2
de septiembre de 1976, Calafell.
(provincia de Barcelona).
Tengo
en mi piel todo el murmullo de mis años.
Primera y última verdad
cálida sorpresa.
Certera combinación donde mi nombre
nombra el fin del otoño, el fin de los ocasos.
altas
fragancias vienen desde el mar
Anuncio,
porque anuncian, la muerte del pasado.
Todo es un cielo azul, todo es mañana.
I
Sé
de la sinrazón de amar los muertos
y del oscuro drama de las flores
en la ciudad oculta por el mar.
Mujeres
y delirios
sé del amor.
II
Navegante
feroz
entierro mi tesoro en el mar,
voy a la deriva.
Soy
el puro deseo.
III
Amante
del destierro
-ciudadano del espacio abierto en mi mirada-
cuando gobierno el mar, mi Dios,
son las palabras que pronuncio
cuando hago el amor.
IV
Nada
me falta
poseo
del mundo
los días porvenir.
V
El
que perfora las opacas montañas
y abre con su cuerpo
un nuevo espacio hacia la luz
el Hombre
que hizo del sol una palabra
y su destino.
VI
Atléticos soldados del pasado
desprecio vuestros muertos.
VII
Dispongo
de no se que saber
acerca de la nada.
Ella calma mi sed
Ella
es fuego voraz.
Destructora inefable de todos los destinos.
VIII
Cuando
miro la tierra
el rugido feroz de la serpiente blanca
que anida en mis entrañas
anuncia de los volcanes furia y deseo
Hirviente lava por doquier.
IX
Tiembla
el océano
-muge como una vaca triste-
cuando mi sed por Ella
se detiene en mis ojos.
X
Golpes
de viento del destino en el rostro
desvían
en el comienzo del invierno
mi mirada,
Soy
deben saber, entre nosotros,
el que gobierna el tiempo y el espacio.
Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977