorge Bus.

No, no, no,
esta vez no pasarán,
a la vejez nunca más
un goce le quitarán.

Y dentro de 2.000 años
el mundo reconocerá
que estos viejos gozadores
salvaron la humanidad.

Dieron de comer al pobre,
educaron a los niños,
su lugar a las mujeres
y los viejos al poder.

Pondremos los cuadros
en el supermercado
y los museos serán
las escuelas del Estado.

Todo el mundo estudiará
pintura y declamación,
para que los ciudadanos
decoren su habitación.

Y cantando una opereta
o taconeando una jota,
podremos tocar un tango
y llorar con el violín.

Dejaremos que los amantes
inventen sus propias leyes
para convivir mejor
y, si no pueden siquiera
respetar su propia ley,
cortaremos el suministro
de tanta libertad
y los enviaremos
a la primera escolaridad,
para ver si esta vez
podemos enseñar
a hombres y mujeres
a vivir un poco más.

Miguel Oscar Menassa
De "Carnaval de la tercera edad", 2011

Presentación del libro "Tu cuerpo es el amor" de Miguel Oscar Menassa

Viernes, 25 de mayo a las 20,30h
Entrada libre

Grupo Cero
C/Duque de Osuna, 4 local
(Madrid)


Se retransmitirá en directo a través de http://www.grupocero.tv/


martes, 22 de mayo de 2012

ABIERTO, YO ESTABA ABIERTO Y TE LO DECÍA


Abierto, yo estaba abierto y te lo decía.
Sin precaución, sin extremos cuidados
te hablaba de mi ser, abierto naturalmente
como se habla del cielo o de la espuma.

Esas tardes de mares, de completos océanos
donde las grandes olas no hacían otra cosa
que estrellarse blandamente, caer sin fuerzas,
enamoradas, frente al vacío abierto de mi voz.

Un día, caprichosa, te arrojaste en mi interior
y tiraste del fondo de mi piel, empecinada,
para cerrar al mundo, el vértigo, mi belleza.

Te enloqueció mi manera de resistir, riendo,
jugando con las olas, alborozadas por mi amor.
Te dejamos toda la piel para seguir abiertos.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

lunes, 21 de mayo de 2012

SOY UN HOMBRE MODERNO



Soy un hombre moderno.
Atado de pies y manos decido el vuelo.

Al principio me arrastraré
y con el tiempo
podré levantar un poco la cabeza.

Veré el cielo.
El infinito cosmos será
mis pequeñas cadenas y mis babas.

Al principio conseguiré comida
y me la robarán.
Después
aprenderé a cuidar la comida.
Otra cadena más
y así con el tiempo podré
cuidar mi dinero.

Otro eslabón se cierra y otro más
y tendré hijos y serán mis hijos
y tendré que conseguir
comida para ellos
y aprender a cuidarla.

Y mientras cuido la comida
y no dejo
que me arrebaten mi dinero
tendré que tener
educación para mis hijos
para que el infinito cosmos sea
sus pequeñas cadenas y sus babas.

Y también habré de conseguir un amor
como se consiguen puestos de trabajo
y cuidar ese amor con mi propia vida
y no es
un eslabón lo que se cierra sobre mí
sino
los propios tentáculos de la muerte.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

sábado, 19 de mayo de 2012

LOS INOCENTES


Los inocentes vienen a preguntar
todos los días
a cuántas personas deben matar
para transformarse en asesinos.
Cuando preguntan
sus ojos
brillan de una manera especial.
Los inocentes y los asesinos se parecen
en el brillo especial de sus miradas.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

jueves, 17 de mayo de 2012

SOLO UNA VEZ ES NECESARIO

Vacío la espera, abro la espera,
silencio tu silencio.
Amo
entre los pastos que crecen bajo el sol,
tu terquedad,
tu sórdida ceguera,
tu verdad:
Un cuerpo siempre alborotado,
recorrido por innombrables historias.
Un tajo en el cuerpo del futuro del hombre.
Sin sentido feroz,
una ausencia.

Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad", 1984

lunes, 14 de mayo de 2012

SOMOS EL FRUTO MADURO DE UNA ESTACIÓN LEJANA

En plena noche
Ella sigue siendo mi luz
y descansar me parece
absurdo en su presencia.
Ella produce luz cuando vibra su cuerpo
cuando su cuerpo tiembla de volcanes perdidos
de volcanes abiertos cual pestilente herida
escupiendo y llorando
calientes tempestades de silencio.
Abro los ojos para verla temblar
y Ella me enceguece con su luz.
Cuando su cuerpo recorre
los escándalos de la noche
cuando su cuerpo se detiene
violín interminable
en infinitas notas imposibles
como una música
loca de silencio
la luz
infinita luz
se enceguece a sí misma.
Al compás
de los últimos movimientos de su cuerpo
todo es gris.
Como cuando la lluvia
te parte el corazón
como cuando en invierno
las heladas razones del odio
en tu cuerpo
hacen fracasar todo temblor
todo sueño.
Y el gris es
más que la soledad
más que el silencio
como cuando las piedras
se defienden de las piedras
como cuando la noche estalla
de oscuridad y sombras.
Reina la noche
y Ella, todavía,
es Poesía.
Animal de luz.
Bestia del tiempo
baila para mí
última danza.
Se contornea y salta entre la muerte y la locura
sin brusquedad como danzando entre corales
como danzando entre nubes ardientes de plenitud.
Su cuerpo es el amor
es el amor que nos lleva más lejos que la muerte
amor de amores más imposible, aún, que la locura.
Amor no sabe nada de la vida
es una carne abierta
a las palabras más pequeñas.
Amor no reina sobre nada
danza sin esperar respuesta
como si la vida fuera su compás.
Furtiva
entre la espesa niebla
donde se pudre el tiempo
envuelta en mis palabras
crucificada por el amor
sonríe
abierta como nube
partida por el sol.
Yo era el inefable
hombre de las cavernas
buitre feroz sin patria
caía
con toda mi destreza
sobre tu pequeño tiempo
muerto entre la niebla
y me lo comía.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

sábado, 12 de mayo de 2012

EL ERA MI PADRE

 
Él era mi padre
y caminaba siempre unos pasos
delante de todas las mujeres.
Yo era su hijo
y lo reconocía siempre
por su soledad.
Después cuando crecí
y podía correr para alcanzarlo
él tuvo un amigo.
Me miraba largamente a los ojos
y yo nunca podía sostener su mirada.
Aún hubo un después
él me contaba historias
y mientras me contaba
perdía la mirada.
Era un país lejano
el que había en sus ojos
y yo no estaba.
Con tiempo
con palabras
me acostumbré al vacío.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

miércoles, 9 de mayo de 2012

JUGAR JUGAR HASTA MORIR

Jugar Jugar hasta morir
como decía el testamento del abuelo Naur
que no puede mentir
                             porque Naur ha muerto.
Ha muerto de tristeza en el desierto
y no de sed huyendo temeroso
como cuentan algunos extranjeros.
Naur, es cierto, tenía en su semblante
restos de algún pasado misterioso
-homosexual o sádico decían las mujeres-
Sin embargo Naur hablaba siete idiomas
y tenía
en los surcos de la cara marcada inteligencia.
Cuando hacía el amor
no era precisamente un hombre del desierto
se le notaba, se veía en el alboroto de sus cabellos
un aire ciudadano.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"1975

miércoles, 2 de mayo de 2012

DEDICATORIA


                               AL SIGLO XX
                                                     in memoriam
Fin de siglo, te muerdo las entrañas
arranco, una a una, tus vísceras.
Pongo a tus filósofos en formol
para que tu estupidez tenga su museo.
Inyecto en tu garganta reventada
venenos de luces y palabras rotas.
Acreciento el castigo sobre tus ojos ciegos.
No te veo morir, te abandono.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991