miércoles, 26 de agosto de 2015

Ahora harán conmigo el monumento al pene


Querida
Te lo dije en silencio,
no sueltes las amarras,
la libertad no existe.
Existe el desatino, las sombras,
la tonta esclavitud, del hombre,
por sus ocupaciones, por sus sexos.
Una colección de ultramodernos,
pequeños animalitos y grandes maricas.
Soy, te lo dije en silencio,
el último padre de occidente,
el último amante,
el fin del amor.
Entre la muerte y el deseo hablo la vida.
Te nombro amada, te nombro
y no me alcanza con nombrarte.
Recuerdo, cálidamente,
tu sangre sobre mi piel,
aquel delirio celular,
tu cuerpo en mi cuerpo.
Hablamos y dijimos: es imposible ser.
Recuerdo, sin embargo, bien amada,
argucias, históricas. inesperadas,
contra la propia vida de los hombres.
Tu carne, amada, esplendorosa carne,
racimos de humanidad por todas partes.
Llagas, heridas por doquier. Sangres,
entre nosotros, recordando la muerte.
Ahora, me lo digo, no va más.
Soy un artista.
Una catástrofe del alma.
Una fe destrozada por la historia,
del hombre una fatal encrucijada.
Estar al lado mío, para mí, sería suficiente.
Un hombre que a nadie pertenezca,
con sus propios sentidos. amores,
una cadena de palabras, vida, deseo,
goce inagotable.
El pene, te lo dije, era una imperfección.
Deseo del hombre que deseaste,
que te quedes conmigo, detenida,
quieta en el alma, conversando.
Quisiera confesarte que soy un solitario.
Desde el principio de los siglos,
entre fieras, vivo carnes y hartazgos.
Soy el poeta,
en mi cuerpo profundo y milenario,
al borde de los abismos de la locura,
escribo, lentamente, mis versos y miro,
tu desenfrenada carrera hacia la muerte.
Haciendo el amor el tiempo siempre sobra,
somos millones y millones, miles de siglos,
compartiendo mi pan y mis venenos y, aún,
mis tontas preocupaciones por el hombre.
Esta vez se trata de gozar, vivir.
Basta de experimentos, basta de ser,
deseo que desees,
no te necesito,
hagamos el amor.

Miguel Oscar Menassa
De  "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

martes, 25 de agosto de 2015

INTRODUCCIÓN


Quisiera escribir algo sencillo 
algo que me hiciera saber acerca de qué me pasa.
Ayer decidí publicar un libro.
Me hizo mal darme cuenta que sólo tengo escritas algunas páginas, que por otro lado no me parecen demasiado interesantes para ningún editor. Me imagino un libro de tres mil páginas, escrito como las últimas siete páginas de "Querida". Para publicar el libro imaginado no me importaría tener que trabajar toda mi vida. Pero gastar mis pocos dineros, en estas pocas páginas, casi sin interés; no sé.
Sólo en algunas páginas la poesía alcanza su sentido de verdad. El resto, se me ocurre, florecimiento de un posible nuevo estilo. Es decir: 
          demasiada juventud 
          demasiada ocurrencia acerca de todo 
          en definitiva, 
                            poca historia 
                                               demasiada soledad.
Carlos Gardel por Hegel, puede por qué no recordar el tango cambalache y eso es verdad, pero no, ser garantía de las palabras dichas acerca de la sexualidad femenina o el asunto de la esclavitud.
Poco a poco me voy rindiendo a la evidencia 
No deseo hacer lo necesario para ser, 
entonces  no seré. 
                          Prefiero los rincones, 
los cálidos rincones del garche perfecto.
En fin, la vida fácil.
Un cierto respeto por los muertos
sol mucho sol y drogas para el hastío.
La mujer me interesa compleja, 
                                              extraviada en algún destino. 
Que no sepa pensar, hacer el amor o lavar los platos, me da lo mismo. 
Alegre cuando pueda, 
                                 la vida en general no es fácil. 
Deseo en ella 
-y quiero que se entienda- en todas ellas, 
alguna locura por otra mujer. 
Un cierto desenfado en mostrarnos las mutilaciones.
Al hombre lo quiero perfecto, 
                                            hombre y mujer 
                                            amo y esclavo 
                                            mortal e inmortal 
                                            amenazado, 
                                                             siempre amenazado.
Prefiero la belleza aunque reconozco no poseerla. 
La prefiero de gala, tirando a cómoda. 
A plena penumbra, 
que no se sepa quien es el amor, 
                                                que nunca se sepa. 
Preferir,
prefiero vivir en una casa de campo con río y árboles añosos, 
con mil personas a mi alrededor y solo. 
Trabajar lo que se dice trabajar, 
-tiempo por dinero o cualquier otra combinación parecida-
me afecta los nervios. 
Hablar con la gente me gusta, 
hablar con la gente, siempre, en todos los casos, me trae complicaciones.
Primera dificultad, 
siempre hablo tres tonos más arriba de lo que corresponde. 
Segunda dificultad, 
me río muchas veces o no me río ninguna. Me burlo siempre. 
Tercera dificultad, 
tengo silencios prolongados y monólogos extensos. Me callo siempre. 
Cuarta dificultad, 
tengo prejuicios, siempre creo que el que da más soy yo.
Quinta dificultad,
mi discurso es bisexual, sirve a todos. 
Sexta dificultad, 
Estoy dispuesto a demostrar que lo que siento es verdad. 
Y no me importa que me lleve 1 000 años, 
                                                               hay tiempo para todo. 
Complicación primordial, 
a pesar de todo, mis encuentros con las personas son favorables.
Dicen de mí, que soy inteligente o raro. 
Sospechar no sospechan. 
A lo más piensan que soy un poco megalomaníaco (delirios de grandeza) 
Jamás que están en presencia de un genio. Eso, jamás. 
A mí, no me duele. A mí, me da lo mismo 
                                                              Yo espero, 
alguna vez, alguna mujer en el paroxismo del goce, 
me dirá que soy único, 
                                 caballo de la noche, 
                                                              Yeti inmortal. 
Tengo vicios: El amor a escondidas. Insisto: 
                                                                 que nadie sepa. 
Redes, 
          historias, 
                       amo las historias. 
La espléndida zona del misterio, 
                                                toda para el amor. 
Sexo y virtud, las prefiero en secreto. 
Para desnudarme y esas cosas prefiero rituales, 
rituales breves que no tengan que ver con la muerte 
y donde cualquier nombre propio sea bienvenido.
Deseo labrarme un futuro, una pequeña finca a orillas del mar. 
Asegurar un color sádico para mi piel, todo el tiempo. 
Ser necesario para alguien o para algo en general, 
eso sí, me gustaría ser.
Si no voy más como escritor, me lo dicen y basta. 
Plantando patatas, también soy feliz. 
                                                      Os lo aseguro, 
seguiría resultando interesante para ustedes. 
Nacerían patatas deformes, inteligentes o raras.
Y sepan que sé,
que no hay buenas medicinas para el alma, 
porque el alma no existe.
                                     Caricia tenue, caricia de verano, 
racimo de uvas maduras sobre tu piel,
uvas negras, redondas, arrancadas, 
más que por su sabor, por su belleza. 
Amo en los estilos clásicos el refinamiento para la estupidez. 
Las condecoraciones, en fin, todo lo inútil. 
Hubo de haber habido entre mis parientes, algún hombre de bien. 
Alguien con una cadena de oro alrededor de los huevos. 
El Conde de la Cadena. El Extrangulado. 
Suprimiendo el sexo todo saldría perfecto y bastante más barato. 
Utilizado para cualquier deseo, el trabajo es mucho mayor. 
Hago el idiota, eso está claro.
                                            Él cree 
                                            Ella cree lo contrario. 
Yo pienso que ella y él hicieron lo único posible: 
Él un sentido a su locura.
Ella un destino a su sexo.
                                     La humanización fue completa. 
Me dejé llevar,
me llevaron por los entretelones del sexo y la locura, 
sus máscaras para la fiesta.
Y fui Dios y Lucifer y el Mago del Sexo
                                                           y todo sin saber. 
Nadie preguntó por mí. Estaba dispuesto a quedarme hasta el fin. 
¿De qué soy responsable? pregunto. 
Acaso de haberlo visto todo. 
                                           Lo vi todo. 
De haberme emocionado en algún momento. 
                                                                  Me emocioné siempre.
¿De qué se me acusa? 
De llevar hasta el paroxismo un saber, 
de que mis hijos vayan a la escuela. 
De haber visto la muerte en su locura 
y la muerte también en su sexo. 
Fui discreto, galante, convencional, 
amé todo lo que me fue indicado amar. 
Tonto y maravilloso, 
                              siempre,    
                                          con la misma pasión.
Me pusieron un precio. 
Un lugar demasiado pequeño para mis explosiones cósmicas.
Usted vale tanto, hágase valer. 
Yo no puedo más, 
ambiciono el sol, 
las tontas conversaciones con mis amigos, por nada.
Mi cuerpo 
               vibra 
frente al más pequeño movimiento de la naturaleza. 
Me parece bien, para mis hermanos, 
cualquier manera de vivir.
Y si bien he perdido mi pasión por los encuentros inútiles, 
no he perdido el registro de lo mortal, 
la inmaculada pasión negra, 
                                        el encuentro de las voluntades. 
Y si bien es cierto que me encuentro andando a la deriva, 
la deriva es una referencia. 
Se la puede signar y calcular, 
se la puede hacer saltar en mil pedazos. 
Se la puede recubrir de pieles y piedras preciosas, 
se la puede amar. 
¡Oh! mis pobres ciegos de amor, 
mis ciegos de la ceguera fatal. 
                                            Ella es la deriva.
Un amor imposible. Una puesta de sol inolvidable.
Que soy un gran escritor, ya lo sé.
El dilema: 
Como hacer para que algún otro se entere de semejante verdad. 
Con los familiares no se puede, me aman. 
Ellos prefieren que a mí, me vaya bien.
Entre los desconocidos, 
a quién puede gustarle esta mezcla de rabia y lucidez. 
Frases donde se entrecruzan los destinos de dos civilizaciones. 
Lugares donde reina la locura o la estupidez. 
                                                                  Todo es posible.
¿Nuevo estilo? o ¿Fragmentación esquizofrénica de la realidad?
Seguiré escribiendo, porque escribir me hace bien. 
Sentir que soy un gran escritor me hace bien. 
Por lo demás,
eso de encontrar un alma gemela o un lector hermano, puedo esperar. 
Por lo de publicar puedo esperar, aunque tal vez debería intentarlo.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal"

viernes, 21 de agosto de 2015

SIN BUSCAR SENTIDOS


Sin buscar sentidos
sin buscar sentidos
a veces...
no se puede vivir.

Buitre acostumbrado
a la carroña
vuelo sin olfato
perdiendo el rumbo.
Lumínico vientre
jugos
como vertientes de arrebato
contra los ojos mal-heridos,
desvariados.
La soledad
me tiende sus redes de brocato.
Me repito
un hombre solo no es un hombre
un hombre solo no es un hombre
y abro la boca hambriento
sin saber ¿Porqué?
me toca este camino.
Soñador
acostumbrado a vivir
empecinadamente la poesía
amo en general los silencios,
las brusquedades
los silencios.
Entendido en catástrofes
nazco
entre lo que se desmorona.
Piedras
antílopes caídos,
tigres
como llamas de seda.
Llamas
piedras
y entre los desperdicios
siempre encuentro una flor.
Una simple delicadeza
para el alma.
Volando entre galaxias
de nuevos pensamientos
mi vida
se llenó de malos pasos.
Normal. Normal
eso no pude nunca.
Soy una promesa
y el diente
posterior de la nada.
La poderosa serpiente
que le da vida a Dios.
Veneno y fe.
Veneno y fe
y azúcares
y olores
de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempo de paz.
Los hombres van y vienen
recuerdan y olvidan.
Panes y recuerdos
me repito a cada instante
panes y recuerdos
tuvimos todos.
Cuando partí de mi ciudad
lo sabía todo y lo olvidé
lo sabía todo y lo olvidé.
Viajo sin rumbo porque olvidé
el destino del hombre.
Tanta muerte y tanta locura.
Tanta soledad.
Mejor viajar sin rumbo
mejor detenerse
donde nadie se detiene
cielo hay
en todas direcciones.
Fui un perro, lo sé,
buscando en la basura
un pedazo de carne
y sin embargo
extranjero y feliz
quiero para mí
lo que me corresponda.
Orgulloso de mis defectos
soy un pavo real
sorprendido por sus colores.
Hasta aquí
amante
de las virtudes de los otros
quedé sensible al asco.
Picoteo todo
buscando el sabor deseado
y el sabor deseado
está en mí.
Normal. Normal
eso no pude nunca.
Alcanzo
las primeras arenas
a fuerza de coraje
no huyo del mar
lo abandono.
Incendio el mar.
Abro caminos
en los pantanos.
Busco
entre las fieras
un destino.
Mejor no tener nada.
Mejor
andar por la vida
como si el mundo
nos perteneciese.
Pisar aquí y allá
quedarse siempre
en el mismo sitio
y volar.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

martes, 18 de agosto de 2015

SALVE II O MARIA LA HECHICERA


Cuántas veces perdido en tus amables brazos
María la hechicera
recorrimos los canteros donde crecía la alegría
donde el amor y los malvones
se regaban con la misma firmeza
                                           con que las aguas
bajan de las montañas en primavera
para regar los campos araucanos.
Tú reinabas tu reino, allá en Pompeya
tu mar y tus espumas
eran las manos del abuelo Antonio
tocando la guitarra o encendiendo su pipa
con el rojo carbón entre sus dedos
y un corto silbido, para llamar a Juana
la oveja, su inseparable compañera.
Cuántas veces tu sol era los ojos ciegos del abuelo.
En Mon y Tabaré te sentabas
con un pañuelo negro en la cabeza
y en tu falda
                 doce panes calientes
cocidos en el barro con tus manos
como cuando eras niña
y a orillas del Limay
Caupolicán pasaba su belleza.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo Pecador"

lunes, 17 de agosto de 2015

TODOS LOS CUENTOS TERMINAN CON LA VIDA O CON LA MUERTE -I-


El campo siega los corazones jóvenes
y éstos ya no se parecen a las garzas
o a los patos volviendo de la laguna
mojados y despreocupados del frío de la tarde.

Tú eras libre y pequeña en la provincia
antes de la ciudad
solías descorrer las tranqueras
que detenían las ovejas
para verlas trotar
por los callejones de tierra.
Solías aprovechar tu día
viendo el crecimiento vertiginoso de los trigos

Las manzanas por detrás de la casa.
La ciudad es melancólica y familiar
pero en el campo de mi corazón
ríes y saltas por entre los tabiques
hasta reventar de alegría.
Morir en la sangre de mi corazón.

He caminado y violado en los alrededores de tu piel mi juventud
deteniendo y deteniendo
el hilo de tu virginidad.
He corrido como los caballos de tu infancia
que te excitaban y temías
para llegar un poco antes
en el mismo momento al límite de la noche
por no haber creído
en el crecimiento de las flores de tu pueblo.

Ahora vuelvo mi rostro y las oraciones de mi niñez hacia ti
para convencerte de la soledad de los hombres
Puedo agitar las banderas de las discordias y la cordialidad
para vencer tus años de padre y madre
venidos de un país extranjero o de la provincia.

Hemos estado juntos en la ciudad
tan cerca de mi oficio como de la maldad
tan cerca de mi oficio como del amor
y sin embargo ahora
adiós querido mío estoy cansada
te descubro
me ahogan las habitaciones de tu casa
debajo de las casas
y tú no eres el misterio ni el alga ni el junco
que turba o desborda la soledad.
Me ahogan tus diálogos con el viento
y las conversaciones desenfadadas y violentas.

 Miguel Oscar Menassa
De "La ciudad se cansa"

domingo, 16 de agosto de 2015

Llegar, querida, llegar


Estoy llegando, como siempre, gota a gota,
a fin de mes, amor, enajenado, sordo, quieto.
Con tres peniques me siento Dylan Thomas...
y diecisiete florines hacen que sea Freud.


A fin de mes, mi amor, para llegar, pruebo volando.
Me juego dos quinielas, recuerdo dos poetas, amor,
y beso la cúspide de mi esperanza de volar cuando,
en silencio, entre versos, le pido a Dios: Piedad.

Alas, Dios, para llegar hasta mi amada a fin de mes.
Pequeñas alas muertas, cielos de luz para mi mente.
Alma, un poco de alma, Dios, para llegar a fin de mes.

Después pasan las horas y arañando un sentido,
llego hasta tus senos, amor, a fin de mes. Loco,
embrujado, alegre, enamorado por llegar.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

martes, 11 de agosto de 2015

Veo abrirse futuro en tus entrañas


Veo abrirse futuro en tus entrañas,
 veo inflamarse mi corazón de dicha.
 Ataco sin piedad mis versos anteriores
 y escupo la cara del oro y la miseria.

Soy el loco Siglo Veinte, estoy espantado de mí.
 Hago el amor y contraigo enfermedades incurables.
 Trabajo con ahínco y deseos para ser explotado.
 Escribo bellos versos para metérmelos en el culo.

Todo está calculado para mí, menos mi ansia.
 Todo está computado para mí, menos mi deseo.
 Todo está ordenado para mí, menos mi hambre.

Cuando escribo se rompen los relojes
 y ese futuro abierto en mis entrañas,
 se libera, se hace carne en el mundo.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

jueves, 6 de agosto de 2015

ARRÁNCAME LA VISTA, AMADA


 Arráncame la vista, amada, le dije sin mirarla
 y ella, acostumbrada a mis palabras, bajó el telón.
 Quedamos, al besarnos, de este lado del mundo,
 sin ver lo que pasaba, sin mostrar lo que hacíamos.

Devuélveme la vista, amada, le dije sin mirarla
 y ella, acostumbrada a mis palabras, subió el telón.
 Quedamos, al besarnos, de ese lado del mundo,
 lo vimos y lo mostramos todo, mas todo daba igual.

Déjame como estoy, no toques mi delirio.
 Algo te doy amándote y nadie se da cuenta.
 Algo me guardo para mí del amor pero no siento nada.
 No somos náufragos perdidos, aún no hemos partido.

Aún, amada, nadie ha llegado al puerto
 y al llegar no habrá barca esperándonos.
 Sólo la bruma de la orilla espera,
 sin novedad, sin mundo, volvemos a la página.

Ya fuimos ciegos, ya fuimos videntes,
 ya dimos de beber a quien no amaba el agua,
 nos sentamos a comer en la mesa de los ayunadores
 y una cama vacía de amor la llenamos de lágrimas.

Ya fuimos la luz que no se enciende
 aunque de golpe aparezca Aladino.

Ya fuimos los condenados de la tierra
 y el dolor de quien nada tiene para sí.

Somos, ahora, como los árboles perennes
 que una vez plantados no dejan de crecer;
 más allá de los soles, del viento, de las lluvias,
 más allá de los tiempos, del amor, de la muerte.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"