Este año quiero comenzar el año
brindando y no escribiendo
como todos los años anteriores.
Brindo por la revolución
porque nací en su tiempo
y por ser éste el tiempo de la furia
brindo por el amor a la revolución
y en ese amor
bebo la sangre y, también,
bebo la poesía de la revolución.
Levanto mi copa cual estandarte
para brindar por la mujer
porque Ella es de la revolución
su poesía.
Brindo por el hombre que no podré ser.
Tiro el contenido de mi copa
a la tierra
y brindo con los muertos.
En mi copa vacía penetran
los espíritus burlones
y poéticos de la noche,
y yo me los bebo
no sólo para divertirme
sino también,
para brindar contra la muerte.
Oscuridad para las luces
que huyen de mi cuerpo
violencia de claveles afiebrados.
Me detengo en la mirada de los amigos
para llenar mi copa con este verso.
Arranco de la espesura de la mañana
palpitantes estrofas.
Dejo caer sobre mi cuerpo
vertiente iluminada,
licores y sueños.
Unto mi cuerpo con babas perfumadas,
pólvoras humedecidas por el llanto,
olores de una revolución asesinada
y brindo por mi Patria.
En el intento
de universalizar mi canto
pongo sobre mi cuerpo
las sedas del ocaso
terráqueo sin medida
palabra rota
descuartizado ser
hacia el espacio
brindo por mí.
Delicado y fugaz
me parto en tus entrañas,
como el cristal del tiempo
como el cristal que suena
en la garganta cósmica
canción del Universo.
Hago de las astillas una flor,
dejo que los más pequeños,
rompan la flor entre sus manos
y arrojen al viento
las partes más bellas de la flor.
Caballero de la poesía
monto en pelo
a lo indio
una yegua con alas.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000
porque nací en su tiempo
y por ser éste el tiempo de la furia
brindo por el amor a la revolución
y en ese amor
bebo la sangre y, también,
bebo la poesía de la revolución.
Levanto mi copa cual estandarte
para brindar por la mujer
porque Ella es de la revolución
su poesía.
Brindo por el hombre que no podré ser.
Tiro el contenido de mi copa
a la tierra
y brindo con los muertos.
En mi copa vacía penetran
los espíritus burlones
y poéticos de la noche,
y yo me los bebo
no sólo para divertirme
sino también,
para brindar contra la muerte.
Oscuridad para las luces
que huyen de mi cuerpo
violencia de claveles afiebrados.
Me detengo en la mirada de los amigos
para llenar mi copa con este verso.
Arranco de la espesura de la mañana
palpitantes estrofas.
Dejo caer sobre mi cuerpo
vertiente iluminada,
licores y sueños.
Unto mi cuerpo con babas perfumadas,
pólvoras humedecidas por el llanto,
olores de una revolución asesinada
y brindo por mi Patria.
En el intento
de universalizar mi canto
pongo sobre mi cuerpo
las sedas del ocaso
terráqueo sin medida
palabra rota
descuartizado ser
hacia el espacio
brindo por mí.
Delicado y fugaz
me parto en tus entrañas,
como el cristal del tiempo
como el cristal que suena
en la garganta cósmica
canción del Universo.
Hago de las astillas una flor,
dejo que los más pequeños,
rompan la flor entre sus manos
y arrojen al viento
las partes más bellas de la flor.
Caballero de la poesía
monto en pelo
a lo indio
una yegua con alas.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000