lunes, 24 de enero de 2011

SOY ME DOY CUENTA

Soy me doy cuenta
un nadador muerto de frío.
Lo que me pasa es el amor.
También es la nostalgia
por mi país, mi barrio
las glicinas
colgando de su cuello
como si su cuello
fuese el cuello de una reina
y nos pasábamos
de balcón en balcón
y locos nos besábamos
y en cada salto
nos parecíamos a los pájaros.

Después fuimos los témpanos eternos
después siempre viajamos en soledad.


Gigantescos
y helados
témpanos solitarios
viajamos contra todo.

Contar los golpes
nos decían
contar las caídas
más de mil no serán
y desde entonces
la poesía
pide libertad y no
una libertad medida
por banderas.
La poesía pide
una libertad soberbia
todo el tiempo
toda la maravilla
de lo desconocido
en esa libertad.

No la libertad de las estatuas.
Una libertad
que destruya todas las estatuas.

La poesía ambiciona en esa libertad
ser material presencia de lo humano.

Ella grita furiosa entre las piedras
o todos o ninguno. Garganta universal.

Mientras sobre la tierra
alguien no pueda el hombre
no habrá hombre.

Temblando
y entre el temblor está mi vida
y termino llorando enloquecido
porque no puedo más
y arranco de la miseria
una grandeza:

El deseo ferviente de ser

esa libertad
ese hombre.

Bestial
libre también de libertad
ella
me hace saber que no podré.

Mi desdicha
no es su beneplácito
pero tampoco su dolor.
Su libertad es infinita
Más que una danza
para ser bailada por todos una danza
que tenga de todos
el movimiento más preciso.

Viajo
sin aparente retorno.
Soy la Poesía.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

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