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martes, 26 de noviembre de 2024

AMORES PERDIDOS. LA JUVENTUD - VI


No estamos, exactamente, en ningún sitio,
somos esos arcángeles negros,
que sólo aparecen para enfrentarse con la muerte.
Vivir, vivir en el deseo, sin hambre, sin sueño,
invencibles en nuestro empecinamiento de vivir.
Y así comenzamos cada día, ciegos amantes del sol,
pero, también, enloquecidos amantes de la lluvia
y nos dejamos llevar por el viento de los huracanes
y nunca necesitamos volver a ningún sitio
porque de ningún sitio somos o hemos partido.
La vida nos entra por los ojos, casi siempre
y nos burlamos de todo lo que nos circunda,
sin otra razón que estas crueles lágrimas,
que no pensamos derrama ,
que no pensamos ofrecer a ningún Dios,
porque nosotros somos dioses en nuestra burla
y ni siquiera ambicionamos morir
porque de alguna manera ya hemos muerto.

De Amores Perdidos, 1995

lunes, 20 de mayo de 2019

SIN BUSCAR SENTIDOS


Sin buscar sentidos
sin buscar sentidos
a veces
no se puede vivir.

Buitre acostumbrado
a la carroña
vuelo sin olfato
perdiendo el rumbo.

Lumínico vientre
jugos
como vertientes de arrebato
contra los ojos mal-heridos,
desvariados.

La soledad
me tiende sus redes de brocato.

Me repito
un hombre solo no es un hombre
un hombre solo no es un hombre
y abro la boca hambriento
sin saber ¿Porqué?
me toca este camino.

Soñador
acostumbrado a vivir
empecinadamente la poesía
amo en general los silencios,
las brusquedades
los silencios.

Entendido en catástrofes
nazco
entre lo que se desmorona.

Piedras
antílopes caídos,
tigres
como llamas de seda.
Llamas
piedras
y entre los desperdicios
siempre encuentro una flor.
Una simple delicadeza
para el alma.

Volando entre galaxias
de nuevos pensamientos
mi vida
se llenó de malos pasos.

Normal. Normal
eso no pude nunca.

Soy una promesa
y el diente
posterior de la nada.
La poderosa serpiente
que le da vida a Dios.

Veneno y fe.
Veneno y fe
y azúcares
y olores
de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempo de paz.

Los hombres van y vienen
recuerdan y olvidan.

Panes y recuerdos
me repito a cada instante
panes y recuerdos
tuvimos todos.

Cuando partí de mi ciudad
lo sabía todo y lo olvidé
lo sabía todo y lo olvidé.

Viajo sin rumbo porque olvidé
el destino del hombre.

Tanta muerte y tanta locura.
Tanta soledad.
Mejor viajar sin rumbo
mejor detenerse
donde nadie se detiene
cielo hay
en todas direcciones.

Fui un perro, lo sé,
buscando en la basura
un pedazo de carne
y sin embargo
extranjero y feliz
quiero para mí
lo que me corresponda.

Orgulloso de mis defectos
soy un pavo real
sorprendido por sus colores.

Hasta aquí
amante
de las virtudes de los otros
quedé sensible al asco.

Picoteo todo
buscando el sabor deseado
y el sabor deseado
está en mí.
Normal. Normal
eso no pude nunca.

Alcanzo
las primeras arenas
a fuerza de coraje
no huyo del mar
lo abandono.
Incendio el mar.
Abro caminos
en los pantanos.

Busco
entre las fieras
un destino.
Mejor no tener nada.
Mejor
andar por la vida
como si el mundo
nos perteneciese.
Pisar aquí y allá
quedarse siempre
en el mismo sitio
y volar. 


Miguel Oscar Menassa www.miguelmenassa.com

lunes, 23 de abril de 2018

NO TENGO QUE DEJARME CEGAR POR LUZ ALGUNA


No tengo que dejarme cegar por luz alguna
aunque reconozco, al decirlo, algo me ciega.
Mis cosas hechas, mis amores tenidos, mis poemas,
al viento, alguna loca ambición del tiempo porvenir. 


Marca que el hambre me dejó en la nostalgia.
Algún muerto querido reclamando su muerte.
Algo me ciega cuando escribo: he amado.
Algo de la libertad que ya no podré ser.

Algún pedazo de sol caído para siempre.
Algo que ya no brilla para nadie, me ciega.
Un fulgor que no siendo, no ve nada en mí.

Y ese no ver lo que será imposible, habla,
me dice del deambular efímero de los astros,
de un amor hecho carne sobre los ojos ciegos.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

miércoles, 17 de mayo de 2017

INTRODUCCIÓN


1
No me hagáis correr vuestras carreras
ni me hagáis volar en vuestros vuelos
ni me hagáis hacer vuestros trabajos
ni, tampoco, amar vuestros amores.
Yo hijos míos, con pasión,
os transporte volando,
siempre, a vuestro lado,
desde los confines quietos de la familia
hasta las puertas en libertad del mundo.
Ahora comienza vuestro viaje
y si os dejo partir sin acompañaros
es porque yo tengo mi propio viaje.
Debo poner al camino que construí
con mi propia vida y escribiendo,
mi nombre, mi apellido, mis marcas,
mis señas personales que son la poesía.

2
En el camino encontraréis el oro y la pobreza
los precipicios hondos y las grandes llanuras.
Habrá en vuestros caminos no lo dudéis
emboscadas, traiciones, viles injusticias,
por eso
es conveniente viajar acompañado.
Y cuando consigáis algo de pan, algo de dinero,
intentad repartirlo lo mejor posible entre todos.
Alguien que comió
y tiene dinero para el pan de mañana
en algo se sentirá feliz y su trabajo
no será dirigido por el hambre o el odio
sino por el amor o
por la libertad.

Miguel Oscar Menassa
De "La maestría y yo"

jueves, 27 de octubre de 2016

A LOS CINCUENTA AÑOS


Nada del corazón que ya no tengo
ni nada de la cabeza que ya se fue.
Nada de grandes guerras que no terminan
  y nada de amor, amada, hoy toca vivir.


Hoy, toca el canto, sin apuestos cantores
El baile sin pareja, la música sin fondo
hoy toca que te toque alguna fibra inexplicable
ese nudo imposible que no se puede hacer.

No el tejido del alba, ya conocido
ni la sencilla roca partiéndose de amor.
No viene no, la muerte, ni la peste, ni el hambre.

Ni la extrema lujuria del opaco silencio
hoy viene amada, en el poema, un aire
un viento, estremecido, de vida sin dolor.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta"

sábado, 20 de febrero de 2016

DE HAMBRE Y DE LIBERTAD YA HEMOS MUERTO


Ya fuimos el águila nocturna,
tocada en pleno vuelo.
Somos ahora una manada de bisontes.
Platas antiguas y soledades caen,
bajo el murmullo de nuestra locura,
corriendo hacia el futuro.
Ídolos de papel caen,
esmaltados ídolos,
macizos ídolos de piedra caen,
monumentos, antiguos ídolos.
Ídolos del semen infinito
y de las vaginas abiertas a los cuatro vientos,
caen ídolos de bronce, marcas históricas,
-aparentemente indelebles- caen,
se sumergen en nuestras palabras cotidianas
abandonan su soledad marmórea,
viven con nosotros.
Fuimos la mejor ilusión,
la suprema ilusión de los contrastes.
Al día oponíamos la noche.
Al sol, la luna.
Al hombre oponíamos la mujer.
Al sexo, la palabra.
Después vino la muerte,
roja, bordeando los colores del muérdago,
alterando los ritmos respiratorios,
el bien, alterando el mal,
rítmicamente alterando, todos los sentidos.
La muerte vino a vivir, tranquilamente, entre nosotros.
Poderoso ídolo entre ídolos, en nuestros brazos
majestuosa reina de la libertad, cae.
Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad"

martes, 11 de agosto de 2015

Veo abrirse futuro en tus entrañas


Veo abrirse futuro en tus entrañas,
 veo inflamarse mi corazón de dicha.
 Ataco sin piedad mis versos anteriores
 y escupo la cara del oro y la miseria.

Soy el loco Siglo Veinte, estoy espantado de mí.
 Hago el amor y contraigo enfermedades incurables.
 Trabajo con ahínco y deseos para ser explotado.
 Escribo bellos versos para metérmelos en el culo.

Todo está calculado para mí, menos mi ansia.
 Todo está computado para mí, menos mi deseo.
 Todo está ordenado para mí, menos mi hambre.

Cuando escribo se rompen los relojes
 y ese futuro abierto en mis entrañas,
 se libera, se hace carne en el mundo.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

martes, 23 de junio de 2015

EL QUE PREDICA EN LA MONTAÑA


El que predica en la montaña
será el predicador de la montaña.

El que come su pan
apresuradamente
será el hambriento.
El que canta sin fe
por las mañanas
y nos anuncia el porvenir
será el cantor
dulce cantor de pastorales
donde mueren las flores
y el reino de los cielos
nos espera.
El que encienda
los fuegos fatuos de la carne
para aplacar la incertidumbre
de la bestia
será el censor
será el hombre
más triste de la tierra
el hombre de las dunas
el de la ausencia de colores.
EL QUE NO PUEDA MÁS,
EL QUE NO PUEDA
BAJAR DE LOS CIELOS
O ASCENDER DEL ABISMO,
SERÁ EL POETA.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

lunes, 21 de julio de 2014

CUANDO ERA UN NIÑO


 Cuando era un niño amaba la noche.
Era de noche cuando soñaba cabalgar
en yeguas doradas espléndidas praderas.

Era de noche cuando mi padre y yo
hablábamos del miedo y el respeto
que le teníamos a la muerte.

 Cuando mi padre y yo
nos encontrábamos
la noche no era el silencio.

Él me decía tranquilo
y sin ninguna esperanza
que yo entendiera:
La gente en general
tiene miedo de todo
yo sólo tengo miedo
de la muerte.

Ni el frío ni el hambre
ni ningún sacrificio
me dan miedo.
Ni la maldad ni el odio ni la envidia
sólo su incalculable presencia oscura
me hace temblar.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000