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domingo, 8 de diciembre de 2024

Bujía supersónica de luz

Bujía supersónica de luz y misterio,
fui lanzado al espacio y sin saber por qué, caí en Madrid.
Al poco tiempo me dijeron de qué iba y yo lo supe todo.
¡Con tanta luz, aquí en Madrid, no se va a ningún lado!

Quise apagar los gritos que traía, de América, en mi vientre
y me estalló en el pecho el llanto desgarrado de los Andes,
la violencia de un idioma, luchando por su libertad
y nunca más pude callar y nunca más pude vivir en paz.

Después de los primeros golpes me fui documentando.
Buena Conducta, Certificado de haber nacido vivo
y el D.N.I. de un muerto, para salvar las apariencias.

Me vendieron una casa a pagar en quince años y un coche en tres.
Pregunté por los grandes Poetas de España y qué con mis versos. 
Dijeron nada, con los poetas nada. Los exiliamos, los dejamos morir.

Miguel Oscar Menassa
Del libro Un argentino en España 


lunes, 5 de febrero de 2018

SOMOS EL FRUTO MADURO DE UNA ESTACIÓN LEJANA

 25 de Abril de 1982 


En plena noche
Ella sigue siendo mi luz
y descansar me parece
absurdo en su presencia.

Ella produce luz cuando vibra su cuerpo
cuando su cuerpo tiembla de volcanes perdidos
de volcanes abiertos cual pestilente herida
escupiendo y llorando
calientes tempestades de silencio.

Abro los ojos para verla temblar
y Ella me enceguece con su luz.

Cuando su cuerpo recorre
los escándalos de la noche
cuando su cuerpo se detiene
violín interminable
en infinitas notas imposibles
como una música
loca de silencio
la luz
infinita luz
se enceguece a sí misma.

Al compás
de los últimos movimientos de su cuerpo
todo es gris.
Como cuando la lluvia
te parte el corazón
como cuando en invierno
las heladas razones del odio
en tu cuerpo
hacen fracasar todo temblor
todo sueño.

Y el gris es
más que la soledad
más que el silencio
como cuando las piedras
se defienden de las piedras
como cuando la noche estalla
de oscuridad y sombras.

Reina la noche
y Ella, todavía,
es Poesía.

Animal de luz.
Bestia del tiempo
baila para mí
última danza.

Se contornea y salta entre la muerte y la locura
sin brusquedad como danzando entre corales
como danzando entre nubes ardientes de plenitud.

Su cuerpo es el amor
es el amor que nos lleva más lejos que la muerte
amor de amores más imposible, aún, que la locura.

Amor no sabe nada de la vida
es una carne abierta
a las palabras más pequeñas.

Amor no reina sobre nada
danza sin esperar respuesta
como si la vida fuera su compás.

Furtiva
entre la espesa niebla
donde se pudre el tiempo
envuelta en mis palabras
crucificada por el amor
sonríe
abierta como nube
partida por el sol.

Yo era el inefable
hombre de las cavernas
buitre feroz sin patria
caía
con toda mi destreza
sobre tu pequeño tiempo
muerto entre la niebla
y me lo comía.

 Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

domingo, 26 de noviembre de 2017

AMOR PERDIDO. LA JUVENTUD - X


Rencores tengo ajenos y los propios
maldecires y llantos conviven en mí.
Sin embargo en noches quiero amarte,
de risa y de sosiegos cantar por ti.

Cantar esas canciones de alma pura,
rondar ese silencio del bello amor .
Hilos de luz enredar en tu cabello,
pieles internas desatar con mi voz.

No me acuses de gozar en mis penas,
que aunque me duela aún el corazón,
saltar quiero, sí, hasta tus brazos.

No hieras con tus lágrimas mis ojos.
Bebe de mí el dolor, como de amores,
crucifica en mis penas, tu ambición.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

sábado, 4 de noviembre de 2017

ZARPAR I

2 de septiembre de 1976, Calafell.
(provincia de Barcelona).

Tengo en mi piel todo el murmullo de mis años.
Primera y última verdad
                                   cálida sorpresa.
Certera combinación donde mi nombre
nombra el fin del otoño, el fin de los ocasos.
altas fragancias vienen desde el mar
Anuncio, porque anuncian, la muerte del pasado.
Todo es un cielo azul, todo es mañana.
I
Sé de la sinrazón de amar los muertos
y del oscuro drama de las flores
en la ciudad oculta por el mar.
Mujeres y delirios
sé del amor.
II
Navegante feroz
entierro mi tesoro en el mar,
voy a la deriva.
Soy
     el puro deseo.
III
Amante del destierro
-ciudadano del espacio abierto en mi mirada-
cuando gobierno el mar, mi Dios,
son las palabras que pronuncio
cuando hago el amor.
IV
Nada me falta
poseo del mundo
                          los días porvenir.
V
El que perfora las opacas montañas
y abre con su cuerpo
un nuevo espacio hacia la luz
el Hombre
que hizo del sol una palabra
                                         y su destino.
VI
Atléticos soldados del pasado
desprecio vuestros muertos.
VII
Dispongo de no se que saber
acerca de la nada.
                          Ella calma mi sed
Ella
es fuego voraz.
Destructora inefable de todos los destinos.
VIII
Cuando miro la tierra
el rugido feroz de la serpiente blanca
que anida en mis entrañas
anuncia de los volcanes furia y deseo
Hirviente lava por doquier.
IX
Tiembla el océano
-muge como una vaca triste-
cuando mi sed por Ella
se detiene en mis ojos.
X
Golpes de viento del destino en el rostro
desvían
en el comienzo del invierno
                                       mi mirada,
Soy
deben saber, entre nosotros,
el que gobierna el tiempo y el espacio.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977

martes, 20 de diciembre de 2016

LA PATRIA DEL POETA - I


Voluptuosa semilla, aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que, a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellana,
la patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como de flores de la estación del sur,
y alguien dirá:
antes de los colores del poeta,
vos,
eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-.
Indio de luz,
cobre rasgado por el oxígeno vital,
mi poesía,
pulmón del universo.
Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas,
detenidas en el tiempo del frescor.
Inmensidad,
verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar,
atlántico silvestre.
No veis que soy el que os saluda,
desde más allá de las más altas cumbres,
más allá de los oscuros cielos de Dios;
desde la profunda galaxia de lo verde.
Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco,
de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte,
desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.
Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.
Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez,
me desintegro.
Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y de color,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
pradera de los cielos
Pampa,
tendida en las alturas.
 
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

jueves, 17 de noviembre de 2016

ESTOY CONTENTO DE TANTO HABER AMADO


Estoy contento de tanto haber amado,
de tanto haber llegado al confín de los besos,
contento de habernos abrazado por las noches...
envueltos en los vapores del silencio
al vivir lujurioso de la carne y el fuego,
la espléndida y loca pasión de las palabras.
Contento de levantarme una mañana,
con las pupilas húmedas manchadas por amor.

Fue un siglo de locura, crecimos en todas direcciones,
odio y amor se agigantaron,
la pobreza llegó hasta la riqueza,
la necedad y la bella locura poblaron monasterios,
las enfermedades que produjo el amor
llegaron hasta el alma poblando los silencios,
en su afán de morir, el hombre inventó virus
que atacan, con fervor, el pensamiento.
Después, hay que decirlo,
en el corazón de la música
este siglo se rompió la guitarra,
el violín de las guerras fue lamento que,
volando hacia los cielos,
alcanzaba el dolor.
La trompeta fue aullido y el aullido fue canto,
hasta el saxo bramaba alguna piedad.
Hubo tambores de locura, este siglo,
que explotaban sonando como esferas de luz.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa"

lunes, 29 de febrero de 2016

LA VIDA VIVE EN MIS PALABRAS


La vida vive en mis palabras, el goce en mi voz
y vosotros, tendréis que resolver el acertijo.
Soy una herida abierta que sólo se repite sin dolor.
Soy una pulsación, sin ritmo, ni latidos.


Algo del ser que ya no fue sino representado.
Un hilo de luz en la montaña abierta y desolada,
pero sin que hubiera de haber desolación,
ni montaña, ni hilo, ni tan siquiera luz.

No soy el humo que parte de la llama y se disipa,
ni el grito que se arranca de la garganta para ser
ni el perfume que escapa de la piel del deseo.

Soy algo del humo, algo de la llama, que perdura:
lo que el grito no pudo asesinar de la garganta,
olor vacío de perfumes, agujero de piel, poesía.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

viernes, 31 de julio de 2015

LA VIDA VIVE EN MIS PALABRAS


La vida vive en mis palabras, el goce en mi voz
y vosotros, tendréis que resolver el acertijo.
Soy una herida abierta que sólo se repite sin dolor.
  Soy una pulsación, sin ritmo, ni latidos.

Algo del ser que ya no fue sino representado.

  Un hilo de luz en la montaña abierta y desolada,
pero sin que hubiera de haber desolación,
ni montaña, ni hilo, ni tan siquiera luz.

No soy el humo que parte de la llama y se disipa,
ni el grito que se arranca de la garganta para ser
ni el perfume que escapa de la piel del deseo.

Soy algo del humo, algo de la llama, que perdura:
lo que el grito no pudo asesinar de la garganta,
olor vacío de perfumes, agujero de piel, poesía.

Miguel Oscar Menassa
De "·La patria del poeta"

lunes, 6 de julio de 2015

Empecinado poeta de todo lo que nace y sobrevive


Empecinado poeta de todo lo que nace y sobrevive,
quiero cantar estos amores que surgen de mi pecho.
Sortilegios, amores como furias desatadas del alma,
tenues, suaves amores anunciando devastador futuro.


Poner en movimiento la antigua fiereza de la tierra,
imprimir movimientos a una vida que jamás ocurrió.
Romper con mi compás el vientre de la montaña negra,
hacer que el universo todo se mueva entre mis manos.

Palabras con luz propia, eso quiero cantar.
Palabras como manos en el rostro del alba.
Palabras como piedras caídas para siempre.

Empecinado poeta de todo lo que muere,
el universo, manos, furia de la tierra;
no doy, no entrego nada, canto para mí.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

miércoles, 10 de junio de 2015

VIDA COTIDIANA


Cuando el coloso aullante de la duda
abandone mi extraño corazón,
seré el amante, que ambicionan tus ojos....
El cruel amante negro,
el que te mata y muere cada vez,
la más remota capa de la tierra
y el silbido ululante del corazón del tiempo.

Soy el futuro, amante, que te espera,
el tiempo envuelto en luces,
la maraña espectral de las horas que pasan, rota,
parcialmente dañada la cara de la muerte,
por el feroz encuentro,
donde mi corazón late al compás,
de los latidos negros del corazón del sol.
Seré, cuando el gigante malherido muera,
misterioso sacerdote en tu vientre abierto
oficiando el milagro de la carne.
Conteniendo la ira del negro vacío
cuyo compás marca nuestro compás-
arrojo en él, pedazos de mi carne transformada
-para que fuera posible la ceremonia-
en palabras.
Engarzo,
dirigido por los dioses inmensos de la duda,
en cada palabra una gota de sangre, leve sudor,
lágrima pequeña y enamorada, gota de semen.
Hago estallar en pleno vientre,
del sol que no nos pertenece -su vacío negro-
esa luz.
Venid, danzad conmigo,
danza de los violines que nunca morirán.
Venid, quemad la noche,
hogueras del amor despedazad el alba.
Luz, palabras como luz.
Luz, amores como luz.
Negrura como luz.
Ceguera como luz.
Luces, como locuras iluminadas.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

viernes, 6 de marzo de 2015

AMOR 2000



Es una voz inconfundible la que me confunde.
Los vientos detenidos clavándose en mi tiempo,
recurren a las más viejas fantasías de olvido
y, en ese punto negro de la memoria, surge el poema.

 

No es una sustancia, un ser, que atraviesan la nada.
Es nada lo que se come la sustancia, atravesando el ser.
Es huecos de huecos, el infinito que me mira,
es línea sobre línea, generando agujeros invisibles.

 

Opongo al misterioso siglo del vacío perfecto,
la carne desmesurada y abierta de tus ojos,
la sangre de tu boca, herida por lo insondable.

 

Opongo a la siniestra ceguera universal,
incandescente luz del choque de los cuerpos,
la magnética luz de tus palabras, amándome.

 

Miguel Oscar Menassa

De "La patria del poeta"

martes, 1 de julio de 2014

Querida: Lo comprendo...

 
Lo comprendo, pequeña, en medio de tanta luz, nadie será capaz de mendigar para velas.
Una vuelta a las más recónditas galerías del recuerdo
  Todo lo que no pudo ser debido a las grandes cataratas del olvido. Aquellas olas, esas vertientes que de iluminarse hubieran sido todo el universo.

Cielos envueltos en dioses alterados por el amor, perfectos cielos cósmicos adulterados por el bien.
Bestias inmaculadas, alaridos del perdido tiempo del amor.
Empecinados, tercos galopes enardecidos de calor y miedo.
Volteretas inquietas, aves de rapiña violadas por la fe.
Viajes perfilándose hacia el futuro, pequeños náufragos.
Ennegrecido pasaje voluptuoso tu cuerpo enceguecido.
Tu cuerpo, esa tierra abierta, sin más, al universo.
Tu planicie de paz en medio, exacto, de tus pechos.
Y el ajetreo violento de tu vientre, abandonándose.
Y soy por último, querida, para despedirme hasta la próxima, un blanco corcel enamorado, de la llanura que recorre con su canto. Un águila que se enamora del viento que, su ferocidad, parte en dos cuando vuela.
      
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1991