jueves, 12 de agosto de 2010
EL TERROR DEL PUERTO
Las casas se desprendían hacia el mar
como palomas
sacudiendo sus ventanas
hacia la calle
hacia la ciudad.
Los muchachos pecaban misteriosamente
en sus cuerpos
esperando que alguna sirena tipo francia
los atrapara, para amarlos
en el fondo del mar
(ella podría besar sus hombros desnudos
y hasta sus sexos deslumbrados,
por esa voz que desconocen,
salada por el mar ,
diciéndoles palabras terribles
para sus años)
Algunos hombres silbaban.
Muchachas extranjeras
no vírgenes, pero pulcramente vestidas
miraban el mar.
Miguel Oscar Menassa
De "22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos", 1.966
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