jueves, 30 de septiembre de 2010

POEMA DEDICADO AL GOBIERNO ESPAÑOL



Una vez llegué a decirle a una mujer
que mi bolígrafo no tenía ganas de escribir.
Después estando a solas escribí un poema,
pero a máquina.

Estoy atado a las consignas del amor,
decía el condenado,
pero estoy en la fábrica.

Y esa no es la única vez que me equivoco,
a veces, estoy atado a las consignas de la pobreza
y quiero hacer el amor.

Vivo atado a las consignas de la esclavitud
y sólo amo la libertad.

Me parto en dos de risa y, después,
vivo partido para siempre.

Fui ese soldado que le tocó
hacer la guerra todo el tiempo
y sólo tenía la ilusión de la paz.

Y vi caer palomas de la paz
atraídas por el fragor de las batallas
y yo mismo disparé contra palomas falsas
que te hacían creer que la comida era la libertad
o bien, que la libertad y la paz eran posible sin comida.

Y hubo días negros, tenebrosos, catástrofes incontables,
donde las palomas de la paz se mataban entre ellas.

la paloma, en definitiva, era un pájaro cruel
y por eso fue elegida como símbolo de la paz.
Es capaz de matar por casi nada
a un hermano herido que se declara perdedor.

Vivo atado a las consignas de las palomas
y voy por el mundo buscando un ser humano,
alguien que amando la libertad no quiera volar
alguien que al declararse vencido no piense en morir,

un hombre, una mujer que amen por amar,
una mujer, un hombre que construyan las sombras
que atraviesen el sol con una lágrima
y rompan las cadenas, del amor, al partir.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

miércoles, 29 de septiembre de 2010

ESPIGON DE SOLTERO


Bueno,
ahora ya me encuentro
humanamente solo.

No puedo con mis ojos
mirar a las muchachas
porque las miro
y lloro.

Y ustedes,
por qué no se detienen
y me tocan un poco,
por qué dejan mis manos
galopar despiadadas,

por qué no se detienen
y me lamen un poco.

Comprendo,
ustedes han partido
también
humanamente,

pero a mí no me queda
más que dos piernas
(las manos ya perdidas
no piensan
no vuelven)
y esta rabia de todos
de mí
que no me sirve.

Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia", 1961

martes, 28 de septiembre de 2010

Benalmádena-Costa, Sábado 4 de octubre de 1997

Estoy a un metro del mar, sentado en una reposera del hotel, en la playa privada. Esta mañana, precisamente, es tan privada que soy el único hombre semidesnudo frente al mar, a un metro de distancia.
Me meto hasta las rodillas en el mar y ahí me mojo con alegría la cara, los brazos, meto mi cabeza en el agua como un animalito, hasta que una pequeña ola me recuerda los grandes momentos marítimos a tu lado, tal cual dos compañeros y me enternece escribirte una carta casi metido en el mar donde tú no estás.
Hoy quiero liberarte de la responsabilidad por mi trabajo.
No fue que trabajé como una bestia para que vos pudieras vivir como una reina. Fue que trabajé como una bestia para poder soportar que fueras una reina y vivieras conmigo.
Algunos, algunas podrán decir: una pequeña reina de su propio corazón, una reina sin reino dirán otros pero frente a la poesía siempre te comportaste como una verdadera reina del mar.
Fuiste capaz de acallar el sonido de las olas para que yo escribiera ese silencio.
Después, también, tantas veces fuimos esos dos estúpidos haciendo compras en el supermercado creyendo que el problema de la humanidad era el precio de las alcachofas o el precio al consumidor del tomate de las granjas de cercanías o los putos o los negros o la crueldad con la que nos había tratado la vida haciendo de nosotros dos exiliados, dos extranjeros a todo, también a nosotros.
Sin embargo, hundimos con pasión arrebatada nuestras manos en las entrañas de la vida y algún jirón le hemos arrancado, algo de vida hubo para nosotros.
También hubo muerte y humillación, dolor y enfermedad y tuvimos que comprobar el horror de la traición por un pedazo de pan y algunos de nosotros se tuvieron que vender totalmente por un pedazo de amor pero la vida se quedó con nosotros y nos obligó a vivir despiadadamente ocurriera lo que ocurriera.
Nosotros dos estábamos condenados a seguir vivos, con los ojos abiertos, sin darle nunca las espaldas al horror.
No sólo asesinaron brutalmente a uno de nuestros hijos, a Pablito, en medio de la calle, casi delante de nuestros propios ojos, sino que todos los días, por la televisión, miles de jóvenes como Pablo morían delante de todo el mundo sin que nadie hiciera nada.
Todos exclamábamos, ¡Qué horror! ¡Qué horror! pero nadie podía hacer nada. La policía estaba comprometida en ciertos tráficos ilegales u otras yerbas. Los estados eran gobernados con el dinero del contrabando de drogas y de armas, hasta nucleares y todos nos mirábamos unos a otros y exclamábamos, ¡Qué horror! ¡Qué horror!
Y cuando no los mataban a los 20 años, los empezaban a violar a los 5, a los 7, a los 9 años. Y hay un montón de diversiones organizadas por compañías, se podría decir de turismo, donde niños y niñas de esa edad y sus mutilaciones, maltratos y vejaciones, son en algunos casos la diversión de jueces, magistrados, uno que otro presidente de algo, locutores de radio y maestros, ¿te das cuenta lo que nos hicieron ver? Los maestros de la escuela, vejaban y maltrataban a los niños, en lugar de educarlos. ¡Qué hijos de puta! Y nosotros no podíamos morir, tampoco podíamos cerrar los ojos.

Miguel Oscar Menassa
De "Cartas a mi mujer", 2000

lunes, 27 de septiembre de 2010

LA VIDA DEL POETA (IX)


Si nos dejamos invadir por la decadencia,
la decadencia, llegará a nuestros músculos.

¡Lindo es darse cuenta que uno es un hombre maduro!

Cuarenta años,
una flor que se desgarra en la mirada.

No está mal proponerse una nueva vida,
precisamente,
en el ocaso de las ilusiones.

Un hombre que ya no corre tras el pan,
que ya no corre,
tras las caricias amadas de la noche,
que ya no corre,
que ya no mira atrás.

Detenida, está ahora,
la vida entre mis brazos
y en ese instante, sublime detención,
donde la carne es todo el pasado,
nombro, una nueva visión para mis ojos.

Garganta alucinada,
mi próxima palabra será mi destino:

POESÍA,
mineral sangrante,
joya descuartizada,
para que a todos tocara su milagro,
palabra rota.
Un poema en sí mismo.
Espejo delirante, violines y rocío,

nota fuera del alcance de la imagen,

palabra acantilada.

Pequeño mito desvalido,
de la imagen del mar,
haciéndose pedazos en mi voz.


Miguel Oscar Menassa
De “La patria del poeta”, 1991

domingo, 26 de septiembre de 2010

ABUELO


El humo de tu pipa nos hacía toser
o se metía en nuestros ojos
junto con el verde color de los olivos
y la parra
cayendo a pique
como los aviones y como los pájaros
cazados con la gomera o a mano
según las estaciones.

De tu pipa salían el humo y las historias
que nos ponían lágrimas en los ojos.

Era una mujer hermosa, nos decías
desnuda
traída por el viento
envuelta entre las hojas del otoño.


Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

viernes, 24 de septiembre de 2010

Próximos eventos de Miguel Oscar Menassa, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010


OCTUBRE 2010


§ Sábado, 2 de octubre, a las 18h:
Miguel Oscar Menassa, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010
presenta su conferencia-coloquio
:
"Juventud, sexualidad y poesía"


Sala Úbeda del Ateneo de Madrid
c/Prado, 21 (Madrid)
CJCM (Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid)

* * * * * *

§ Lunes, 4 de octubre, a las 18h:
Recital de poesía.
Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.
c/Santa Isabel, 51 (Madrid)


* * * * * *

§ Jueves, 21 de octubre:
Recital de poesía - coloquio
Instituto Francés de Madrid
c/Marqués de la Ensenada, 10 (Madrid)

www.menassacandidatopremionobelliteratura2010.com

www.miguelmenassa.com

miércoles, 22 de septiembre de 2010

UN FUERTE VIENTO INSISTE: TODO HA TERMINADO


Cantando las vidalas
hago estallar obúes misteriosos.
En plena boca llevo un profundo amor
y pólvora
y diamantes
y una guitarra seca por el odio
y un contrabajo viejo llorando enloquecido.

Sed,
murmullo de aguas y montañas.
Lagos,
grotescas piedras en la cabeza de los hombres

La música de fondo es un violín desesperado.

Soy el que desafina hasta el hastío.
Miro mi vida y canto, miro su vida y canto,
soy un cantor que dice de la vida,
tengo asperezas siempre.

Me gustaría ser alto y delicado,
tener amor todos los días
y un manantial de leche fresca para el amor
y aguas
y música de aguas
y silencios de mares
y olores,
rasgos de mi ser para las ceremonias del encuentro.

Alto y virginal, celeste,
casi inalcanzable,
escondido entre las plegarias,
vuelo hacia tus entrañas,
desgarro hímenes y velos,
hago saltar tus vestiduras por los aires,
sostengo entre mis dedos temblorosos tu desnudez,
agonizo.


Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad", 1984

lunes, 20 de septiembre de 2010

Pepe y el Tango


A mí me gustaba
llegar del trabajo,
ponerme en pelotas
y cantar un tango.

Un tango de cosas
que no cantaba nadie,
porque yo mismo inventaba
por las tardes al llegar
casi muerto del laburo
y me ponía a cantar.

A mí me gustaba
cantar por las tardes,
con la ventana abierta,
un tango sin par.

Hablaba del hombre
cayendo y alzándose
y la mujer labriega
y la puta también.

Algunas mujeres,
tal vez, indiferentes,
esperan que un hombre
les dé amor y pan.

No saben las gilis
que el hombre ya ha muerto
haciendo la guerra,
matando al rival.

Así que ahora te toca,
muchacha arrebolera,
levantarte la falda
y ponerte a trabajar.

Y si algún hombre llega
triste y cabizbajo,
herido de guerra,
lo tendrás que cuidar.


Miguel Oscar Menassa
De "Canciones 2003-2004", 2010

jueves, 16 de septiembre de 2010

La mujer y yo - 8-


Ella, a la mañana temprano, al despertarse, me dice:
El hombre nuevo requiere un escritor como tú.

Tengo que tener paciencia, quise contestarle,
el mundo es mío pero en la página,
cuando trazo la diagonal de una mirada
de fuego infinito, tú, bien amada, estás aquí,
exactamente, donde te he colocado,
hermosa como nunca esperando mis besos,
el infierno, que es como decir
el fuego eterno de mis besos.

Cuando nos encontramos en el parque,
es difícil mirarte, sostenidamente,
o tocarte o tenerte o dejarte partir.

Tú no me dices nada pero yo lo escucho,
veo las palabras saliendo de tus labios:
Ve, escribe versos, ámame hasta el hartazgo
hasta el límite donde lo perverso
hiere nuestra vida con su goce fatal.

Hazme tuya en un verso prolongado,
sin mirada, sin carne, para siempre.

Ave de luz, dirás, ave de luz,
y yo apareceré,
sobre el papel en blanco
y te llamaré, animal,
para que puedas sobre mi cuerpo
con tus propias manos, amado,
escribir ese verso de amor
donde el poeta deja caer la pluma
para acariciar el cuerpo de la bella.

Y el poeta deja que se vuelen sus escritos
y deja que se escape su dinero
y todo lo bebe del cuerpo de la bella
y ella, antes de morir, dirá sus cosas:
Hoy moriré, tal vez, tragada por la bestia,
esa sed insaciable del amor del poeta
pero en este verso, estaré viva para siempre.
Al darme cuenta que sus razonamientos
eran muy impactantes y poco comerciales
pude decirle, amparándome en el pan:
Alguna cosa escribiré pero, después,
haremos el amor en plena libertad
y si alcanzamos, gozando, alguna cúspide,
con ternura, infinita, te leeré el poema.


Miguel Oscar Menassa
De "La mujer y yo", 2003

martes, 14 de septiembre de 2010

Empecinado poeta de todo lo que nace y sobrevive


Empecinado poeta de todo lo que nace y sobrevive,
quiero cantar estos amores que surgen de mi pecho.
Sortilegios, amores como furias desatadas del alma,
tenues, suaves amores anunciando desvastador futuro.

Poner en movimiento la antigua fiereza de la tierra,
imprimir movimientos a una vida que jamás ocurrió.
Romper con mi compás el vientre de la montaña negra,
hacer que el universo todo se mueva entre mis manos.

Palabras con luz propia, eso quiero cantar
Palabras como manos en el rostro del alba
Palabras como piedras caídas para siempre.

Empecinado poeta de todo lo que muere,
el universo, manos, furia de la tierra;
no doy, no entrego nada, canto para mí.


Miguel oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

domingo, 12 de septiembre de 2010

CREDO


Abro mis ojos a plena mañana
y el sol no me enceguece.
Abro mis manos
pero nunca me quedo con las manos vacías.
Descubro mi sexo
y una legión
de hombres y mujeres
encuentran su sentido.
Abro mi corazón sin ningún cuidado
y donde un universo me odia
otro universo me ama.

Hago creer por mi manera de mirar
por el segundo botón de la camisa
que sobre mis espaldas
se puede
llegar a dar la vuelta al mundo.
Me entretiene encontrar mi sentido
en los lugares
donde yo suelo atar mi tiempo de vivir.

¿Quién podrá acusarme de haber vivido demasiado?
¿Quién se anima?
Si yo
abro mis oídos a plena mañana
para escuchar decir a los más sabios
palabras de la muerte:
Morir es necesario
lo dicen las sagradas escrituras.
La muerte es para todos
no está previsto eximirse
y para demostrarlo

han comenzado
a dar muerte
a los pájaros.


Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

viernes, 10 de septiembre de 2010

CARTA a CARL-ERIK SJOBERG

Espero que la palabra fluya en la medida de mis posibilidades. Cada día es un siglo en estos territorios donde habito. Lo que ayer escribía mi mano y pensaba mi pensamiento hoy es pueril y su delicadeza nada tiene que darle de comer a las bajas y altas pasiones que deslumbran mi ser. La curiosidad no tiene límites.

Han pasado por mí, dioses y demonios, pequeños héroes de papel y tigres hambrientos, virtuosos y sagaces equilibristas, ha pasado la muerte y ha lamido con su grandiosidad mi saber.

He cortado todas las raíces, suelo por las tardes quedar suspendido en el espacio.

La palabra no fluye en la medida de mis posibilidades, es lento y caprichoso su fluir. Como un deseo que tarda en reconocerse, como el deseo de quien ignora todavía el final.

Ignoro el final de mi escritura, mi escritura me lo revela todo, menos los mecanismos de su fin.

Si quiero la locura, la locura viene y hace sus estragos. Si ambiciono la carne, la carne acontece hasta el hartazgo, hasta la humillación.

Si me acontecen los horrores del hambre nadie me negará su pan, nadie ocultará su cuerpo a mi voracidad.

Pero si a mi escritura le pidiera su fin, me encontraría sin más en un pozo ciego de mierda y de blasfemias. Ella detiene su curso cuando me vuelvo torpe y desconfiado. Ella necesita de mí un fanático, un alucinado por ella. Un dios o un semidiós o una basura humana pero todo por ella. Ella necesita de nuestra prosternación. Yo me prosterno.

Bendigo que ella me tenga entre sus huéspedes, entre aquellos que pueden visitarla en cualquier hora del día o de la noche.

Cuando está conmigo y yo me olvido de preguntar por el final, ella me da el lugar de los que saben, de los que pueden leer en su cuerpo las palabras del siglo. Alguna vez me entregaré a ella para siempre, sin importarme cuál será el final, sin importarme cuál será la vida, pero que sea.

15 de octubre de 1975

Miguel Oscar Menassa
De "Psicología animal y arte", 1975

martes, 7 de septiembre de 2010

CUMPLIR 60 AÑOS. CAMARADA

A mi hermana Norma, camarada

Yo también fui camarada de la vida
en la trinchera amable de la amistad
y en la trinchera oscura de la muerte.

Fui zanja hecha pedazos, quieta hoguera,
carne que no sirve para nada, ni el amor,
palabra abierta, plena, que no pudo fluir.

Fui ese pedazo de adoquín sangrante
un tango que se baila sólo en el vivir
las vías del tranvía en la curva mortal.

Un beso en el andén del tren perdido,
estrellas aparcadas en un lejano cielo,
un amor que al morir no existió nunca.

Fui camarada de la tierra americana
sembrando el porvenir de la palabra.
Poesía que en el futuro será el amor.

Camarada, todos juntos atados
luchando por las letras del pan,
por la agonía en buenas manos.

Luchando camarada, todos juntos
por un salario justo, si lo hubiera,
un amor recíproco que no lo hay.

Historias que borran la memoria,
dejando el cuerpo sin recuerdos,
el beso sin sonido de los sueños.

Soy de aquí, camarada, aquí mi vida.
Aquí todas mis plantas, mis lechugas,
las cosas de la tierra en mis amores.

Camarada del agua siembro para ti
frutas del tamaño de altas ilusiones:
todos juntos venciendo a la tristeza.

Mago de mí, ato al cuello del mundo
el cinturón de ausencias del poema,
camarada del cielo lloro la soledad.

Y también digo tener para los locos,
los enfermos del alma, un camarada.
Bestia de amor descuartizada y sola.

Y fui el gran camarada de la noche,
del hombre insomne que no duerme
y del mundo quiere cambiar el alma.

Camarada de la esbelta mujer acróbata
la que se balancea, sin cesar en el amor.
Cae y alcanza el cenit y no dice palabra.

Camarada de la mujer que sin mirada,
camina sin rumbo de un lado para otro,
sin poder entender porqué nadie la ama.

Camarada del hombre trabajador,
hierro para el amor, débil de futuro,
alguien que ya perdió lo que no fue.

De la mujer trabajadora y su destino:
hacer del pan una verdad y del amor,
un sueño entretejido entre las sombras.

Fui camarada de la letra y la piedra
la letra que llega serena a la palabra,
piedra perdurable del sexo del amor.

Camarada de mí, fui deslumbrado,
como deslumbran las estrellas fugaces
por uno de mis versos que no escribí.

Fui camarada ocioso de la muerte,
la vigilaba, la vigilaba todo el día,
pero en los sueños ella podía más.


Miguel Oscar Menassa
De "Llantos del exilio", 2003

lunes, 6 de septiembre de 2010

AMOR PERDIDO. MI HIJO PABLO -IV-


"Los muertos no mueren
vigilan y ayudan"
David Herbert Lawrence

Ahora cuando todo parece desgraciado y falto de razón,
ahora cuando no quedan, ni siquiera, aquellas ilusiones,
ahora cuando ya nada de lo sentido sostiene mis ideas,
ahora cuando digo: ésta es la vida que quiero para mí.

Y no sé de qué vida se trata, mas la quiero, sencilla,
arrebatada, una vida envuelta en delirios de juventud,
embebida en futuras, apasionadas ilusiones enamoradas,
donde nada de todo lo pasado tenga espacio en mi vida.

Dejaré que paseen a mi lado, sin inmutarme, las brujas,
los agitados y tercos demonios de la carne y el fuego,
las corrompidas bestias acompañantes eternas del alma,
buscando con tesón, perfecta carroña de la melancolía.

Y cuando ya sereno por haber secado con mi propio sol,
todas mis fortificadas heridas y las eternas lágrimas,
cuando ya no me quede para rememorar ninguna tristeza,
ningún muerto, entonces viviré como viven las águilas,

al viento, perpetuando los sonidos de su propio vuelo.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

viernes, 3 de septiembre de 2010

jueves, 2 de septiembre de 2010

SUPERVISIÓN ASTRAL



Supervisión astral
vivo en el mundo
por encargo de la poesía.

Ave de mar
incendio de borrascas.

Lejanas serpientes me recuerdan,
primitivos aconteceres.

Desentierro el aguijón de la duda
y, esta vez,
en lugar de volar
anclo.

En mi casa,
a solas con mi grandiosidad,
tomo un trozo de barro
y hago del hombre una canción.

Paseo por las letras
¿viste?
paseo por las letras.

Toda mi verdad es la poesía,
suprema desviación sin límites.
Más allá de su cuerpo nada hay,
por eso vivo donde vivo.


Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo" 2000

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cuando ella volvía después de los silencios


Cuando ella volvía, después de los silencios,
siempre me encontraba, enamorado de mí mismo.
La invitaba un anís, amor, liaba un porro
y nos sentábamos a conversar tranquilamente.

Nos entretenía el sonido de nuestras voces.
Una mezcla del humo entrecortado y palabras.
Nos abríamos a cualquier misterio del alma
y nos abríamos, también. a cualquier solución.

No dejábamos nada, para otro momento,
en cada palabra. en cada voluta de humo,
el universo se desprendía de nosotros.

Y, así, cantábamos todo el día y la noche
y no nos preocupábamos de ningún cansancio,
porque al alba, la muerte, nos haría callar.


Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987