sábado, 12 de mayo de 2012

EL ERA MI PADRE

 
Él era mi padre
y caminaba siempre unos pasos
delante de todas las mujeres.
Yo era su hijo
y lo reconocía siempre
por su soledad.
Después cuando crecí
y podía correr para alcanzarlo
él tuvo un amigo.
Me miraba largamente a los ojos
y yo nunca podía sostener su mirada.
Aún hubo un después
él me contaba historias
y mientras me contaba
perdía la mirada.
Era un país lejano
el que había en sus ojos
y yo no estaba.
Con tiempo
con palabras
me acostumbré al vacío.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

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