lunes, 20 de septiembre de 2010

Pepe y el Tango


A mí me gustaba
llegar del trabajo,
ponerme en pelotas
y cantar un tango.

Un tango de cosas
que no cantaba nadie,
porque yo mismo inventaba
por las tardes al llegar
casi muerto del laburo
y me ponía a cantar.

A mí me gustaba
cantar por las tardes,
con la ventana abierta,
un tango sin par.

Hablaba del hombre
cayendo y alzándose
y la mujer labriega
y la puta también.

Algunas mujeres,
tal vez, indiferentes,
esperan que un hombre
les dé amor y pan.

No saben las gilis
que el hombre ya ha muerto
haciendo la guerra,
matando al rival.

Así que ahora te toca,
muchacha arrebolera,
levantarte la falda
y ponerte a trabajar.

Y si algún hombre llega
triste y cabizbajo,
herido de guerra,
lo tendrás que cuidar.


Miguel Oscar Menassa
De "Canciones 2003-2004", 2010

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