Mostrando entradas con la etiqueta hijos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hijos. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de enero de 2020

EL AMOR EXISTE Y LA LIBERTAD



Fui un hombre
amante de la libertad
y los venturosos días por venir.
Después cayeron sobre mí,
la guerra y sus estragos.

La libertad,
se fue poniendo negra entre mis brazos
y aquel bello rostro de los recuerdos infantiles,
su rostro,
se evaporó lentamente entre los ojos de la muerte.

Gritos desesperados saliendo a borbotones,
llamándola por última vez y, ella,
alta y desnuda, ráfaga inalcanzable de cielo,
ordena matar.

II

No sabemos, todavía, no sabemos:
¿Quién está vivo y quién está muerto?

III

A nuestro alrededor
la libertad seguía volando libremente
y volando,
se hablaba de ella en otros mundos
y volando,
había un reino más allá del cielo,
donde la libertad,
entre los soles de las galaxias superiores,
reinaba,
siempre intangible y serena,
la vida de los hombres.

IV

Para vivir, fue necesario
llenarse la cabeza y el alma de ilusiones.

Para vivir, fue necesario,
dejar de vivir.

V

De un ser despedazado hicimos escritura.
Una escritura hambrienta de porvenir,
libertad a los cuatro vientos,
amor, loco y vivaz, entre las letras.

Una escritura desesperada,
desenfrenada buscadora de amor.
de libertad, de humanidad.
Todo lo que no existe.

VI

Tiempo donde toda la música,
era el quejido de los moribundos.
Tiempo donde toda la alegría,
era recuerdo.

VII

Entre los bramidos de la muerte
me hundí en mi propio interior.
Quise encontrar sentido al universo
en el centro de mis tripas.
Hice de mi corazón,
un breve y opulento palacio de cemento.
Puse alambre de púas en mi piel,
me rodeé de fosos,
levanté los puentes levadizos
y puse cadenas a mi alrededor
y cadenas
y reflectores contra el sol
y dejé de escribir, porque temía,
que mi escritura transformara mi vida.

VIII

SILENCIO
                era lo único que pedían.

IX

GRITAR
              fue el único deseo.

X

Gritando y enmudeciendo para no morir.
Recordando y olvidando todo para no morir.
Levantando y agachando la cabeza para no morir.

XI

Quise volar como los pájaros, gruñir como las bestias

Quise ser Dios
y me moría de hambre con los hambrientos.
Quise ser millones
y lloraba con los desesperados porque llorar,
es un recuerdo del hombre inolvidable.

La alegría me caló los huesos cuando le opuse
mi primer verso a la muerte.

XII

QUERIDA MUERTE,

a tu pesar,
a mi pesar,
la vida continúa.

XIII

Grotescas olas, cataclismos inesperados,
retorcimiento visceral.
Torturas
y hambre
y pequeños pecados solitarios,
que el tiempo castiga con la muerte

Un tiempo que todo da lo mismo.

XIV

Un tiempo,
un viento,
un opaco murmullo,
te parte la vida en mil pedazos.
Después, un hombre es lo que es.

XV

Después de la catástrofe escribo versos
y hago el amor porque el amor,
también hace la guerra.

Hablo a mis hijos del movimiento de los astros:
es posible hablar de las estrellas sin tocarlas
y nos quedamos mirando, tranquilamente, la luna,
el vuelo borracho de alguna abeja entre las flores
y nos distraemos con cualquier tontería de la tarde
porque les hará bien, me digo,
que vayan olvidando el nombre de los muertos.
Y sueño todas las noches un futuro brillante
y me levanto buscando un sol que hoy tampoco estará
y busco entre los hombres con quién hacer la guerra,
porque la guerra, también, hace el amor
y escribo versos.

XVI

Creciendo contra todo,
ambicionando todo lo que pronuncio,
le fui poniendo alas,
bujías electrónicas,
motores supersónicos a mi canto.
Y creciendo hice versos
y mis versos creciendo,
fueron mi vida.

Miguel Oscar Menassa
Del libro "El amor existe y la libertad", 1984

lunes, 29 de enero de 2018

MI PADRE HA MUERTO


A pleno silencio es cuando escribo
los vesos más hermosos.
Hoy hubiese querido abrazar a mi padre
y no fue posible.
Mis hijos tironeaban de mí
para que no cayera
en el abismo de sus brazos.
Hicimos ejercicios de fuerza y los vencí.
Ellos fueron alegres por mi juventud
y porqué no decirlo
antes de los juegos
el mayor dudaba de mis fuerzas.
No fue fácil vencerlo
hubo un instante
donde lo que reinaba
era el equilibrio.
Después
su brazo fue cediendo
lentamente y comenzamos a reír
a festejar
con amplias risas cristalinas
haber comprendido
que la conversación que manteníamos
aún no había concluído.
Después de los juegos
yo también estaba contento
y mientras me bañaba
tuve fantasías
de viajar con mis hijos al mar.
Dejaba que el agua cayera sobre mí
hasta confundirme con ella.
Mi cálida espuma tocaba
levemente los pies de los pequeños
y grandes oleadas de inmensidad
jugaban con los grandes
alegremente pero con firmeza
el juego de la vida:
Vencer y con la misma pasión
ser vencido.
Ha nacido el padre de mis hijos
y en ese remolino
semejante a la propia locura
donde mañana no habrá nada de hoy
en esa alegría
mi padre ha muerto.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

miércoles, 17 de mayo de 2017

INTRODUCCIÓN


1
No me hagáis correr vuestras carreras
ni me hagáis volar en vuestros vuelos
ni me hagáis hacer vuestros trabajos
ni, tampoco, amar vuestros amores.
Yo hijos míos, con pasión,
os transporte volando,
siempre, a vuestro lado,
desde los confines quietos de la familia
hasta las puertas en libertad del mundo.
Ahora comienza vuestro viaje
y si os dejo partir sin acompañaros
es porque yo tengo mi propio viaje.
Debo poner al camino que construí
con mi propia vida y escribiendo,
mi nombre, mi apellido, mis marcas,
mis señas personales que son la poesía.

2
En el camino encontraréis el oro y la pobreza
los precipicios hondos y las grandes llanuras.
Habrá en vuestros caminos no lo dudéis
emboscadas, traiciones, viles injusticias,
por eso
es conveniente viajar acompañado.
Y cuando consigáis algo de pan, algo de dinero,
intentad repartirlo lo mejor posible entre todos.
Alguien que comió
y tiene dinero para el pan de mañana
en algo se sentirá feliz y su trabajo
no será dirigido por el hambre o el odio
sino por el amor o
por la libertad.

Miguel Oscar Menassa
De "La maestría y yo"

sábado, 21 de mayo de 2016

TORO SENTADO EL VISIONARIO -VII-


Y vi,
-mi alma sumergida en el mortal veneno,
de la supremacía-
la visión transcósmica,
una visión,
más allá de la vida.
Los abismos, las piedras,
-que embrutecían y alegraban a la vez,
nuestro horizonte-
las más altas cumbres,
los pájaros de fuego,
-la cálida metralla y el alcohol-
y nuestra propia manera de vivir,
todo,
contra nosotros.
Inmerso,
en semejante y juvenil locura,
inventé la vejez y propuse,
para los más ancianos,
la muerte súbita.
Tanta fuerza,
quise imaginar,
sería suficiente,
para echar a volar,
algunos hijos,
algunas palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América"