martes, 7 de abril de 2015

22 de octubre de 1976, Madrid.


Querida:
            escribir siempre es difícil.

Recordar a las personas es un entretenimiento.
                                                                      Recuerdo todo.
Donde estaban colocadas las palabras,
donde las arrugas del alma.
                                       Donde los ojos y los labios.
En tardes de niebla
                            recuerdo los estremecimientos,
                                                                          los escrúpulos.
ni bien ni mal,
                    ni contento ni triste,
                                                ni desesperado ni muerto.
En tránsito.
                Tiernas arenas movedizas. Mares turbulentos.

Escucho a Gardel y me cago en la civilización europea y sin embargo,
algo me aprisiona, algo me da pasión.
Una sorda voz,
                      un espejito de colores,
                                                        nubla mi lucidez.
Compro mierda y pago con oro.
Todo      
por un estúpido espejo,
                                  donde mirar,
                                                     lo que creo que soy.

 
Te agradezco,
como solemos agradecer los árabes,
que trates de comprender.
Ser hombres y mujeres, es algo que nos concierne a todos.


Miguel Oscar Menassa


De “Salto mortal”, 1977

 

lunes, 6 de abril de 2015

QUERIDA

Sé que el cuerpo no recuerda
y a las palabras, a las palabras
se las lleva el viento.
                             y sin embargo
deseo un encuentro en alta mar.
Porque usted y yo
fuimos salvajes entre la niebla,
entre la sordidez de la muerte
y sin saber que hacer, desesperados,
-eso quiero que recuerdes-
desesperados
                    hicimos el amor.



Miguel Oscar Menassa


De “Salto mortal”, 1977

miércoles, 1 de abril de 2015

TRES AÑOS SON MAS QUE LAS MIL Y UNA NOCHES

22 de agosto de 1979

Partí de Buenos Aires
a caballo de las palabras
donde la poesía
construyó su residencia.
Mil días y mil noches
y me sorprende, aún,
estar vivo.
Calmo mi sed todos los días
y hago el amor
cuando las constelaciones del sur
me recuerdan la Pampa.
El cielo desolado me llama al amor.
Soy lo que queda
después de la matanza
más que un hombre
un rastro.
El tiempo fue pasando
y junto con el tiempo
fueron pasando
los rostros de la muerte.
Y todo fue delirio
en cada máscara.
No tengo paz. No tengo Paz.
Tengo en mi vida huellas
de haber amado la libertad.
La poesía en mi decir
no soporta las trabas
ni las cadenas
no soporta la muerte.
Más allá de mi cuerpo
las letras de mis versos
cantan a la vida.
Más allá de mi amor
las letras de mis versos
tocan el universo.
Mi vida no da más.
Estos escritos son
lo que mi vida da.
Pájaro y serpiente
vuelo y repto
al compás de mis pasiones.
Brujo de mí
transformo los estertores
en música
y creo que danzo.
Una Patria
hecha trapo sangrante
una bandera hecha blasfemia
se agita entre los muertos:
Matar
en nombre de la Patria.
Morir por ella, morir
como las piedras calcinadas.
A mí no me tocó la vida
me tocó sólo su recuerdo.
Patria
esparcida por todo el Universo.
América de plata
te mancharon con sangre.
Estás herida
sangre de las tinieblas
Argentina de cielo
república del pan
herida de muerte
corrompida a muerte.
Deshilachado
helecho de la historia.
Vómito de sangre y terror
sobre la libertad.
Ojo de miel
vaciado a tiros.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"