lunes, 30 de diciembre de 2024

CONOCER, QUERIDA, SIN SABER

 
Hablaré de algo que conocemos todos, sin saber:

Cuando le quito mi amor es cuando más me ama.
Cuando ella sueña con otros es cuando la deseo.
Cuando estamos muy separados, estamos juntos.

Hoy soy el áspero sentido de los huecos.
Todavía, entre nosotros, amada, vive Dios.
Sus carnes esponjosas impiden que te bese.
Su boca plena a tu mirada no me deja gozar.

Alégrate muchacha, hoy no confieso nada,
sólo vengo a cantar lo ya sabido, lo inútil,
desesperados gestos de amor y tu belleza.

Nada diré de lo que nadie sabe, sin conocer.
Sólo hablaré de Dios, de Dios entre tus piernas,
adelantándose a tu goce, como si fuera de palabras.

Miguel Oscar Menassa
De Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta



martes, 10 de diciembre de 2024

EL OFICIO DE POETA

Envuelto en las brumas del tedioso vivir,
sólo la poesía me acompaña.

Cuando voy por la vida, Ella,
suele asombrarse de mi soledad.
Le digo que no importa,
en su presencia el mundo se detiene para mí,
el oro brilla para mí
las mujeres más altas bailan para mí,
los pájaros más nocturnos velan mi sueño.

Envuelto en los poderosos ruidos de la máquina
sólo su voz humana me acompaña.

Cuando hacemos el amor, Ella me reprocha,
amarla como si fuera única.
Le digo que no importa,
en su presencia el mundo detenido en mis manos 
se abre para mí, lo múltiple se abre para mí,
añejas pasiones y amores venideros, 
delirios y mujeres, se abren para mí, 
diosas enamoradas y diademas, belleza embrutecida,
el aire se abre para mí, los espacios abiertos 
donde nuestro gran sol es una estrella más.

Envuelto en las sutiles marañas del poder, 
toda la vida es Ella.

Cuando Ella me encuentra en esa encrucijada, 
donde yo mismo soy el amante de la muerte,
Ella baila desnuda para mí
y desnuda, despojada, también, del amor, 
dispara sobre mí para que no muera,
un millón de palabras en libertad.
Le digo que no importa,
en su presencia danzarina, la muerte deja de brillar,
tiemblan los cementerios,
se abren los corazones profundos de la tierra,
la vida nace por doquier
y el frenesí es color, vértigo, duda,
danza de la alegría sin escrúpulos,
alegría en plena libertad,
muerte de la muerte.

Miguel Oscar Menassa
Del libro El amor existe y la libertad

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

Bujía supersónica de luz

Bujía supersónica de luz y misterio,
fui lanzado al espacio y sin saber por qué, caí en Madrid.
Al poco tiempo me dijeron de qué iba y yo lo supe todo.
¡Con tanta luz, aquí en Madrid, no se va a ningún lado!

Quise apagar los gritos que traía, de América, en mi vientre
y me estalló en el pecho el llanto desgarrado de los Andes,
la violencia de un idioma, luchando por su libertad
y nunca más pude callar y nunca más pude vivir en paz.

Después de los primeros golpes me fui documentando.
Buena Conducta, Certificado de haber nacido vivo
y el D.N.I. de un muerto, para salvar las apariencias.

Me vendieron una casa a pagar en quince años y un coche en tres.
Pregunté por los grandes Poetas de España y qué con mis versos. 
Dijeron nada, con los poetas nada. Los exiliamos, los dejamos morir.

Miguel Oscar Menassa
Del libro Un argentino en España 


martes, 26 de noviembre de 2024

AMORES PERDIDOS. LA JUVENTUD - VI


No estamos, exactamente, en ningún sitio,
somos esos arcángeles negros,
que sólo aparecen para enfrentarse con la muerte.
Vivir, vivir en el deseo, sin hambre, sin sueño,
invencibles en nuestro empecinamiento de vivir.
Y así comenzamos cada día, ciegos amantes del sol,
pero, también, enloquecidos amantes de la lluvia
y nos dejamos llevar por el viento de los huracanes
y nunca necesitamos volver a ningún sitio
porque de ningún sitio somos o hemos partido.
La vida nos entra por los ojos, casi siempre
y nos burlamos de todo lo que nos circunda,
sin otra razón que estas crueles lágrimas,
que no pensamos derrama ,
que no pensamos ofrecer a ningún Dios,
porque nosotros somos dioses en nuestra burla
y ni siquiera ambicionamos morir
porque de alguna manera ya hemos muerto.

De Amores Perdidos, 1995

ELLA Y LA LLUVIA


La lluvia
libre e interminable
se mete por mi boca abierta de soledad
y te llama y te busca
como si estuvieses dentro mío
aquí, dulce
aquí, intacta.
Y tú
y tu nombre
que sólo puedo pronunciar cuando te toco
bostezan y se acuestan
bajo un cielo de agua que no acarician.
Tú, violable sólo
por el filo astuto de dios
y la sonrisa de los hombres rubios
y tu nombre que te llama
que se complica contigo
en el misterioso juego de tu fuga,
dónde, dónde
en qué cuerpo
en qué hombre permanecen.
Pensar que no eres
que no te llamas de ninguna manera.
Cómo decirle a la lluvia entonces
que tú no estás
aquí, dulce
aquí, intacta
que no has llegado nunca.
Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia"