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lunes, 5 de febrero de 2018

SOMOS EL FRUTO MADURO DE UNA ESTACIÓN LEJANA

 25 de Abril de 1982 


En plena noche
Ella sigue siendo mi luz
y descansar me parece
absurdo en su presencia.

Ella produce luz cuando vibra su cuerpo
cuando su cuerpo tiembla de volcanes perdidos
de volcanes abiertos cual pestilente herida
escupiendo y llorando
calientes tempestades de silencio.

Abro los ojos para verla temblar
y Ella me enceguece con su luz.

Cuando su cuerpo recorre
los escándalos de la noche
cuando su cuerpo se detiene
violín interminable
en infinitas notas imposibles
como una música
loca de silencio
la luz
infinita luz
se enceguece a sí misma.

Al compás
de los últimos movimientos de su cuerpo
todo es gris.
Como cuando la lluvia
te parte el corazón
como cuando en invierno
las heladas razones del odio
en tu cuerpo
hacen fracasar todo temblor
todo sueño.

Y el gris es
más que la soledad
más que el silencio
como cuando las piedras
se defienden de las piedras
como cuando la noche estalla
de oscuridad y sombras.

Reina la noche
y Ella, todavía,
es Poesía.

Animal de luz.
Bestia del tiempo
baila para mí
última danza.

Se contornea y salta entre la muerte y la locura
sin brusquedad como danzando entre corales
como danzando entre nubes ardientes de plenitud.

Su cuerpo es el amor
es el amor que nos lleva más lejos que la muerte
amor de amores más imposible, aún, que la locura.

Amor no sabe nada de la vida
es una carne abierta
a las palabras más pequeñas.

Amor no reina sobre nada
danza sin esperar respuesta
como si la vida fuera su compás.

Furtiva
entre la espesa niebla
donde se pudre el tiempo
envuelta en mis palabras
crucificada por el amor
sonríe
abierta como nube
partida por el sol.

Yo era el inefable
hombre de las cavernas
buitre feroz sin patria
caía
con toda mi destreza
sobre tu pequeño tiempo
muerto entre la niebla
y me lo comía.

 Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

viernes, 21 de agosto de 2015

SIN BUSCAR SENTIDOS


Sin buscar sentidos
sin buscar sentidos
a veces...
no se puede vivir.

Buitre acostumbrado
a la carroña
vuelo sin olfato
perdiendo el rumbo.
Lumínico vientre
jugos
como vertientes de arrebato
contra los ojos mal-heridos,
desvariados.
La soledad
me tiende sus redes de brocato.
Me repito
un hombre solo no es un hombre
un hombre solo no es un hombre
y abro la boca hambriento
sin saber ¿Porqué?
me toca este camino.
Soñador
acostumbrado a vivir
empecinadamente la poesía
amo en general los silencios,
las brusquedades
los silencios.
Entendido en catástrofes
nazco
entre lo que se desmorona.
Piedras
antílopes caídos,
tigres
como llamas de seda.
Llamas
piedras
y entre los desperdicios
siempre encuentro una flor.
Una simple delicadeza
para el alma.
Volando entre galaxias
de nuevos pensamientos
mi vida
se llenó de malos pasos.
Normal. Normal
eso no pude nunca.
Soy una promesa
y el diente
posterior de la nada.
La poderosa serpiente
que le da vida a Dios.
Veneno y fe.
Veneno y fe
y azúcares
y olores
de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempo de paz.
Los hombres van y vienen
recuerdan y olvidan.
Panes y recuerdos
me repito a cada instante
panes y recuerdos
tuvimos todos.
Cuando partí de mi ciudad
lo sabía todo y lo olvidé
lo sabía todo y lo olvidé.
Viajo sin rumbo porque olvidé
el destino del hombre.
Tanta muerte y tanta locura.
Tanta soledad.
Mejor viajar sin rumbo
mejor detenerse
donde nadie se detiene
cielo hay
en todas direcciones.
Fui un perro, lo sé,
buscando en la basura
un pedazo de carne
y sin embargo
extranjero y feliz
quiero para mí
lo que me corresponda.
Orgulloso de mis defectos
soy un pavo real
sorprendido por sus colores.
Hasta aquí
amante
de las virtudes de los otros
quedé sensible al asco.
Picoteo todo
buscando el sabor deseado
y el sabor deseado
está en mí.
Normal. Normal
eso no pude nunca.
Alcanzo
las primeras arenas
a fuerza de coraje
no huyo del mar
lo abandono.
Incendio el mar.
Abro caminos
en los pantanos.
Busco
entre las fieras
un destino.
Mejor no tener nada.
Mejor
andar por la vida
como si el mundo
nos perteneciese.
Pisar aquí y allá
quedarse siempre
en el mismo sitio
y volar.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"