jueves, 30 de diciembre de 2010

SALVE III O MARIA APASIONADA

Tendidos en el patio
cuando me enseñabas tu nombre y los colores
esas raras combinaciones del verde con María
en las desoladas tardes del verano
cuántas veces besé tus pómulos salientes.

María
roja como la sangre
María apasionada.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

miércoles, 29 de diciembre de 2010

SALVE IV O MARIA DADORA

Tal vez no sea necesario decirles que los amo
con la misma violencia de las lanzas
matando al enemigo blanco en las praderas
o la empecinada suavidad de los interminables telares
azules contra el viento.

Tal vez no sea necesario decirles que en mi piel
-territorio de paz donde se anidan
los espejos del tiempo-
vuestros rostros más puros se reflejan
violentos de placer.

Tal vez no sea necesario decirles que he gozado
como gozan los niños cuando se zambullen
exactamente en medio de la tormenta
entre los pechos de María Dadora
Diosa lechera
bruja nacida para amar.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

martes, 28 de diciembre de 2010

La mujer y yo - 12 -

Destierro de mi vida el llanto,
lastimero, por lo que no tendré.
Observo con inteligencia varonil
lo que ya nunca habrá y no lloro,
no maldigo haber nacido hombre
ni que hayan existido antes de nacer
las veredas, el canto, el sexo abierto,
la locura, las calles alumbradas,
el terraplén, los pájaros cayendo.
Que hubo antes de mí, hermosas mujeres
que amaron a otros hombres, tuvieron otra piel.

Acepto sin rencor provenir del polvo
en todos los sentidos, tierra y amor,
sexo y delirio, todo polvo del polvo.

Quevedo aquí, Vallejo a mi costado,
Machado doliéndose del camino hecho
y tú y yo y el mundo, amada, que nos traga,
si no dejamos de llorar no veremos el sol.
Así, le dije, que lo decido hoy mismo,
aquí contigo en nuestra propia casa:
Los muertos no existen, ya están muertos
no sé porqué, dolidos, seguir llorándolos.
Y la vida, exactamente, plena, no existe,
¿para qué seguir ambicionando eso?

Sin sufrir por lo que ya no se ambiciona,
sin llorar ni a los idos ni a los muertos,
comenzaremos a escribir un nuevo verso
y ese verso, clave del tiempo atravesada
por la pequeña alegría personal
de sentirnos felices sin nada que llorar,
morirá para siempre la pobreza,
el mal querer, la angustia por el sexo
pero nunca habrá ni paz, ni libertad
y seremos bellos, altos, bien alimentados
y nos pasaremos siempre haciendo la guerra
contra los feos, bajitos, mal alimentados…

A ver, mi amor,
me dijo ella al borde del enfado,
un verso llano, posible, cerca de la tierra
sobre el que se pueda caminar sin sobresaltos.
Un verso que nos diga la verdad de la vida,
que nos hable con claridad del dolor,
de la pequeña esclavitud de las mujeres,
un verso, querido, que haga la guerra
y que lave los platos con nostras.
A ver, querido, un verso, que me libere de ti
quiero verte decir, sereno, en algún verso
que tu amor podrá sostener mi libertad.

Abre la celda donde me custodias,
libérate en un verso, vuela fuera de ti.
Mirad, mujeres, mi hombre se arrodilla
al paso, inquietante, de la bella.
Escribe, amor, en un poema, que tu amor
ilimitado y eterno, terco e infinito,
es capaz de alegrarse con mi partida
y esperar que yo crezca para amarme.
A ver, querido, escribe en un poema…

Compulsado por ella intenté decirle la verdad:
Fumo y escribo desde los doce años,
cuando me dejan solo me masturbo
y estoy contento siempre sin saber porqué
y a ti te amo porque sí, sin apenas motivos.
Por eso, ahora, quiero extenderme
en un verso sencillo, en plena tierra,
en el centro mismo del asfalto
para poder amarte sin murallas
y entregarme fatal a tu ceguera
y dejar escrito en algún verso,
amo su libertad, amada señora
y más que eso,
la pienso todo el día en libertad
y nunca pude comprender porqué
te quedabas, sumisa, a mi lado
esperando que yo consiguiera
alguna libertad y te la regalara.

Después, llegué a pensar que no me amabas
que estabas a mi lado porque mi belleza
mi manera de entregar mi cuerpo al amor
te defendían de Dios y un poco de tu madre.
Y, luego, algunos sucesos sin mayor importancia,
siempre necesitabas un dinero que nunca tenías.
Eras terca y celosa de la manera más sencilla,
“no quiero, no quiero, no quiero y no me importa”
y te abrías de piernas y cerrabas tu corazón
y yo, no te comprendía pero te amaba,
te amaba con fervor, sensible a tus palabras
siempre te hice creer que te deseaba.
Que era yo el que quería esto o aquello,
trabajé duramente hasta conseguir
construir en el mundo tus ambiciones
pero te hacía creer que mías eran tus ideas.

Ella me interrumpió convulsionada para decir:
es verdad que hay cosas que Dios no me permite
y de preferir
preferiría que mi madre viva para siempre
y, también, es verdad, que ciertas tardes
se hicieron algo más claras con tu dinero
pero yo, mi querido, quiero dejar claro
que no soy ni terca ni envidiosa y
me gustaría recordarte sin malas intenciones
que la primera escena de celos me la hiciste tu.

Y desear, mi amor, ¿quién entiende el desear?
Tú me deseas, me deseas, así quieres que crea
pero sólo me besas cuando siento ese ardor,
cuando mis labios se incendian de locura.

Tú me deseas, tú me deseas, así lo dices
y yo ni puedo, siquiera, tolerar la ternura,
pero cuando yo transcurro indiferente,
a tus caricias, a tus besos ardientes,
sin pronunciar gemidos ni palabras,
enloqueces, de sentirte impotente
y cuando consigo pensar en otra mujer,
el deseo, mi deseo por ella corroe tus entrañas
y como un niño gozas y juegas como un niño,
y como un niño sólo vives por mi deseo.

No quise responderle, mas le dije:
Mi madre vive en ultratumba,
en un paraje, por mí, desconocido
y niño soy y seré siempre, mas no alcanza
y en cuanto al goce te diré: estás en lo cierto,
un hombre sólo goza si ella lo desea
y cuando ella se equivoca y desea con fuerza
que él vuelva del mundo derrotado y triste
el hombre vuelve a casa triste y derrotado
y ella, entonces, alcanza el cenit de la magia
resucita al moribundo y le concede un sueño:
Sueña que eres feliz, querido, que nunca te engañé,
que siempre fuiste sincero de tu parte, verdadero.

Miguel Oscar Menassa
De "La mujer y yo", 2003

jueves, 23 de diciembre de 2010

EXILIO

Fui lo que quise ser,
loco de mí, ciego,
hambriento por mis cosas.

Era un hombre pequeño,
altivo sí, pero pequeño:
envuelto en mis pies,
mi piel,
era el sortilegio del camino.

Dragón marino,
línea de perfección divina,
donde el fuego y el agua,
piensan vertiginosamente,
un encuentro imposible.

Catapultado
junto al billón de hambrientos,
echados de la tierra,
niño prodigio,
embalsamado entre palabras,
como pesadas paredes de cemento,
amurallando mi pequeño corazón
contra la vida
y no pude morir.

Vivía agradecido:
fui capaz,
estreché las manos del viento,
cada mujer era mi amor,
todo el mundo, mi mundo.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Contigo no he tenido fantasías

Contigo no he tenido ningún tipo de fantasía, sexual,
me dijo, tranquilamente, como si fuera nada lo que decía.
Cuando te sueño te veo vestido de mujer con calcetines negros
bailando un tango para mí, entre las ambiguas brumas de mi sexo.

Tu gusto por los amores salvajes, me fascina, de lejos.
Tus gritos de bestia encadenada, y sola, me duelen, de lejos.
Tus versos desesperados, desgarrados, dolientes, me tocan, de lejos.
Tus aullidos de tigre herido y viejo, me apasionan, de lejos.

Soy una gallega como dicen en tu patria, que no sabe amar.
Tengo novios, marido, amantes bisexuados y no me alcanza.
Me doy con todo, drogas, basuras, amores y no me alcanza.

Sufro toda la noche, de día, por la tarde, durante las comidas.
Déjame, hombre, no ves que en mi mirada quieta, España se pudre.
No vuelvas, no te quedes, no vueles, no caigas, ya nadie te amará.

Miguel Oscar Menassa
De "Un argentino en españa", 1987

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mujer, vendimia azucarada

Mujer, vendimia azucarada,
centro en el amor por ti,
la residencia de mi canto.

Bajo los cielos, en silencio,
entre crepúsculos, mi cuerpo,
paloma salvaje
cruzando el espacio de tu voz.

Quiero verme, me decías,
salvajemente
atravesada por tu canto.

Y desde entonces no dejo de gozar,
primitivo, imposible,
salvaje entre tus piernas.


Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

viernes, 17 de diciembre de 2010

MAS ALLÁ DEL ULTIMO CANTO VOLVER ES IMPOSIBLE

Pasaron cinco siglos
y todo,
fue verdad.
Los vaciadores de entrañas,
los violadores de sarcófagos,
llegaron con sus bombas,
al centro de la tierra.
Querían conquistarlo todo
y tenían,
una desmedida pasión,
-perversa-
por los encuentros virginales.
Amar,
aman por sobre todo,
la blancura,
la asepsia,
una especie de sordo capricho,
en construir,
murallas infranqueables,
en organizar nuestros sentidos,
y además,
claras argucias,
modelos encantados,
rutilantes titulares en los periódicos,
para ver,
si es posible,
que desviemos la mirada.

No nos dejan vivir.
Sólo precisan,
que no tengamos hambre,
¡tanta!
y para nuestro deseo
las reliquias,
las torpes fieras entontecidas por la vejez,
los desperdicios,
en fin,
para nosotros,
PAN y CIRCO.
La tibia
y melancólica,
costumbre de los pueblos bárbaros.

Para sobrevivir,
para que no me matara,
el tenaz e imperceptible aburrimiento,
fui el enano,
y fui también,
gigante entre la niebla.
Un hombre marcado por la viruela boba,
-quiero decir,
tocado,
por una enfermedad sin importancia-
Útil
para un destino grande,
o bien,
uno pequeño.
Un gajo de humanidad,
hecho carne.
Violenta insinuación.
Huyo,
ahora,
tranquilamente
de la biblia
y me masturbo,
con la cálida virgen,
exactamente,
enfrentado a la cruz.

Ave María,
impura,
pecado y maravillas
En el atardecer,
divina puta,
te entregarás,
a mi mortal enfermedad,
el buche de palabras.
Resistir cristianos,
no podrán,
tengo en mi poder,
el secreto del siglo.
La mierda,
más pura,
contra la cruz:
hijos de carne y hueso,
amables palabras
que recuerdan,
cánticos de guerra,
y el humo de mi tabaco,
siempre mortal.
Y sin embargo,
temo como final,
que nos inventen,
el HAMBRE,
contra nosotros mismos.
Vale decir,
que estoy desesperado
y sé
que moriré de bronca un día
y nadie,
sabrá nada.
Ni mis muchachos,
ni las locas serpientes

Y moriré de bronca un día,
porque tengo en mi pecho,
el odio contra todo:
contra las bellas mujeres y los amigos,
contra el estúpido indio americano
y su soberbia,
y un odio inmemorial
contra los impotentes blancos,
de américa del norte,
contra los que nunca,
hicieron el amor.
Odio en mi pecho,
contra la vieja europa,
la inventora del hambre y de la guerra,
la inventora,
de la más alta esclavitud,
la propiedad privada.

Y bien,
digan lo que digan,
soy,
el único poeta de este siglo.
La gran máscara.
Yo también,
tengo en mi pecho,
a mi Neruda,
quiero,
mi isla negra,
y no crean,
que digo tonterías,
busquen en mi poesía
y encontrarán,
que mis uvas maduras,
son,
las más profundas,
las uvas del festín final,
las más negras.
Y ahora,
si quieren,
para perdonarme,
pueden pedirme que rece,
que me ponga a llorar,
que con mi poesía,
la verdadera,
destruya los demonios,
como hice con dios.
Y si soy,
el claro manantial,
que horada la piedra,
puedo llorar,
por todos los pecados
y amar a dios,
y a su diáfano y enloquecido,
séquito de leprosos.
Temo,
entonces el infierno,
temo,
morir envenenado.
Y si el poeta se burla,
es,
un idiota profundo,
no tiene en cuenta el porvenir,
lo dice todo.
No entiende,
-ni siquiera para vivir-
de política.
Y si lo encierran,
el poeta,
ruge de tristeza,
y su rugido
se expande,
hasta el confín del universo.

Esta vez,
el poeta,
no correrá,
tras los diamantes,
de ninguna playa armoricana,

ni del áfrica negra.
Esta vez,
el poeta
sin oro en su cintura,
sin cruz en sus espaldas,
se dedicará,
ni a la política,
ni al ocio.
Esta vez,
para acallar,
el canto del poeta,
habrá que matarlo.
Y si alguien intenta,
la inmensa porquería de matarlo,
el Poeta,
parece ahora,
una bandera,
pero,
asesino inmortal de toda la blancura,
amante empecinado de la destrucción
de toda la pureza,
no deja de cantar.

De Miguel Oscar Menassa
"Canto a nosotros mismos también somos América",1978

jueves, 16 de diciembre de 2010

En 2011 se cumplen cuarenta años del Primer Manifiesto del Grupo Cero

1971 - BUENOS AIRES

PRIMER MANIFIESTO DEL GRUPO CERO
Manifiesto de adhesión al Grupo Plataforma

Esto que comenzamos a escribir tiene la pretensión de ser un manifiesto, manifiesto de adhesión si se quiere, o bien verdaderamente dicho, manifiesto de ruptura, ya que toda adhesión lleva irremediablemente en su seno un sí y un no, o para decirlo de una manera menos alusiva, todo encuentro lleva consigo, y esto es verdad, por lo menos una separación.

Manifiesto que en el mismo momento de su creación, no sabemos si podrá alcanzar o bien si seremos capaces de hacerle alcanzar la publicidad que deseamos que tenga. Queremos explicar de la manera más desordenada posible, a qué y a quiénes adherimos y quiénes somos.

Nuestros dedos índices, nacidos para señalar, apuntan y se regocijan con ello, aquello que superficialmente puede ser visto como un simple acto de rebeldía de algunos hijos díscolos de la gran familia patriarcal que significó y sigue significando para algunos la APA. Pero nosotros sabemos que apuntamos a un producto acabado que ha demandado para su producción largos años de trabajo. Y si bien es cierto que su último artífice ha sido el Grupo Plataforma, no podemos olvidar que la posibilidad de esta ruptura que hoy se produce en la APA, marcando tal vez el comienzo de una nueva historia teórico-práctica para el psicoanálisis en la Argentina, estaba puesta en el mismo momento de su fundación.

Cuando el Dr. E. Pichon Rivière, uno de sus fundadores, se somete a la propuesta de psicoanalizarse con otro de los fundadores, el Dr. Ángel Garma, dice: "Yo me voy a psicoanalizar con él, pero él va a tener que aprender muchas cosas de mí".
Relación terapéutica que termina a los cuatro meses de iniciada, cuando la madre de Ángel Garma muerde las entrañas de Pichon Rivière. Fin de una relación terapéutica y comienzo de una rajadura en el seno de la APA que provoca una separación en dos grupos, tan definitivamente separados y distintos, como la separación definitiva e inmortal que produce el acontecimiento de la represión originaria en el aparato psíquico, fundando dos instancias, el Inconsciente y el Preconsciente, irreconciliables y diferentes de ahí para siempre.

Un grupo que piensa y que determina; su líder, E. Pichon Rivière; sus vicisitudes, la lucha contra la represión.

Otro grupo que aparece y que crea la falsa ilusión de ser el único; sus líderes los otros, sus vicisitudes, no pensar, reprimir, ocultar; grupo que no podrá pensar porque de ninguna manera el tiempo de matar puede ser el tiempo de la creación.

Y no nos vengan a preguntar de dónde sacamos todo esto, porque como ustedes saben o por lo menos debieran saber, la fantasía se constituye por après-coup.

Otros nombres, otros recuerdos, otros acontecimientos, más conocidos por ustedes, mejor recordados por ustedes, habrán marcado a su manera la historia de esta ruptura.

Dejaremos que ustedes los nombren, que ustedes los recuerden, sin embargo no podemos dejar de mencionar algo que nos muestra claramente que las guerras son terribles, que siempre alguien tiene que morir, que hay cicatrices de la guerra, huellas de la guerra que son muy dolorosas porque acontecen en los seres queridos, estamos diciendo que lamentamos la muerte de José Bleger, de nuestro querido Pepe Bleger que desde el inicio, luchó por todas las posibles aperturas del movimiento psicoanalítico, cometiendo muchos errores, es cierto, pero iniciando muchas líneas de pensamiento de un valor inestimable; pero que tal vez por los años (los años a veces hacen estas cosas) tal vez por las malas compañías (las malas compañías a veces influyen realmente) en el momento de elegir, en lugar de elegir la vida, elige la muerte. Esto es sólo un ejemplo, pensamos que debe haber otros, las guerras son terribles.

En nuestro inicio sólo había una claridad, sólo una luz, nuestra firme y diríamos valiente decisión en su momento, de no entrar en la APA. Nuestra decisión no la tomamos solos; nos ayudaron y nos alentaron tal vez muchas personas, pero sólo algunos nombres aparecen nítidos, Juan Carlos De Brasi, Armando Bauleo, Raúl Sciarretta, que desde la incertidumbre de la teoría o bien desde la certidumbre de la ideología, nos enseñaron que había una sola manera de pensar y que esta manera acontecía en la clandestinidad, fuera de toda institución; en la incertidumbre, fuera de toda seguridad psicológica; en el silencio, a espaldas de la represión.

Cuando nos constituimos en grupo de trabajo (principios de 1970) nos unimos Sergio Larriera, Roberto Molero y Miguel Menassa (que éramos el grupo primitivo) con Horacio Valla, Guillermo Bristow y Jorge Nonini, que por otros caminos habían llegado a saber lo mismo. Ya entonces otras claridades alumbraban nuestras miradas; sabíamos, nuestro conocimiento, nuestra manera de pensar era distinta porque no habíamos entrado en la APA. Para decirlo de una manera salvaje, en nuestras cabezas resonaban clarines inimaginables. El primer manifiesto surrealista, cuando Breton acomete ferozmente contra el movimiento Dadá y abandona de una vez para siempre la seguridad por la inseguridad, cuando propone sembrar hijos por cualquier parte, cuando elige la poesía, cuando aconseja partir por los caminos. Partan por los caminos. El Neruda de Residencia en la tierra, el Pavese de Trabajar cansa, el Faulkner de Mientras yo agonizo o de Palmeras salvajes. El Sartre que nos hablaba empecinadamente de la libertad que nunca consiguió, el Joyce del Ulises, el Miller que a los cuarenta años decide dejar la oficina para ser el escritor que se burlaría de todos y de él mismo, porque al final es lo mismo, la muerte es inevitable, el Vallejo de Los heraldos negros, el Maiacovsky de La nube en pantalones, el Esenín de su Guapo, el Arlt de Los Siete Locos, el Tuñón de La calle del agujero en la media, y fundamentalmente porque si no ustedes no entenderían nada: el Marx de El capital, el Freud de La interpretación de los sueños. Seguro, estamos seguros que otros clarines resuenan hoy en nuestras cabezas y una infinita alegría en el corazón.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Aforismos y decires [1958-2008] de Miguel Oscar Menassa


1135_ No pienso dar la vuelta al mundo para encontrarme. Me conforma esta situación donde, para estar conmigo, tengo que estar con otros.

viernes, 10 de diciembre de 2010

HE VIAJADO. HE VIAJADO


He viajado. He viajado,
hombre de piel como palabras,
he viajado por lo que queda del alma
y no estoy de acuerdo.
Tristeza agrandada por sus contradicciones,
soy el dolor del siglo que no duele.
Más que la atroz materia que destruye,
un simple giro del lenguaje.
A la palabra amor ,
le puse cascabeles como a la lepra antaño.
A la palabra madre,
le puse un cataclismo entre las piernas
y una belleza masculina en la mirada.
Ojos de miel combiné con mi patria
y me dejé llevar por la marea.
Llené el mar de palabras antiguas
y hundí el mar.
De la mujer hice una frase.
Detuve su infatigable locura,
toda locura entre mis letras.
Al tembloroso, avergonzado sexo,
le agregamos torrentes, cataratas.
Ella existe,
ha nacido en mis versos.
Poesía de fuego,
donde el dragón es ella y la palabra.
Te escribo, ¿ ves? , te escribo,
como antaño el hombre se escribía.
Hago que tus gemidos,
yegua loca pariendo la mañana,
abandonen tu cuerpo.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

jueves, 9 de diciembre de 2010

IN MEMORIAN


Al Capitán Cat
A Perkins
A Morgan
sobre todo a Morgan

Por tu culpa y a causa de mis ganas
intento
saltar desde la nada
de donde vocifero que alguna vez
hubo de ser cosa de todos los días
eso de andar colonizando
mares desconocidos o tierras predispuestas.

Saltar desde la nada
te digo
hasta tu juventud
para que sea la violencia
por mis palabras como tambores locos BATIENDO
ENSORDECIENDO
EMBRUJANDO TU NOCHE
CAPITÁN CAT

Angel del cielo, caído para siempre
sin pasaje de vuelta
Morgan, perdido para siempre en la tierra
Sin guía de retorno
Condenado a detener el mundo
a causa de la ferocidad de tus manos
PARA QUE YO PUEDA BRINDAR
sin que me lleve el viento
sin caerme en algún giro sorpresivo de esta
[tierra
emputecida ahora por el dolor
de tenernos encima
montados a caballo
CAPITANES DEL MUNDO

Por el crecimiento de tu barba
Por las naranjas salvajes del Canadá
Por los indios muertos en el Cañón del Colorado
¿Recuerdas?
El 14 de mayo de 1874
por un mal movimiento del jefe de la tribu
perdieron el equilibrio
se les llenaron los ojitos de tierra
la cabeza de pensamientos
murieron de un golpe de calor
calor a la cabeza
en pleno cañón del colorado; ¿te das cuenta?

Por el verano junto a Rimbaud cerca del mar
Tendré oro, seré ocioso
y brutal, nos decía.

Por tu mano derecha
la que te apoya a veces en mi hombro
la que te da vino, la que te pinta
la que te toca a un metro de distancia las pieles
[compañeras
Por el dedo medio de tu mano derecha
COLOCADOR DE PERLAS
Por tu prestigio como encontrador de túneles
sospechosos
de cavernas cerradas a la vida
-por alguna desgracia personal de la
infancia-
Por el sol de noche que te prendí en el rostro
Por las palabras que te di en el testus
que casi te lo rompo
Por las amarras sueltas
PERKINS

Desde la vida donde reino
cantor de los cantores
lanzado por una contracción de la tierra
preñada para siempre
hasta tu juventud
para que sea la violencia del misterio
Brindo por tu crueldad, por mi crueldad
POR LAS PALABRAS COMO TAMBORES
[LOCOS
Por la belleza en la longitud de tu rostro.

Y pregúntame por el amor,
ahora
que me brotan claveles en las manos
claveles apacibles para engañar al enemigo
claveles rojos, pardos, CLAVELES ASESINOS
claveles sin piedad, claveles brutales
para ponerse en el ojal y hacer de TURROS.

Y dale pregúntame por el amor, ahora
Que te cuento las peripecias de Perkins en el
[mar
PIRATA MORGAN

Miguel Oscar Menassa
De "Los otros tiempos", 1970

miércoles, 8 de diciembre de 2010

LA REALIDAD JUEGA, JUEGA CON NOSOTROS

Yo he pagado mi boleto
he sacrificado mi nombre
exijo mi viaje de placer.

He hecho muecas feroces en lo real.
pero ella no se aleja de mí
más que la longitud de tu rostro.

El hombre vuelve siempre, siempre vuelve el amor.

Estupendo
los solos mueren solos
los acompañados los tercos
los sacerdotes vagabundos
los suaves mueren solos.
Nosotros, los poetas,
que guardamos aliento
para pegar sin respeto a Dios
para escupir los rostros
no debemos morir.
Morimos solos.

Miguel Oscar Menassa
De "22 poemas y la máquina electrónica o como desesperar a los ejecutivos", 1966

martes, 7 de diciembre de 2010

CUANDO ENVEJEZCA

Cuando envejezca
cuando mi piel se caiga,
porque soy incapaz de sostenerla,
entonces, mi palabra, levantará la voz.

Agonizando, el canto,
se hace más fuerte que viviendo.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

domingo, 5 de diciembre de 2010

POEMA I

Lo he devuelto casi todo
sólo me quedan estas pocas lágrimas
para llorar sobre los hombros
de aquel
que necesite para vivir
mis lágrimas.


Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

viernes, 3 de diciembre de 2010

DEDICATORIA

Estábamos en el patíbulo.
Esta vez tocaba ahorcamiento.
Una blanca soga perfecta sobre tu cuello de perla.
Oído entrecortado,
murmullo,
blanco y perfumado, que llega hasta las orillas del alma,
y ahí,
precisamente, muere.
Nadie era igual a nadie. Estábamos, muriendo de a uno
cada uno, por nuestros propios sueños.

Se mezclan en mi mente cuando estoy escribiendo
mil concepciones de la frase y del mundo y de la vida, que más que darme ánimo de seguir escribiendo me llaman a reposo, a descansar tirado, en el propio centro de la muerte.
No amo ningún gesto, porque soy diferente a todos los gestos.
Porque tengo una pija envenenada y loca y robustos colores primitivos en mi mirada
perfectos y casi definitivos.
En mil direcciones,
y digo bien lo que me pasa,
parto en mil direcciones, porque mil direcciones son las direcciones de la ilusión
de mi mirada.
Tampoco tengo amor para mí.
No amo ni mis versos.
Todo es una condena.
Ciertas pequeñas burbujas del mar en el amanecer.
Ciertas rocas cantarinas.
Ciertos caminos imposibles.
Soy un hombre envenenado con su propia sangre.
El drama es perfecto.
Un hombre casi muerto por su propia creación.
Una especie de dios moderno y descuartizado.
Un verdadero hijo de puta.
Un empecinado,
en hacerle creer al mundo que mis datos, son los detalles indelebles
de la vida. El resto, simples manías del hastío o de la huida.
Soy un hombre único, partido y múltiple.
No me adapto a nada.
En el mismo momento de la explosión atómica,
lo recuerdo tan nítidamente como el estallido,
mi madre me besó en los labios.
No me dan ganas de escribir de nada que la gente quiera que escriba.
Todo es más
complejo así, ya que la gente últimamente pide cualquier cosa.
Parece que pudiera,
moverme en cualquier dirección que siempre habrá alguien que esté conmigo tratando, aunque no lo sepa, de hacer lo elegido. Antes del goce de la acción me harán sentir en todos los casos la responsabilidad de la acción.
Un hueco donde de golpe puede caber
cualquier cantidad de mierda,
también es una historia.
Siempre hubo líderes, y siempre fueron empecinados, y estúpidos y siempre creyeron de más en sus propios planes y algunos hasta llegaron a ser caprichosos, y déspotas, y turros y viciosos y sin embargo la famosa humanidad los recuerda de manera increíble, y pone sus nombres entre piedras y ornamentos inolvidables.
Y siempre hubo mierda entre las flores y pequeños hombres bondadosos y humanistas que para mejorar al hombre, fueron capaces de matar en un solo gesto 500.000 personas. Los dos renglones anteriores me parecen carentes de sentido en el texto, como alguien distinto al escritor que conozco me haya dictado esos dos renglones que ahora han producido este punto de no retorno, esta desviación incalculable.
Mi hijo me mata de mentira con un revólver de mentira. Mi hija riéndose me dice que todavía no estoy muerto y que puedo seguir escribiendo. Yo en verdad no sé qué hacer.
Fumo un cigarrillo y fumo lentamente, porque el humo nubla de esa manera mi mirada.
Y me pongo a llorar.

Dedico este libro como se dedican las flores o los pájaros.
Al sol.
A las canciones.
A todos los muertos por la patria y también esta vez,
a los que todavía no murieron.
A mí.
Este libro me lo dedico a mí.
Un libro que escribí lentamente por las noches.
Que corregí lentamente solo entre los juegos de los niños.
Un libro que llevé a imprenta escapándome entre las sombras de los más amados.
A todos los animales del mundo.
Al que muge.
Al que pide pan,
al que se lo niega.
Al Grupo Cero, por haber permitido tamaña soledad.
A la Comunidad “Familia Ampliada” Carbonero y Sol, por haber expuesto su belleza,
ante mi mirada.
Familia que como todas las familias, y a pesar de todos los esfuerzos,
no pudo terminar con mi soledad.
A Carlos Gardel y a Hegel, porque del hombre y la mujer dicen lo mismo.
A España,
tierra arrasada,
tierra de dios,
por querer conquistar lo inconquistable.
A Madrid en especial, porque a pesar de todas las trabas que a cualquier latinoamericano le ponen para vivir en ella, hace dos años y medio que resisto.
Y si de comparar se tratara, se me aparece la palabra selva,
pequeña,
conocida.
Mujer errante y desquiciada.
Siempre al alcance de la mano.
Si después de la lectura de este libro alguien persiste en ser mi amigo,
se lo dedico a él.
Nombres no quiero dar porque sufrir sufrimos todos.
Y en ese sufrir,
todos fuimos contrarios.
Todos severos amantes del pasado.
Perros hambrientos.
Sólo nos atrevíamos a pedir un poco de pan y sexo.
Y ella fue dios.
Dadora universal.
Carne y martirio.
También se lo dedico a ella.
Turbia y melancólica,
para que se ate la dedicatoria al cuello,
y me pasee por el mundo.
En general,
GRACIAS A TODOS.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Del libro “Psicoanálisis del líder” , 1979