viernes, 30 de abril de 2010

CANTO SEXTO


La ideología, siempre trata de la vida

Cuando todo parece a mi favor,
todo crece,
mentira.
Poco a poco,
me iré rindiendo a la evidencia,
haré:
todo lo necesario para ser.
Soy
una familia numerosa,
un médico maduro y todavía,
a la espera,
de un brillante,
estúpido futuro.
Poeta porque soy,
un médico moderno.
Escribo versos fundamentales,
soy un decidor.
Obrero del verbo.
De la guerra me preocupa,
su relatividad,
del tango,
su cadencia.
No me dejes morir,
Gardel,
cantá.
Soy,
lo que se dice, un pura sangre,
y quiero ser,
el padrino del siglo,
el hombre de los mil rostros,
titiritero de los bajos fondos,
el médico del alma en general
y quiero ser,
una especie de padre fin de siglo
y sin embargo,
la libertad,
no existe.


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América", 1978

miércoles, 28 de abril de 2010

NOSOTROS DOS ÉRAMOS TODO EL MAR


En verdad jugábamos
en el mar
en la tierra
algunos días en nosotros
Eran necesidades innegables
las playas
la gente desnudándose detrás de las carpas
anticipándonos una extraña piel
más suave que el delirio de la tierra
o el presentimiento de un país libre.

El baile de arena comenzaba

los hombres corrían alegremente
sobre el mar
dejando las caricias de sus risas
en tu cuerpo
en la extraña sumisión de las olas
frente a tus pies
en el atlántico de tus ojos
que luego compartíamos
entre piedras lisas

cayendo de cualquier manera a la noche
a todos los hombres
que habían jugado por tu vida
con el amor
con la juventud de la tierra
con la severidad del mar.

Miguel oscar Menassa
De "La ciudad se cansa", 1963

martes, 27 de abril de 2010

CANTO QUINTO

La ciudad sigue gris
cuando escribo lentamente mis versos.

La época del sol,
era en antaño,
recuerdo sus fulgores,
ácidos amarillos contra los ojos ciegos.
Ahora en la ciudad,
del gris intenso,
escribir lentamente mis versos,
ya no alcanza.
El escritor,
altera sus sentidos,
el escritor,
sabe que fueron necesarios,
un siglo entero de mujeres,
cinco siglos de dios,
para que el poeta se deje llevar,
para que vuele.

Miguel Oscar Menassa

De "Canto a nosotros mismos también somos América"

lunes, 26 de abril de 2010

Esperando volver nunca he llegado


Esperando volver nunca he llegado,
llegado sin saber, nunca he partido,
ya ves, amada, mis cosas están claras,
mi ánimo, despejado, sin direcciones.

Si me besas aquí, pienso en otrora,
si el océano me llama, me aferro a ti,
a tu fragante boca enamorada y loca
y el pobre océano pierde sus orillas.

Estoy, no tengo, no consumo nada.
No olvido, no recuerdo, no perdono.
Toda la venganza está en mis ojos,

en mis labios inmensos fuera del tiempo,
en mis tiempos, amores, fuera de la vida,
en mis sencillos versos fuera del amor.


Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

domingo, 25 de abril de 2010

TORO SENTADO EL VISIONARIO - IV-

Esta noche,
la última,
quiero fiesta.
Una agonía lenta,
hasta el amanecer,
con fuego de licores,
con nuestras drogas de la visión perenne
y la famosa,
brillante pinturita para indios,
en nuestro rostro,
en nuestro pecho moldeado por la vida,
en el arquitectónico culo,
de las bellas mujeres.
Rojos tambores,
artistas del ruido,
para la danza.
Cada hora,
danzando,
es un milagro de la vida.
Cada hora,
danzando,
se transforma en milenios.
Ser,
con este ritmo,
os lo aseguro,
seremos históricos.


Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América", 1978

sábado, 24 de abril de 2010

ADIÓS, PUES

Adiós, pues el poeta ha de seguir viajando.
y si mi amor os desgarra al romperse,
ese es el sonido, fuerte, de la libertad,
ruido de cadenas haciéndose pedazos.

Adiós, pues ya he estado aquí, en mi sitio.
Y os entregué mi amor, mi cuerpo hecho pedazos,
la voz clarividente de mis versos
y esa mirada mía, abierta al universo.

Adiós, pues el poeta ha de seguir viajando
y como alguien me ha amado en este pueblo
y como alguien, seguramente, alguno me ha mirado,

no lo pienso más, antes de irme,
antes de comenzar la nueva travesía,
toco esos labios, beso esa soledad.


Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

viernes, 23 de abril de 2010

Amor perdido. La juventud


X

Rencores tengo ajenos y los propios
maldecires y llantos conviven en mí.
Sin embargo en noches quiero amarte,
de risa y de sosiegos cantar por ti.

Cantar esas canciones de alma pura,
rondar ese silencio del bello amor .
Hilos de luz enredar en tu cabello,
pieles internas desatar con mi voz.

No me acuses de gozar en mis penas,
que aunque me duela aún el corazón,
saltar quiero, sí, hasta tus brazos.

No hieras con tus lágrimas mis ojos.
Bebe de mí el dolor, como de amores,
crucifica en mis penas, tu ambición.


Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 2002

jueves, 22 de abril de 2010

ÁNGELA MI MADRE

Ángel de ángeles
Ángela bien amada
Hija de Antonio bisnieta de Lautaro
tenías cuando joven de los indios
la forma de pintarte los cachetes
y tus redondos pechos campesinos
donde bebí la leche destinada
al rey de los arcángeles.

Cuando tu voz llamaba mi nombre
en la penumbra
todo era luminoso en torno de tus ojos.


Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

miércoles, 21 de abril de 2010

NOS ANUNCIARON


Nos anunciaron
que después de la muerte
llegarán para. habitar
nuestra propia casa
los monstruos.
Debemos
construir viviendas
adaptables
sin jardines ni albatros
ni sospechosas miradas
hacia el futuro.

Todo está con nosotros.

Desde la soberbia
de una mutilación ineficaz
y su saber
hasta la vergüenza
de nuestros padres
ocultando sus genitales.

Padecer es morir.
Gozar es morir.
Por eso
nuestras bajas pasiones
se transformaron en altas
luminosas
celestiales pasiones.

Por eso los pequeños
animales de dos cabezas
buscan su lugar
entre nosotros.

Aquí a mi lado
la cabellera azul
saliendo de sus labios
y el corazón desde los ojos,
besa mi boca
quien nunca habría
de pronunciar
una palabra.

El idiota gime
y besa nuestros pies.

Alaba constantemente
nuestra bondad.

Los monstruos están
definitivamente
con nosotros.
El idiota lo sabe
su transformación
está cerca.

HUIR O MATAR,
dos alternativas
demasiado complejas.

El idiota cede
lentamente
y pronuncia sin fe
la palabra papá.


Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

lunes, 19 de abril de 2010

LLANTO DEL POETA

A mí mismo


Se solía decir:
este siglo no será posible
sin embargo,
rompiendo las barreras de la historia
y porque ella lo ha deseado para mí,
aquí me tenéis, yo soy un hombre.

Un hombre masculino, atravesado,
por el sonido de su voz abierta.
Mujer, mujer del pan y las caricias,
de las revoluciones y el trabajo duro.
Una mujer construye la tierra donde vivo,
el mar, la plena, rotunda libertad del mar.
Ella construye para mí, el vuelo de los pájaros,
palabras y mujeres, permanentemente,
pero no por mi gracia, belleza inteligente,
una mujer, la Poesía,
sostiene con su deseo inagotable,
infinitas mujeres y entre todas al viento,
hacen de mí esta sustancia incandescente.

Un fuego que viene de la letra y va a la letra,
un fuego, una pulsión
y ella abre sus nalgas, abre sus nalgas y sonríe
y un tiempo se detiene en las pupilas del amor
y violentas canciones de cuna nos dejan sin aliento
y el hombre vive y muere y ya no sabe qué decir
y la mujer toca un violín, silencio, interminable,
y se deja caer entre nosotros, tal vez, benéfica,
tal vez, desesperada de tanta soledad,
lo cierto, es que se deja caer entre nosotros
y tiñe con sus movimientos, afines al poema,
toda vida oculta, toda tristeza, la soledad,
con la misma luz de los grandes milagros
para que todo brille con la ilusión del amor,
manantial para el sediento y el incrédulo,
ella es la fe.
Mujer, mujer, escándalo que se apodera de mi ser,
de todas mis palabras, de mis versos más altos
y en esa cumbre del saber humano,
cada palabra, todo poema sangra con tu presencia.

Hay hombres,
hay hombres en el mundo moderno,
hay hombres,
hasta yo mismo vivo en el mundo moderno,
pero la mujer tiene, secretamente,
guardada una energía,
inexistente para el hombre,
por eso busco en ella,
- poeta incorregible -
lo perdido, lo nunca hallado,
lo imperfecto que nos hace sublimes.
Por eso busco en ella
y ella que lo sabe hace más de tres siglos,
no deja de producir pájaros en todas direcciones,
mujeres y palabras, algunas para mí, el resto,
para el mundo, si existiera.

Una mujer,
Yo soy la noche, me decía,
y la noche es una capa de visón caliente
para la soledad del poeta.
La noche y el poeta juntos,
única manera de atravesar la nada del invierno
y se apretaba a mí con ternura y, yo,
al borde de las lágrimas,
para verla contenta,
haciendo con su deseo el universo,
me oscurecía.

Una ella me ama y me consuela,
quiere aprender de mí lo que ella me enseñó.
Otra me muestra todo el día lo estúpido que soy,
buscando todo el tiempo por todos lados una vida,
cuando en ella late con frenesí una vida imposible,
desde mucho antes de encontramos, de conocernos.
Antes de irse habló de la mujer:
construyendo su vida y su alegría
una mujer teje ese sueño, ese destino.
Y yo que soy un hombre,
de verdad, masculino,
porque ella así lo desea con fervor,
me levanto a la mañana y se lo digo:
Allá voy, señora,
tras el latido frenético,
múltiple de tus deseos.

Aunque no te des cuenta,
aunque nadie lo crea,
estás en mí, iluminada,
estás en mí.

Y cuando hacemos el amor, ella recuerda:
Qué mal te comportaste con esa coma,
en el cuaderno del domingo, o bien,
los verbos singulares atrapados,
en una adjetivación inconsecuente.
Yo la dejaba recordar, tranquilamente,
y aprendía todo lo que podía,
pero no tocaba nada,
dejaba cada cosa en su lugar.
Esa promesa era el fundamento, sencillo,
de nuestro gran amor:
ella me lo daría todo, todo,
pero yo, no tocaría nada.

Yo soy un hombre masculino
y vivo atravesado por ella en mil pedazos,
todo lo que ella quiere encontrar en mí,
lo coloca ella misma, delicadamente, en silencio
y, después, ama con frenesí todas sus virtudes
y yo me dejo llevar por el haz de luz de sus deseos
y no dejo de amar lo que ella construye sin saber,
y no dejo de enloquecerme con tantos pájaros volando,
y no dejo de morir a cada instante entre las letras
y toco, yo también, embelesado, ese violín sangrante,
su boca enamorada, su locura de alas, su pantera,
ese violín sangrante, aullido quieto, desgarrado,
toco su voz marina, su libertad espléndida, su mar,
sus ojos de gaviota desesperada y escribo este poema.

Miguel Oscar Menassa
De "Llantos del exilio", 2001

domingo, 18 de abril de 2010

ZARPAR II

19 de noviembre de 1976, Madrid.


Amantes de la delicadeza
hundid junto conmigo vuestras garras atlánticas
en el cuerpo de la bella que acaba de morir.

Dejo el mar.
Construyo en la clara meseta
-por encima de todos los niveles-
la casa del poeta.
Pequeña y cálida torre
donde la mierda y los espantos
azules pájaros
reclaman
el privilegio sobre el siglo.

Pequeño siglo evanescente, habrá
te lo prometo
en el final de tus finales
un pequeño hombrecito de palabras
una pequeña ley
una pequeña oscuridad total.
El hombre del principio nacerá de la sombras.

Tengo un defecto, y debe saberse:

Con los hombres hago la guerra
con las mujeres el amor.

Vivo, como se vivía hace 5000 años.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977

sábado, 17 de abril de 2010

ALGO DE MIEDO TENGO


Algo de miedo tengo o mucho,
vivo como asustado,
como si no hubiese pagado los impuestos,
como si hubiese mirado lo que no debía
o me hubiese apropiado de mi trabajo.

Qué mal que la he pasado, pero qué mal,
agachándome todo el día para evitar
el balazo que sería certero en medio de los ojos
de no haber vivido estos últimos años agachándome.

Era la parte de las cloacas que sobresalía,
con la cabeza a ras del suelo conocí el amor,
con la cabeza torcidita para ver llegar al agresor,
descubrí sus piernas de brillantes desnudos.

Quise besar sus nalgas de nácar o delirio
y mis labios besaban con fervor la vereda.

La bella mujer se burlaba de mis cosas,
hacía como que bailaba sobre mi cabeza
y me tiraba un beso con la mano al partir,
indiferente,
como si yo pudiera alcanzar algún beso.

Después al trote movía sus caderas con intención,
diciéndome, tal vez, que si la amaba, la siguiera.

Le pregunté al primer transeúnte
si me ayudaba a levantarme
y el pobre, con ternura, me preguntó. ¿Por qué?
¿acaso te preocupa algún sueño de amor?

Es un amor sin límites, le dije al caminante,
un amor que alejándose me quiere en libertad.
Libre de pies, de manos, de palabras,
todo para el amor.


Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

viernes, 16 de abril de 2010

Amor perdido. La juventud

IX

Te quiero aunque me ataques, joven amigo.
Yo, también, como tú mismo, de pequeño,
me tragaba todo lo que mi padre me decía,
ni siquiera lo odiaba y, algo, lo respetaba,
mas aún con esfuerzos nunca entendía nada.

Por eso te comprendo, joven amigo,
cuántas veces, llorando, me desgranaba en versos,
cuántas veces tratando de recordar lo no escuchado,
me envilecía hasta caer rendido en cualquier sitio,
sin saber nunca si eran brazos, manos ardientes o
grises locuras, hirvientes alcoholes despiadados
o el triste regazo de madres solitarias y sin hijos.

Yo te quiero aunque tú no me quieras y
no es, exactamente, por ti que lo consigo,
es que la soledad del que no ama, es negra,
es ardiente suplicio con eternos dolores,
es trágica la espera de quien no tiene amores.

Es por eso, por voluntad extrema de no morir
encadenado a tristes artilugios de soledad,
es que te amo, como las aguas a su cauce,
como las sencillas estrellas a su cielo.

Es necesario amarte aunque tú no me ames,
para que el mundo crea y ame mi vejez.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

miércoles, 14 de abril de 2010

EL GENOMA HUMANO


Hoy te escribo un poema y te lo digo,
a mí, los cojones, no me los tocarán.
Ni el amor, ni la brisa,
ni las ciencias, ni el arte,
ni el humano genoma que todo lo sabrá.

A mí, los cojones, no me los tocarán.
Ni el amor con su furia que te toca y te mata.
Ni la brisa o el aire de la rancia ciudad.
Ni las ciencias ligeras, exactas y arrogantes.
Ni las artes profundas de alguna humanidad.
Y el genoma sapiente, del hombre nos dirá:
De los seis mil millones que habitamos la tierra
humanos, debería saberse, todos por igual,
tres mil millones ya están muriéndose
por la "maldita" falta de pan.
Mas al pedir explicaciones
porque yo creo que sobra el pan,
el mundo entero de poderosos,
me respondieron con amabilidad;
que algunos mueren de sarampión,
la droga mata dijo el ministro
y otros se mueren por diversión.
Los que no comen no es para tanto
un error muy pequeño en la distribución.

Y en cuanto al resto, los tres mil millones,
viviendo y muriendo siempre la mitad,
el genoma supersapiente, del hombre nos dirá:

Ese medio cerebro que no podéis usar,
es la mitad del hombre que se muere por pan.
Esa doble vida: la realidad, los sueños,
es del hambre de la tierra sólo la mitad.

Si sólo muriera la mitad, dice el poeta,
el hombre llegaría a cierta claridad,
mas lo que pasa, genoma amado,
es que la culpa nos matará.

El hombre actual
el que se muere de su mitad
odia a los seres queridos
y ama la paz.
Maltrata hasta la muerte o el dolor
sea mujer, amante o concubina,
educa tan mal lo que produce
que envenena a los jóvenes
para que nadie le robe
su puesto de trabajo,
su único trabajo:
seguir matando a su mitad.

El genoma infinitamente sapiente,
al llegar a este punto, del hombre nos dirá.
El hombre vive enfermo y no se curará
para poder curarlo no alcanza la mitad.


Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

martes, 13 de abril de 2010

La mujer y yo

23

Ella, a veces, pedía cada cosa
que enseguida disparaba mi imaginación.
Un día me preguntó por el exilio y le dije:

Hoy he pintado de la muerte algún brillo
y la lujuria incuestionable del hambre.
No es que haya muerto o haya comido algo
fue un verde que rasgó la realidad
que atravesó los rojos y los serenos malvas
que se adueñó del centro de la vida
que fue a la vez, verde y canción,
verde y fuego y sombra y corazón
y sembró todo el mundo
de cuerpos verdes floreciendo al amor.

No fue la luna posándose en mi mano
fue el plata de mi infancia donde un río
era agua y metal, reflejo y movimiento.
Cuando la plata de mi río canta
hasta el sol se estremece tal cual un hombre,
lujurioso, frente a los brillos de la amada.

El río turbio y varón y la mujer de plata,
hacen frente a una ciudad desconsolada,
de una manera permanente, el amor.
Después, dibujo una clara princesa
en un nuevo cuaderno
y llego de esa manera a Plaza de España
y no recuerdo si no es con alegría
los primeros años del exilio.

De comer no tenía, seguí diciendo,
y el frío diferente me congelaba
pero caminar por la calle
como si fuera un huérfano,
sin techo y sin amor, me hacía bien,
no exactamente fuerte, pero más precavido:
Ningún viaje más alterará mi vida.
Me quedo aquí, al sur de Europa,
en Madrid, para siempre, escribiendo.
Sin mirar atrás, le dije mirándola a los ojos,
pero tampoco mirando hacia delante,
sin mirar, sentado y escribiendo, eso es todo.
Y ha pasado, mi amor, más de un cuarto de siglo
y aquí me tienes, sentado y escribiendo.

Todo pasó por mí y todo se alejó.
Nunca retuve nada y nunca
dejé que nada se escapara.

Todo lo mío estaba ahí, conmigo
y fui un poema roto o siempre por hacer
una piel enamorada de sí misma o muerta
y las calandrias, eso sí, las calandrias
haciendo círculos ilusorios
sobre la piel del tiempo,
volaban a nuestro lado hasta morir.
Puedo asegurarte, mi amor, que,
exactamente, en medio del dolor,
el espectáculo de las rosas creciendo,
al paso de los años, era maravilloso.

Está bien, dijo ella,
me doy por enterada.

domingo, 11 de abril de 2010

POEMA III

Allí donde la tierra desangra sus jóvenes claveles
allí te espero.
Entre la sangre y el lejano carmín del humo del cigarro.
Entre las soledades
estos viejos papeles manchados por tu risa
-entrecortada al alba-
y tus miserias como anchos y calurosos abrazos
y las diademas sobre tus pechos abiertos en el mar.

Allí donde los dioses tejen el vuelo de los pájaros
allí te espero.
Blanca extranjera mía perdida entre el tumulto
y el misterioso volar de las alondras en tu cuerpo
alondras en tu cara, nada de pájaros cantores
sólo tu sexo
sólo el volar de las alondras
-antiguo y silencioso-
hacia el aroma de tu sexo.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"

sábado, 10 de abril de 2010

ESTACIÓN DE TEDIO


Uno
nunca se siente solo las noches de verano.

Cuando el sol
ha dejado caliente las chapas
y este humo con olor a puerto
que escapa valiente
de mi boca contra el vidrio
y mi nariz contra el vidrio,
haciendo huecos de calor
en esta mañana de muchachas,
de puertos, de gente pequeña a mi lado.

De calles empedradas
mirándome interminables
que me penetran con el sol del ayuno
y me quieren.

Uno
siempre se siente solo las noches de invierno.

Cuando añora el aliento del amigo
entre el pecho y una canción,

cuando ya no se escuchan
las palabras templadas
de la compañera nocturna

y pierde
con el último movimiento que hace
el único calor recuperable.

Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia"

viernes, 9 de abril de 2010

ARTE POÉTICA


Poesía, lo sé, mientras te escribo,
dejo de vivir.

Entrego, mansamente, mis ilusiones,
mis pobres pecados proletarios,
mis vicios burgueses y, aun,
antes de penetrar tu cuerpo,
-tapiz enamorado-
abandono mi forma de vivir,
miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,
mi manera de ser.

Vacío de mis cosas,
abanderado de la nada,
transparente de tanta soledad,
invisible y abierto,
permeable a los misterios de su voz,
intento,
rasgo sonoro sobre la piel del mundo
la piel de la muerte
la piel de todas las cosas.

Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,
esquirlas apasionadas,
imborrables astillas de mi nombre.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

jueves, 8 de abril de 2010

Amor perdido. La juventud

VIII

Algo te odio aunque me quieras, no puedo remediarlo,
son los años pasados, una ley propia de la vida,
la tibia envidia de verte más allá, viviendo,
la cárcel de pagar tu crecimiento, amar tus triunfos.

Todo ha de ser mejor así, tú vivo y yo muerto,
pero antes de que todo acontezca, puedo soñar ,
abrirme, sinceramente, a la venganza, al odio,
al vértigo de sentirme inmortal antes que tú.

Después, también, así lo entiendo, vivo en tus hijos,
nueva juventud desesperada y quieta, llena de bríos,
ambiciosa certeza de que mi sangre, mi propia sangre,
se abre silenciosa a los nuevos caminos de las horas.

Y así, en la inmensidad, tan vivo al igual que muerto,
algo te odio aunque me quieras, sin poder remediarlo.

Espero que comprendas la extrema lujuria de mi canto,
voy a morirme y mi enorme deseo, es quedarme a vivir,
entre tus juventudes, entre los nuevos cantos al aire,
entre los nudos de no saber si habrá una muerte digna.


Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

martes, 6 de abril de 2010

VIVIR CON JÚBILO - Nº 126 - Abril de 2010

nuestras aficiones
CULTURA

MIGUEL OSCAR MENASSA

Por Juani Loro

Impresiona la fuerza que desprende su mirada nada más sentarse frente a él. Y no es algo gratuito. Es el resultado de una experiencia dilatada, rica, creadora y de una apuesta vitalista de la existencia. En 2011 celebrará el 50 aniversario de su primera obra: Pequeña historia. Desde entonces, su labor creativa ha sido incesante en varios campos. Por eso, la Asociación de Escritores Internacionales le ha elegido como candidato al Nobel de Literatura. ¿Lo conseguirá? Él tiene casi 70 años y mucho que decir. De hecho, ya ha ganado.

¿Cómo ha tomado su nombramiento como candidato al Nobel de Literatura?

Es una sorpresa porque uno, cuando escribe, pinta o hace cine, no piensa en los premios. Estuve un poco “turulato” dos o tres días, pero luego me sentí merecedor, como otros tantos, de la candidatura. Actualmente, tengo una obra de casi 40 libros y dirijo dos revistas. El año que viene se cumplen 50 años de mi primera publicación, que se titula Pequeña historia.

¿Usted se hubiera propuesto como candidato a recibir el premio?

No. Nunca. Te prometo que estuve riéndome dos días porque la carta me decía que podía aceptar o no la candidatura y no acababa de creérmelo. Lo impresionante fue que esa gran institución me propusiera tras conocer mi obra.

¿Ganar el premio sería la culminación a un camino recorrido o más bien un aliciente para seguir adelante?

Yo, el premio que quiero, es que me dejen seguir escribiendo hasta los 100 años. El Nobel es un galardón a la constancia, porque si no te pasas 30 ó 40 años escribiendo, no te lo dan. Yo me considero una persona constante, pero si no lo recibo, no pasa absolutamente nada. El año que viene celebraré, en todo caso, las bodas de oro de mi primera poesía.

Hasta los 10, le quedan 30 años para hacer muchas más cosas...

No es tanto tiempo. Aún quiero aprender a tocar el violín y tengo muy mal oído, así que lo necesito –sonríe.

Pero usted no sólo es escritor. También ha irrumpido en el mundo de la pintura e, incluso, del cine. ¿Verdad?

Hago poesía desde los 11 años pero es lo que más me cuesta. Para pintar no tengo ninguna referencia, simplemente dejo ir la mano. Pero en poesía tengo a todos los grandes que me machacan para que no repita, para que no me copie, para que no decaiga... Hace 32 años que pinto y tengo más de 1.000 cuadros hechos por mí. En relación al cine, hace seis años que me inicié en el cine, con mis propios textos. He escrito dos novelas y varios relatos y también es importante para mí la obra científica. Además, soy director de una escuela de psicoanálisis, otro trabajo más.

10 años después de publicarse Pequeña historia, funda el Grupo Cero. ¿Qué es y con qué objetivos se crea?

Se trata de un movimiento científico-cultural. En 1971 redacté el primer Manifiesto, que firman cinco médicos, un filósofo y un psicólogo. Siempre tuvimos en cuenta la escritura. Fuimos creciendo, abriendo talleres de poesía mientras tanto, se creó también la editorial Grupo Cero, que cuenta en su haber con 157 títulos. En Madrid, en 1981, fundé la Escuela de Psicoanálisis que hoy en día sigue funcionando.

La Asociación Internacional de Escritores justifica su candidatura “por la conjunción de la poesía y el psicoanálisis”. ¿Cómo se complementan ambas disciplinas?

Esa conjunción la buscaron varios premios nobeles. Freud en su primera revista de psicoanálisis y, dos años antes de morir, confiesa que su única decepción fue no haber sido poeta. Yo soy médico y soy psicoanalista, pero ante todo me siento poeta. Esta conjunción forma parte de mi vida. La función poética es lo mismo que el inconsciente. La producción de un poema es similar a la de un sueño. Son producciones inconscientes. Uno de los grandes poetas que buscó este camino, Octavio Paz, considera la poesía como el camino del conocimiento.

¿Cómo ayuda la poesía en el proceso del psicoanálisis?

La poesía es mucho más que una colección de versos. Es un instrumento de conocimiento de precisión. Yo estoy convencido de que la escucha psicoanalítica tiene que ser poética. La interpretación ha de ser psicoanalítica pero la escucha no, porque se maneja con el imaginario universal.

Después de 49 años, ¿sigue escribiendo sobre los mismos temas o con el transcurrir del tiempo se ve obligado a tratar asuntos que antes no hubiera considerado?

Siempre he escrito del amor. Pero ahora, a los 70 años, me apasiona escribir sobre la muerte y la vejez, porque un hombre que tiene algo que decir a los 70 años vive, si tiene algo que decir a los 80, vive y si tiene algo que decir a los 120, también le dejan vivir. Mis temas son reflejo del naturalismo del ser humano. Yo trato de atraer la naturaleza al hombre.

Hoy, en el año 2010, ¿la poesía es útil?

Creo que sí, porque a raíz de las adhesiones que estoy recibiendo a mi candidatura, sorprendentemente me he dado cuenta de que he salvado más vidas con mi poesía que con el psicoanálisis. No es útil para los estados, pero ¿qué es útil para ellos?

¿Y es un arte que sigue estando de moda en nuestros días?

Sí. Cada vez hay más revistas de poesía. Internet está lleno de referencias. la gente escribe como terapia, podemos decir. Creo que cada día hay más reconocimiento hacia la poesía. Mi poesía no es común porque toca todos los asuntos que generan la hombría y la feminidad.

Centrémonos en uno de esos temas: la vejez. ¿Qué se puede hacer para envejecer de la mejor forma posible?

Hay que leer. Yo trato a personas con Alzheimer desde hace más de 25 años con lecturas y con escritura. En el proceso de envejecimiento, no hay que aceptar que te descarten. Por eso, no me jubilaré. Me dicen: “señor Menassa está por entrar en la tercera edad”. Y yo les contesto: “sí, pero la tercera edad puede durar 40 años, ¿o no? Por lo tanto, seguiré haciendo las mismas actividades mientras pueda.

¿Cómo ayuda el amor?

El amor y la compañía son vitales. La soledad mata a cualquier edad.

Incidamos en el psicoanálisis. ¿A qué se debe el boom de esta ciencia en nuestro país en los últimos años?

Creo que es el resultado del trabajo de 30 años de muchos profesionales. Ahora, la gente quiere psicoanalizarse, no quiere tomar pastillas. El psicoanálisis se considera un instrumento terapéutico capaz de curar muchas enfermedades que, generalmente, se rechazan por causa desconocida. Está consiguiendo hacerse un hueco muy importante dentro de la medicina.

Para hacernos una ligera idea de lo útil que puede llegar a ser, imaginemos la sala de urgencias de un gran hospital donde encontramos unos 150 pacientes. Pues, el 51 por ciento de ellos acude a esas urgencias pero no debería estar ahí porque su problema tiene otra solución. Los médicos también recomiendan ahora el psicoanálisis. En otros países, la Seguridad Social cubre hasta un mes de tratamiento de psicoanálisis.

¿Cuál es la reacción del paciente el primer día que acude a consulta? ¿Siente miedo ante la posibilidad de conocerse realmente?

Eso me sigue ocurriendo a mí, así que no resulta extraño que ellos también sientan miedo ante la posibilidad de conocerse más profundamente.

¿Cómo es, desde su óptica, la sociedad actual?

En una sociedad justa, el trabajo es un don. Primero, tendríamos que crear una sociedad justa, que no es tan difícil. No se trata de ser todos iguales, porque somos todos diferentes, semejantes, pero no iguales. Pretender la igualdad es una tontería, pero pretender la justicia no.

¿Cuándo mira la televisión, qué asuntos le ponen la piel de gallina?

La injusticia. El mal olor del periodismo actual en el que lo único que interesa es cuántos murieron, cómo murieron y, si murieron despedazados. Eso me desespera. He estudiado a fondo el mensaje de los informativos y no hay lugar en ellos para la cultura. Ésta sólo aparece cuando el espectáculo es parecido al de una cancha de fútbol.

lunes, 5 de abril de 2010

EL HOMBRE Y YO


11

Nada nos será dado de la libertad
sin arrancarla de nuestros corazones.
Sexo que no consiguió
sino el poema.
Locura que brilló,
sólo un instante.

Fueron palabras
todos mis odios,
todos mis amores,
el sexo y la locura
fueron palabras
hasta la libertad,
sólo palabras.


Miguel Oscar Menassa

domingo, 4 de abril de 2010

La mujer y yo

10

Cuando ella se desnuda con celeridad
y yo me retraso dando unas caladas,
me doy cuenta, que mi camisa azul
es el complemento, perfecto,
de sus tetas perdiendo la razón.
Después, mi pantalón marrón oscuro
con esas líneas rojas, leves del deseo,
haciendo juego como si fuera un cuadro
con el amarillo Nápoles de sus nalgas
y, después,
sus piernas abriéndose y cerrándose
tal cual los botones de mi camisa azul.
Y nos quedamos así una eternidad,
ella desnuda y yo con mi corbata,
italiana, de seda natural,
roja y palpitante haciendo juego
con su sexo a punto de gritar:
Estoy aquí, prendedme. Y con su mano,
delicadamente, colocada entre sus piernas
moviéndose al compás de la historia del sexo,
de pie sobre la cama comienza a cantar:
Un tango, una opereta, una jota, el violín
y suenan estridentes sus palabras de odio
y quiere vivir sola cuando viene la música
y me mira y baila para mí y me vence
sin haberme tocado con sus manos.
Son sus cabellos al viento
la congoja de su voz
gozando cuando canta.
Eso es, lo que de ella me enamora.

Miguel Oscar Menassa

sábado, 3 de abril de 2010

Amor perdido. La juventud

VII

Somos la noche quieta,
la noche que no se ve ni en los sueños,
la noche partida, despedazada, abierta.
Cuando partimos, detrás de nosotros,
las arenas movedizas se lo tragan todo.

Es para no vernos partir,
que la noche se alumbra de dolor.

Viejos del mar, nos llaman
y ninguno de nosotros ha conocido el mar.
Nuestra penumbra es clara,
el manantial que nos abraza es el suburbio del desierto,
más adentro imposible, más perdidos que nosotros,
más sumergidos en la nada de nada, imposible.

Llegamos a lo más profundo sin hacer movimientos,
hacemos el amor,
prolongando nuestras frases hasta el paroxismo.
Nadie se resiste a nuestra manera de gozar,
por eso quieren eliminarnos.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

viernes, 2 de abril de 2010

UN FUERTE VIENTO INSISTE: TODO HA TERMINADO


Cantando las vidalas
hago estallar obúes misteriosos.
En plena boca llevo un profundo amor
y pólvora
y diamantes
y una guitarra seca por el odio
y un contrabajo viejo llorando enloquecido.

Sed,
murmullo de aguas y montañas.
Lagos,
grotescas piedras en la cabeza de los hombres.

La música de fondo es un violín desesperado.

Soy el que desafina hasta el hastío.
Miro mi vida y canto, miro su vida y canto,
soy un cantor que dice de la vida,
tengo asperezas siempre.

Me gustaría ser alto y delicado,
tener amor todos los días
y un manantial de leche fresca para el amor
y aguas
y música de aguas
y silencios de mares
y olores,
rasgos de mi ser para las ceremonias del encuentro.

Alto y virginal, celeste,
casi inalcanzable,
escondido entre las plegarias,

vuelo hacia tus entrañas,
desgarro hímenes y velos,
hago saltar tus vestiduras por los aires,
sostengo entre mis dedos temblorosos tu desnudez,
agonizo.


Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad"

Hoy he conocido el terraplén sangrante


Hoy he conocido el terraplén sangrante,
la herida en el ojo, abierto, de la vaca.
La ojiva negra perdida en el semblante,
la voluntad de amar el pozo de la nada.

He visto a mi lado las caras de la muerte,
el cascabel faltante de las horas de amor.
La cruz de Cristo, partida, en mil pedazos,
la triste encrucijada de odios malhabidos.

He visto, he conocido, he sentido a mi lado
la enfurecida bestia de la triste venganza.
El humo envenenado de horas no vividas.

Hoy he vivido sin par mi nacimiento,
mi original manera de nacer a la vida.
El colosal, surgimiento de un poema.


Miguel Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

jueves, 1 de abril de 2010

UNDÉCIMO DIOS O DIOS DE LA ESCLAVITUD


Acércate buen dios,
limpiemos juntos
esta prisión rodeada de cerezos.

Miguel Oscar Menassa
De Invocaciones, 1978 (2ª ed. 2007)