viernes, 26 de julio de 2013
Voy por un soneto que te regalo amor
Voy por un soneto, que te regalo, amor,
por un breve soneto de alegría y paz.
Por un pequeño canto para tus pieles,
abiertas, sí, desmesuradamente, para mí.
Te canto dulcemente enamorado para ver,
en tu mirada lenta, ser espléndida luz,
espejos claros de la dicha en tus ojos,
negro fulgurante de apasionada soledad.
Pongo mi sangre en movimiento. Alcanzo,
en las delicias plenas de los vientres,
voces, encendidos carmines, fuegos de ti.
Poemas para nunca tocarte ni olvidarte,
sino en suaves murmullos que desprendo,
de mis sencillos versos, sobre tu piel.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
miércoles, 24 de julio de 2013
Querida: A veces, tu egoísmo...
A veces, tu egoísmo me parte el corazón y, sin embargo, sigo ambicionando esta maravillosa, a mi entender, conversación contigo, aunque para que eso sea posible, yo tenga que llegar al borde mismo de la soledad.
A veces, quiero decirte, te veo más obligada que apasionada. Como si nuestra conversación fuese un paso necesario, obligatorio para tu vida y no una terrible, tremenda decis...ión.
A pesar de haber clamado con todas tus fuerzas por una situación semejante a la que estamos construyendo, ahora, te pasa como si no pudieras soportar bien la cristalización de tus propios deseos.
Tu destino antes de conocerme estaba sellado.
Un día después de muchos intentos, lograrías enamorarte de un hombre y ese mismo hombre, propiamente enamorado de vos, te mataría.
Quiero decirle, que usted sabe que de mí puede enamorarse sin temores. Soy el hombre que ha decidido no matar. Ahora, claro está, usted, para que nuestro amor sea posible, tiene que abandonar la idea de suicidarse entre mis brazos.
Salvados estos deseos absurdos de matarte y matarte, la conversación podría llegar hasta el mismo centro de la filosofía.
Quiero decirle que tendremos tiempo para todo.
Nos pasaremos dando vueltas alrededor de lo mismo durante largos años, hasta que un día la luz ilumine tus ojos y cierre los ojos de tu madre, mis ojos, para siempre. Mis ojos, aquellos ojos inmensamente abiertos, escrutadores y felinos, ¿te imaginas?, cerrados para siempre.
Para que tú puedas volar, querida, el universo se quedará sin una luz.
No blasfemes, mi amor, no blasfemes, contra esta virtud inmaculada que te ofrezco. Aprieta contra mis palabras tus últimas esperanzas. Vamos a saltar hacia adelante, hacia un futuro que el hombre en general, todavía, no puede.
Todo circula a velocidades más allá del sol. Un mundo donde todo retrocede, porque más allá, sólo el vacío negro del sol agonizando.
Un mundo, querida, donde todo el pasado se hace carne viviente, ¿te das cuenta?, un mundo donde los viejos amores vengan constantemente a instalarse en nosotros, donde nos persiguen los viejos fantasmas, donde la vieja humanidad nos sobrecoge cada vez. Un mundo, querida, donde nadie podrá perder sus sentidos, porque los sentidos ya fueron perdidos.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista, 1987
lunes, 22 de julio de 2013
A LOS CINCUENTA AÑOS
Nada del corazón que ya no tengo
ni nada de la cabeza que ya se fue.
Nada de grandes guerras que no terminan
y nada de amor, amada, hoy toca vivir.
Hoy, toca el canto, sin apuestos cantores
El baile sin pareja, la música sin fondo
hoy toca que te toque alguna fibra inexplicable
ese nudo imposible que no se puede hacer.
No el tejido del alba, ya conocido
ni la sencilla roca partiéndose de amor.
No viene no, la muerte, ni la peste, ni el hambre.
Ni la extrema lujuria del opaco silencio
hoy viene amada, en el poema, un aire
un viento, estremecido, de vida sin dolor.
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991
Etiquetas:
La patria del poeta,
Miguel Oscar Menassa,
poesía
viernes, 19 de julio de 2013
¿Quién, querida, yo?
Es evidente, no sé a quién tengo que dirigirme.
Quisiera llamar la atención de todo un pueblo.
Gritar aullidos verdaderamente desgarradores.
Algo que nadie pueda olvidar, así, fácilmente.
Después antes de gritar, veo que es poco lo que tengo en mis gritos.
Un poco de libertad desesperada, un poco de convicciones juveniles.
Una mujer, me digo, una sola mujer en una sola cama, eso tal vez.
La soledad de la campiña, pobres nidos, pobres árboles muertos.
Un grito pequeño, encerrado en mí mismo, mirándome al espejo.
Un grito de mi boca, pequeña, a mi pequeño corazón sangrante.
Sólo para tocar, la roca de mi amor por mí, cuerpo enamorado.
Cuerpo deshabitado agujero del viento posible para el hombre
Romper con un pequeño grito los bordes de esa caricia eterna
Gritar, gritos pequeños, contra mi propia piedra, corazón.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
jueves, 18 de julio de 2013
DEJAR
Dejar
olvidar de a poco
el que soy.
Hundirme lentamente
en las horas de la noche
cuerpo de mujer.
Aborigen despedazado por la cultura
pequeño monumento vital hecho letra.
Ave de rapiña desesperada
cegada por su condición de ser
me confieso:
en algún lugar secreto de mi alma
algo de Dios ha muerto para mí.
Bestia ensangrentada devoro mi saber.
Soy la última borrasca sobre el mundo
y también
soy la dirección de la borrasca.
Aquí en el centro de mi ser
flamea un hombre
tu cuerpo
pantera amenazada.
Nácar y ausencia.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000
Etiquetas:
La poesía y yo,
Miguel Oscar Menassa,
poesía
martes, 16 de julio de 2013
DEMONIO DEL NACIMIENTO
Venid blanco demonio
el manantial donde florecen las madréporas
espera nuestro abrazo final.
Nazco
y el estallido de la sangre
ciega tu ser.
Miguel Oscar Menassa
De "Invocaciones", 1978
Etiquetas:
Invocaciones,
Miguel Oscar Menassa,
poesía
miércoles, 10 de julio de 2013
Ella es extraña a todos los hechos
bordadora de luz
sólo sabe atarse a las palabras.
Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002
bordadora de luz
sólo sabe atarse a las palabras.
Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002
Etiquetas:
Al sur de Europa,
Miguel Oscar Menassa,
poesía
domingo, 7 de julio de 2013
CUANDO ENVEJEZCA
Cuando envejezca
cuando mi piel se caiga,
porque soy incapaz de sostenerla,
entonces, mi palabra, levantará la voz.
Agonizando, el canto,
se hace más fuerte que viviendo.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
Suscribirse a:
Entradas (Atom)