lunes, 4 de marzo de 2013

IX

Yo soy,
para que ustedes sepan definitivamente,
uno de los extraños casos del hombre
y la bestia.
Paso mis días girando locamente
entre las pieles femeninas y los olores de mi infancia.
Amo sin fe
las tardes donde el sol apacigua mis transformaciones.
Como un sereno amante
amo de mí,
los miserables territorios donde mi ser se arrastra
como lejana y tímida babosa,
pidiendo un día más,
un hálito de goce o de dolor.

Cuando la bestia se apodera de mí
-sopla mi corazón o muerde ferozmente mis sentidos-
todo es azul y generoso como la leche del verano.

Arduo es el oficio de la convivencia.

Mi pobre hombre ama la muerte y la locura.
Su destino es morir y sin embargo,
tiene en su corazón el recuerdo de las viejas pasiones.

Sigilosa
sumergida entre los desperdicios y la sangre
-con la crueldad que da el silencio-
La bestia ama la soledad.
La bestia no se rinde.
espera las catástrofes.

Miguel Oscar Menassa
De "Salto mortal", 1977

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