lunes, 15 de febrero de 2010

LA CALESITA

Vinieron hacia mí creyendo que la hora,
en que los lobos callan desesperadamente,
había tocado mi corazón.
Aullar no era necesario todos los días
y sin embargo los que llegaban
hacían preguntas acerca de mi voz.

-Se atragantó con las estrellas
de las serenas noches de noviembre
y su sed calmó las torrenciales lluvias
en aquel silencioso y triste verano
donde las algas marinas y los helechos
crecían desaforadamente azules, dispuestos a matar-.

Bailando, callado, en torno de la hoguera
acercaba a los distraídos turistas
al borde del abismo.

Miguel Oscar Menassa
De Yo pecador, 1975

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