miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ahora harán conmigo el monumento al pene

Querida:

Te lo dije en silencio,
no sueltes las amarras,
la libertad no existe.

Existe el desatino, las sombras,
la tonta esclavitud, del hombre,
por sus ocupaciones, por sus sexos.
Una colección de ultramodernos,
pequeños animalitos y grandes maricas.

Soy, te lo dije en silencio,
el último padre de occidente,
el último amante,
el fin del amor.

Entre la muerte y el deseo hablo la vida.

Te nombro amada, te nombro
y no me alcanza con nombrarte.

Recuerdo, cálidamente,
tu sangre sobre mi piel,
aquel delirio celular,
tu cuerpo en mi cuerpo.

Hablamos y dijimos: es imposible ser.
Recuerdo, sin embargo, bien amada,
argucias, históricas, inesperadas,
contra la propia vida de los hombres.

Tu carne, amada, esplendorosa carne,
racimos de humanidad por todas partes.
Llagas, heridas por doquier. Sangres,
entre nosotros, recordando la muerte.

Ahora, me lo digo, no va más.
Soy un artista.
Una catástrofe del alma.
Una fe destrozada por la historia,
del hombre una fatal encrucijada.

Estar al lado mío, para mí, sería suficiente.

Un hombre que a nadie pertenezca,
con sus propios sentidos, amores,
una cadena de palabras, vida, deseo,
goce inagotable.

El pene, te lo dije, era una imperfección.

Deseo del hombre que deseaste,
que te quedes conmigo, detenida,
quieta en el alma, conversando.

Quisiera confesarte que soy un solitario.

Desde el principio de los siglos,
entre fieras, vivo carnes y hartazgos.

Soy el poeta,
en mi cuerpo profundo y milenario,
al borde de los abismos de la locura,
escribo, lentamente, mis versos y miro,
tu desenfrenada carrera hacia la muerte.

Haciendo el amor el tiempo siempre sobra,
somos millones y millones, miles de siglos,
compartiendo mi pan y mis venenos y, aún,
mis tontas preocupaciones por el hombre.

Esta vez se trata de gozar, vivir.
Basta de experimentos, basta de ser,
deseo que desees,
no te necesito,
hagamos el amor.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

sábado, 21 de diciembre de 2013

Cuando la vi llegar

Cuando la vi llegar, cuando la vi a punto de caer toda ella en mi vida, cuando me vi aplastado por la muerte, me perfilé como una sombra, fui tiempo del espacio, medida de nada.

Amor, tuve un inmenso amor por lo que en mí, sólo será de otros y encontré, me fue dado encontrar pasadizos secretos, también, para la muerte.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

viernes, 20 de diciembre de 2013

Querida: Encuentro estos momentos de nuestra relación...


Querida:

Encuentro estos momentos de nuestra relación propicios para comenzar a decirte cómo es que a mí me gustarían las cosas entre nosotros. Y, sin embargo, elijo el silencio entrecortado de mis versos para no decirte del todo, para dar cabida, una vez más, a tu frondosa imaginación, sin la cual, debo reconocerlo, ya me sería muy difícil seguir viviendo.

Soy, mi querida señora, el que quiso matar la paloma de la paz. El buitre ensangrentado lleno de furia por haber sido maltratado en el amor desde pequeño. Por eso, en los encuentros mortales, en la desavenencia nocturna del alba, allí puedo decirle los olores de las tristes mariposas muertas antes de volar verdaderamente. Esas almas sin destino.

Voladoras para recreación de algún espíritu volador ,
sin nada para ellas en ese arte de volar.

Quisiera, junto contigo, amada, ser el estruendo mortal de la ineficacia.

Portero de la nada, del viento contra el viento,
un ser confundido con las más airadas protestas de libertad.

Embelesado de no saber volver a ningún sitio,
abierto después de la tremenda ineficacia, en llamas multicolores, envuelto entre las razones de su odio, la espero. Malherido, lleno de horror por lo inevitable.

Envuelto en ramas, sacrificando algún olor, conteniendo la ira y el miedo, el amor ha permanecido en mí, inalterable. Lo sé, en los odios y las envidias más fuertes, en los desgarros más profundos, ahí, anida la poesía

No es a un imbécil liberado a quien se le entrega la poesía. sino a quien le costó la vida liberarse, es a quien se le entrega la poesía

Me ama cuando le muestro mi rostro ensangrentado. Cuando en mi cara aparece la mueca de la muerte, me adora.

Miguel Oscar Menassa
De “Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista”, 1987

jueves, 19 de diciembre de 2013

Querida: Lo comprendo, pequeña...


  Lo comprendo, pequeña, en medio de tanta luz, nadie será capaz de mendigar para velas.

 Una vuelta a las más recónditas galerías del recuerdo.
 Todo lo que no pudo ser debido a las grandes cataratas del olvido. Aquellas olas, esas vertientes que de iluminarse hubieran sido todo el universo.

 Cielos envueltos en dioses alterados por el amor, perfectos cielos cósmicos adulterados por el bien.

 Bestias inmaculadas, alaridos del perdido tiempo del amor.
 Empecinados, tercos galopes enardecidos de calor y miedo.
 Volteretas inquietas, aves de rapiña violadas por la fe.
 Viajes perfilándose hacia el futuro, pequeños náufragos.

 Ennegrecido pasaje voluptuoso tu cuerpo enceguecido.
 Tu cuerpo, esa tierra abierta, sin más, al universo.
 Tu planicie de paz en medio, exacto, de tus pechos.
 Y el ajetreo violento de tu vientre, abandonándose. 

 Y soy por último, querida, para despedirme hasta la próxima, un blanco corcel enamorado, de la llanura que recorre con su canto. Un águila que se enamora del viento que, su ferocidad, parte en dos cuando vuela.        
                       
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

martes, 17 de diciembre de 2013

EL CUARTO DE LAS GOLOSINAS


Qué mujer
cruzaría sus piernas frente a mí
para mirarme
sentirse mía
cansarse en mi cansancio.
Quién concluiría su gesto
para amarme
en este pedacito que soy
de sed y de nostalgias.
Porque todos
nos encontramos algún día
y nos miramos
–en las muchachas quietas
en los caminos cortos–
pero luego
es tan difícil dormirse
-sin el humo del cigarrillo amigo
ardiéndonos los ojos-
que ya se han ido todos
y la apretada hendija de mi alma
cada vez más pequeña
cada vez más cerrada.
Quién podría amarme
en este pedacito que soy.

Miguel Oscar Menassa
De "Pequeña historia", 1961

viernes, 6 de diciembre de 2013

La poesía pide libertad

Publicado en "La Cosa Nostra" número extra de 6 de diciembre de 1981:
EN EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN LA POESÍA PIDE LIBERTAD

Tengo toda la paciencia que tiene que tener un árbol perenne.
¿Se imaginan esa solemnidad?
Y no soy,
como dicen algunos de mis versos,
un pájaro cantor,
sino más bien,
cientos de pájaros cantores,
anidan en mis propias entrañas.
Soy, por eso,
la madre de lo que canta en cada pájaro cantor
y lo que crezco contra el tiempo,
hace efímero el vuelo de los pájaros,
me llaman: POESÍA.
Tengo en mí todas las muertes
y todas las vidas que de mí,
hicieron la eternidad.

Hombre de piel y amianto,
caricatura de un fuego contra sí mismo.
Porque la poesía es la que legisla ese saber,
y es en la poesía donde el deseo y la propia locura,
plasman su ser.
Y la poesía como sinrazón,
como estallido sangrante en medio de la vida.
Antes que la locura hablara por sí misma,
la poesía habló por ella.
Cuántas veces
vi explotar tu sexo entre mis signos de puntuación
y te lo dije:
Nena, tu amor no tiene límites,
te detendré en una palabra.

Locura y vértigo ya no tengo más
todo transcurre como si fuese necesario,
inevitable, ardiente
y en ese ardor,
todo lo que transcurre es poesía.
ELLA
desnuda en medio de mi pecho
ESTE SIGLO
se quedará a dormir conmigo.
Aquí parados,
en el centro de la tierra,
aquí donde la tierra
tiene la sordidez de los arrebatos.
Parados,
como una flor en la estación que le corresponde,
canto y mi voz,
es una voz entre otras voces.

A veces me dejo llevar
y ella me envuelve en su torbellino.
Palabra contra Palabra,
un cuerpo a cuerpo a veces insostenible,
y ella mientras tanto, en todos los casos,
es infinita.

VENGO A QUEBRANTAR LA ÚLTIMA ILUSIÓN

Entre mis brazos ella no podrá amar a nadie,
porque nadie podrá amarla como mis brazos,
porque yo soy el que nació para que ella no muriera.
Vértice de mí mismo,
me sostengo en Ella para sostenerla.
Y sin embargo Ella es libre y aún,
a pesar de su libertad,
sigue siendo conmigo,
como cuando nos encontramos la primera vez.
Anhelante de mí,
deseosa de mí,
joven, siempre joven a mi lado.

Desequilibrada
y hasta torpe de tanta libertad,
baila conmigo por primera vez,
UNA MÚSICA,
que seguramente bailarán los siglos venideros.

La POESÍA vaga sin saber, pero sabe.
La lujuria de saber en ella,
provoca automáticamente el olvido de todo lo aprendido.
Ella siempre es joven.
Ella ni siquiera descubre,
porque no tiene mundo conocido,
para descubrir en él lo desconocido.

Ella no tiene mundo.
Sólo savia peremne como lo humano.
Nacer y olvidarse de haber nacido.
Y morir para volver a nacer en otro sentido,
que por humano,
me hará sobrevivir en él
y me transportará hasta donde le sea posible,
a los humanos,
habitantes de todo el universo.

Ajetreo violento y celular,
dentellada feroz del tiempo contra la juventud
y también,
bálsamo fulgurante donde mi piel,
encuentra en el propio centro del tiempo,
la juventud.

Volando entre galaxias de nuevos pensamientos
mi vida se llenó de manos pasos.
Normal,
normal,
eso no pude nunca.
Soy una promesa y también,
el diente posterior de la nada.

La poderosa serpiente que le da vida a Dios.

Veneno y fe
y azúcares
y olores de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempos de paz.
Comenzar diciendo:
hay un hombre en mí,
y no puedo dejar de decirlo a los cuatro vientos,
porque hay una inmensidad que me sobrecoge
y no cabe en mí.
Toda vanidad aunque nazca de mí
es propia de mi raza.
Ninguna locura,
es exactamente una locura personal.
Las personas no existen.
Pido a los espíritus de la noche,
que desarrollen en mí todo su poder,
que la máquina de escribir tiemble al compás:

Os convoco en plan amistoso.
No pido esta noche ninguna ráfaga de violencia,
para ninguna venganza,
ni siquiera pido el bálsamo divino,
para restañar ninguna herida.

No vengo alocado por la furia de no tener.
Ni vengo alocado por el dolor de haber tenido.
Vengo a conversar, mi mal es peor que la deriva.
Tejo entre sueños mis sueños.
Me revelo que no habrá paz,
despliego las velas en su totalidad
y ato mi vida a cualquier destino.
Detened mi rumbo si os place,
que mi rumbo, no es ningún rumbo.
Soy la loca y abierta poesía,
la única libertad.
La última borrasca sobre el mundo,
y también soy, la dirección de la borrasca.
En el propio centro de mi ser flamea el hombre.

Y sobre mí,
tu cuerpo de pantera amenazada.
Garras de bestia,
en el propio centro de mi corazón de niña.
Nacarada mortaja sobre mi cuello,
tus dientes,
blancos, roja sangre,
para la fiesta de los amantes encadenados.
Nácar y ausencia.
Palabras abiertas como manantiales.

Efímera luz
y al mismo tiempo, eternidad marítima,
pulpo estremecido en todas direcciones.
Perfecto plan para el hastío.

Incompletud,
Imperfección,
casi sublime impotencia de ser.
Y por eso, precisamente, a nadie pertenece.

Ella es universal, atlética y deforme.
Inexperta e impune a la vez.
Marca definitiva en un destino.
Desvío definitivo en una locura.

Entre sus brazos,
todo es carne volcánica.
Tiempo,
de sobrepasar también el tiempo.
Un fin de siglo a caballo de la Poesía.
Y que todos los sueños se hagan realidad,
no es un buen motivo para que la Poesía,
abandone su vértigo, su empecinado batallar,
contra todas las realizaciones,
también,
las realizaciones de nuestros propios sueños.

Brindo por la revolución,
porque nací en su tiempo
y por ser éste el tiempo de la furia
brindo por el amor a la revolución
y en ese amor,
bebo la sangre
y también,
bebo la poesía de la revolución.
Levanto mi voz,
como se levantan los estandartes,
para brindar por la mujer,
porque Ella es, de la revolución, su poesía.
En el intento de universalizar mi canto,
pongo sobre mi cuerpo las sedas del ocaso,
aprieto entre las piernas ferviente humanidad,
terráqueo sin medida
PALABRA ROTA,
descuartizado ser hacia el espacio,
brindo por mí.
Soy el cuerpo de la Poesía,
un canalla dispuesto a llevarse todo por delante,
también,
tu sonrisa de boba,
comiéndose las uvas a cualquier hora de la noche.
¡Oh lujuriosa tristeza!
me escondo en ese último racimo para morir,
entre tus dientes nacarados
-baba del siglo-
campanadas como de locura dentro de tu boca.
Delicado y fugaz,
me parto en tus entrañas como el cristal del tiempo,
como el cristal que suena en la garganta cósmica,
canción del universo.
Hago de las astillas una flor.

Dejo que los más pequeños rompan la flor entre sus manos,
y arrojen al viento las partes más bellas de la flor.

Estoy acostumbrado a cabalgar entre furiosas plantas,
árboles como furiosas bestias humanas enloquecidas,
en cualquier dirección y sin embargo,
cabalgo con elegancia.
Guardo las formas de aquel
que sabe vivir entre los muertos.

Caballero de la poesía,
monto en pelo
a lo indio,
una yegua con alas.

LA POESÍA PIDE LIBERTAD

y no precisamente una libertad medida por banderas.
La Poesía pide una libertad soberbia,
todo el Tiempo,
toda la maravilla de lo desconocido en esa libertad.
No una libertad que se deje posar en una estatua,
sino más bien,
una libertad que destruya todas las estatuas.

Ella ambiciona en esa libertad,
ser permanente presencia de lo humano.
Ella grita furiosa entre las piedras:
o todos o ninguno.
GARGANTA UNIVERSAL,
mientras sobre la tierra alguien no pueda el hombre,
no habrá hombre.

Cada hombre un hombre.

TEMBLANDO,
y entre el temblor el humo del cigarro
y termino llorando envilecido porque no puedo más
y en medio de tanta miseria, una grandeza:
el deseo ferviente de ser
esa libertad
ese hombre.

BESTIAL, libre también de libertad,
ella me hace saber que no podré.

Su libertad es infinita.

Más que una danza para ser bailada por todos,
una danza,
que tenga de todos el movimiento más preciso.

Viaja sin aparente retorno y no lleva,
ni armas ni alcohol para la travesía.
Sólo
humo y misterios.

Sangre y vergüenzas,
leches marinas,
pechos turbulentos para las bocas más sedientas,
opulento semen ascendiendo por las nacaradas paredes
de tu celda,
son todavía, tan sólo, onomatopeyas de lo humano.
Un intento, vano como otros,
de capturar con el nombre lo nombrado.
Mi tiempo no responde a ninguna cronología.
Mi locura infinita.
Entre bellezas marinas, rasgo tu piel,
te detecto imprecisa entre las leves hojas de papel.
AL VIENTO.
AL TIEMPO.
A LA POESÍA.
Tenaz entre tus muertos,
loca y viva, iridiscente ojo molecular,
llama de amor, la poesía,
tenaz álgebra purificadora, ardiente antiséptico,
contra los pequeños animalitos del bosque.

Nervio nocturno y luz. Músculos y masacre.
Carnes, vendimias de la carne. La poesía, tenaz en el futuro,
contra lo que pueda oler a podrido.
AL VIENTO. AL TIEMPO. A LA POESÍA.
Diosa indiscutible,
serpiente única capaz de ahogar mil páginas en un verso.

Metáfora ardiente de todo lo vivido.

Cien mil grados,
derritiendo a los pequeños dioses de la moral.

Fui libre todo lo que quise.
De tanta libertad,
me fui llenando los ojos de violentas miserias.
La soledad y el hambre en cada libertad,
se apoderaban de mi mente.
Y me quedaba rumiando la libertad,
como si la libertad fuera un pasto salvaje
y yo, una fiera.

Mordía una vez más ese vacío, inútil libertad
y salía a la calle
y los mercaderes me miraban con malos ojos
y algunos amigos me decían,
estás adelgazando,
seguir así,
te llevará al silencio.

Alguna tarde morirás.

Muerto,
yo los miraba entontecido sin comprender.

Envolvieron mi cuerpo con delicadas prendas,
como nunca nadie me había visto
y se gritaban unos a otros:

LA LIBERTAD VIVÍA EN ÉL.

LA LIBERTAD HA MUERTO.

Miguel Oscar Menassa

domingo, 1 de diciembre de 2013

LA MUERTE ME ACOMPAÑA

          25 de Abril de 1982

Soy un gusano vil tratando
de arrancarse el pellejo
que por otra parte
todo el pellejo es él.

Cansado de bucear para adentro.
Inmóvil.
Apresado por la falta de cielo
de tanto bucear para abajo.

La ropa raída por las excavaciones
la vista cegada por el polvo marino
y las circunstancias.

Sé que otras injusticias
han caído sobre mis ojos
para cegarlos en mi ausencia.

Con los ojos raídos de no ver
con las manos atadas a la espalda
por las dictaduras.
Habitante del sur
tengo las piernas cortadas
por las democracias.

Así que ahora en un bar céntrico de Madrid
me sentaré y esperaré que todo se destruya.
Después elegiré entre los escombros
las piedras fundamentales de mis versos.

Comenzaré diciendo: Soy el Poeta.

Europa habrá de morir entre mis brazos
entre los sonidos
de mis pequeñas garras latinas.

A solas con la muerte
en la plena llanura nacarada
soy el jinete muerto que galopa y
el impacto fatal sobre el jinete.

Soy el caballo negro que galopa
y el mar abierto
a las latitudes de la locura
a lo simplemente desconocido.

Soy el vértigo de las palabras
que nunca me pertenecerán
y ella la que me acompaña
la muerte.

¿Qué quieren de nosotros?

Yo soy un gusano vil
y ella mi baba.
Arpegio
nota dejada de lado
y ella un territorio
donde sólo la muerte hace el amor.

Soy un artista
un hombre con sentimientos
flojos
intercambiables
afán de lo distinto
y ella es el arte
que al saberse superior
es indiferente a todo.
A veces vamos por la ciudad
como si Ella y yo
fuéramos el mundo.
Se dan cuenta
qué ferocidad raída
qué mirada ciega.

Y Ella me compra manzanas
y yo me las como
como si Ella  fuera mi madre.
Se dan cuenta
qué sagacidad
qué bruma.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

sábado, 23 de noviembre de 2013

OTRA


 Ámame con la violencia de las amantes griegas
que suelen perfumadas esperar a sus hombres
en pequeñas alcobas de tierra en las colinas ...
porque tengo en el alma profunda una tristeza.

Ámame con la esperanza de los sacerdotes fenicios
que solían navegar junto a sus fieles
en alocados mares de variados colores
porque tengo en la mirada serena una tristeza.

Ámame con la furia de los famosos tigres de bengala
que suelen silenciosos esperar a sus presas
en sospechosas guaridas en medio de la selva
porque tengo en la boca sedienta una tristeza.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Amor perdido. La juventud - IX


Te quiero aunque me ataques, joven amigo.

Yo, también, como tú mismo, de pequeño,
me tragaba todo lo que mi padre me decía,
ni siquiera lo odiaba y, algo, lo respetaba,
mas aún con esfuerzos nunca entendía nada.

Por eso te comprendo, joven amigo,
cuántas veces, llorando, me desgranaba en versos,
cuántas veces tratando de recordar lo no escuchado,
me envilecía hasta caer rendido en cualquier sitio,
sin saber nunca si eran brazos, manos ardientes o
grises locuras, hirvientes alcoholes despiadados
o el triste regazo de madres solitarias y sin hijos.
Yo te quiero aunque tú no me quieras y
no es, exactamente, por ti que lo consigo,
es que la soledad del que no ama, es negra,
es ardiente suplicio con eternos dolores,
es trágica la espera de quien no tiene amores.
Es por eso, por voluntad extrema de no morir
encadenado a tristes artilugios de soledad,
es que te amo, como las aguas a su cauce,
como las, sencillas, estrellas a su cielo.
Es necesario amarte aunque tú no me ames,
para que el mundo crea y ame mi vejez.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Monólogo entre la vaca y el moribundo - XII-


Ayer me llamaron de Suecia para darme el premio Nobel y les contesté que se lo metieran en el culo.
Me llamaron del diario El País para hacerme un reportaje sobre la envidia de los periodistas por los poetas y les dije que se lo hicieran a su madre.
Antes que me llamaran los de la televisión envié una carta donde los mandaba a la mierda.
Después me llamó una novia de cuando teníamos veinte años y me preguntó cómo me sentía.
Yo le contesté, preguntando a mi vez:
—¿Cómo me siento o cómo me va?
Ella cortó inmediatamente y yo me quedé pensando en la vaca.
Salí a la calle y compré 120 rosales rojos para mi pequeño balcón y nos sentamos con la vaca, uno al lado del otro, a conversar tranquilamente.
—¿Qué tal vaca? le dije para comenzar con algo y la vaca me contestó de manera sencilla.
—Muhuhuhu.
Me emocionó su sencillez y pensé para mis adentros: La vaca, pobre, muge de tristeza.
Ella entornó sus ojos, cruzó sus piernas para atrás y señaló con la dirección de sus tetas al aire, la fotografía del Presidente del Gobierno.
De golpe sus piernas se doblaron de una manera extravagante y una rosa roja se le clavó en su corazón. La vaca dijo:
—Muhuhuu...
A mí me volvió a emocionar la sencillez de la vaca y pensé para mis adentros: Esta vez, la vaca, muge de dolor.
Ella entre mugidos engañosos, porque a partir de ahora ya nadie podía distinguir si la vaca mugía de tristeza o de dolor, intentaba con sus torpes manos arrancarse la rosa que se le había clavado en su corazón y, a la vez, quiero decir al mismo tiempo, trataba de comerse la foto del Presidente del Gobierno.
Me abalancé sobre la vaca y al intentar quitarle la rosa, una vez más, le arranqué el corazón y, así, los dos más tranquilos, nos comimos a medias la foto del Presidente.
Cuando terminamos de comer yo dije:
—Muhuhu...
Y la vaca pensó para sus adentros que el mundo había comenzado a cambiar.
Yo dije nuevamente:
—Muhuhuhu; Muhuhu...
Y la vaca dijo para sus adentros:
—Pobre hombre, muge de tristeza y de dolor. Está cansado de esperar el Premio Nobel, cansado que nadie quiera entrevistarlo, cansado de que lo llame siempre la novia de cuando tenían veinte años para decirle que aún lo ama, pero que vivir con él es imposible. Pobre hombre. Poeta de multitudes morirá en soledad.

Miguel Oscar Menassa
De "Monólogo entre la vaca y el moribundo", 2001

75,000 EJEMPLARES POR MES NO SON NADA


Lo que necesito es un buen administrador. Alguien que haga las cuentas a mi favor.
Alguien que me pueda decir:
—Mire Don Menassa, 75.000 ejemplares para una revista mensual de poesía de difusión gratuita, son muy pocos ejemplares. Teniendo en cuenta que cualquier periodicucho que produzca 300.000 ejemplares diarios estaría produciendo 9.000.000 de ejemplares al mes; podemos decir una riqueza ostentosa frente a nuestra miserable pobreza. Sólo 75.000 ejemplares por mes. Así no iremos a ninguna parte.
Y yo sé que molestar al personal, cuando el personal ha hecho sus esfuerzos, no es cosa buena.
Sin embargo, precisamente, ahora, donde más de 30 sujetos del inconsciente (por su condición de candidatos al psicoanálisis) han decidido apropiarse con su trabajo (tiempo, dinero) de una de las revistas más importantes de fin de siglo «Las 2001 Noches», precisamente, ahora, es cuando arremeto como los vientos huracanados fuera de estación para decirle a esos valientes:
-No habéis comprado nada, casi nada.
La verdadera libertad para una revista de poesía acontece cuando se publican 500.000 ejemplares por mes y se distribuyen eficazmente.
Es por eso que en el mismo tiempo donde agradezco vuestra llegada al mundo de los vivos, os pido que comprendáis que aún no hemos realizado nada, casi nada.
75.000 ejemplares por mes de Las 2001 Noches, comparado con el poder de la prensa contra la cual tiene que luchar una revista de poesía, es como un pequeño eructo en una noche de tormentas eléctricas.
La verdad, no sé por qué cometo este error, pero tengo muchas ganas de decir:
-La idea de Las 2001 Noches, es una idea vigorosa, por lo tanto para que progrese como tal, idea vigorosa, es necesaria una infraestructura económica poderosa.
Cuando tendría que ser feliz, soy feliz; pero en el mismo momento de ser feliz, me doy cuenta que mi felicidad no es la felicidad del mundo.
Entonces, gozo mi felicidad. Me digo: 75.000 ejemplares por mes, qué barbaridad, qué maravilla. Todo ocurre como soñé toda mi vida y veo a mis amigos contentos, felices, por lo que hemos conseguido y sin dejar de gozar por mi pequeña felicidad me pongo a trabajar en una felicidad más grande, para más gente y me imagino grandes cartelones por televisión que digan: HACIA LOS 500.000 EJEMPLARES DE LIBERTAD y miraré a mis amantes y todos sonreiremos y algún periodista despistado dirá entre amigos: «Ahí va Oscar Menassa, el magnate de la poesía» y hará alardes de haberme conocido cuando leímos a viva voz nuestros poemas en los barrios populares de Madrid y nosotros, pobres criaturas embelesadas por la belleza, por los terremotos y las borrascas y el olor a pan quemado, en las mañanas. Criaturas, absolutamente atadas por el amor a las palabras.
Toda nuestra vida será esa grandeza, volando de un confín a otro confín de la lengua castellana.
Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con el amor y estará escrito.
Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con la escritura y estará todo publicado.
Lo único que sé es que el bien que tenia que hacer con el psicoanálisis ya lo he hecho o lo estoy haciendo con los candidatos que, actualmente, están en formación, en la Escuela de Psicoanálisis que dirijo.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

Un violín imparable. La música en el fondo de un corazón cayéndose en el lago del amor.
Atolondrado, eso quiero ser, un atolondrado, alguien que algunas cosas se lleva por delante y que otras cosas lo llevan por delante a él.
Un juguete roto, en las manos ansiosas por jugar.
Escaparate vacío, ancho como el mar.
Ya fui el médico que mi padre deseaba para mi, ya fui el poeta que mi madre ambicionaba a su lado.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

Humo de viento alcanzando el paroxismo de un amor.
Zarpa dolorida, herida dulce, alegre, caprichosa herida recordándote.
Poeta sin aviso previo. Poeta de golpe.
Poeta que, rabiosamente habla del amor
Poeta buen equilibrista, poeta volador.
Poeta del pueblo para todos los pueblos.
Poeta dulce, agazapado, tigre del alma.
Hambriento por los verbos desorbitados.
Poeta contestador automático. Poeta sin rumbo.
Poeta encantador de serpientes perfumadas.
Abridor de caminos. Poeta del tiempo.
Poeta humanizado, viento de luz,
yo fui toda la grandilocuencia del amor.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

Yo fui su amante cruel. El tipo de dinero que mantenía su locura.
Su dama de compañía a la hora del té,
la tierna amiga de las largas conversaciones
y fui su macho,
tantas veces fui su macho,
todo cuerpo, baba sin fin, bujía esperpéntica
y la amaba y hacíamos el amor como los animales.
Después, también, están esos días como muertos, como sin nada.
Esos días donde a uno le dan ganas de comenzar todo de nuevo.
La poesía de nuevo, el amor de nuevo, la vida misma comenzar de nuevo. Aunque no se pueda o no se deba, cambiar todo de lugar, de tiempo.
Yo también fui un amante infernal y cuando ella reía yo me la comía a besos y cuando ella lloraba yo me la comía a besos y nos poníamos a jugar y yo la chupaba con frenesí y ella gritaba: Diablo, diablo; somos esta locura extraterrestre, este amor sin fin y yo la chupaba y, después, me la comía y hablábamos de mi potencia viril mientras la chupaba y me la comía y ella se ponía triste, muy triste, cuando yo dejaba de escribir.
Amor amante amor, también conozco a quien por hacer el amor contrajo enfermedad y, también, conozco a los amantes crueles que dale que dale todo el día haciendo el amor y no enferman nunca.
Alto albaricoque inalcanzable por la lujuria del recuerdo, estoy como la vida misma está, desordenado.
Tengo que sostener dos grandes amores: Madrid, Buenos Aires, y el alma se me encoge en lugar de expandirse.
Loas, entonces, para el hombre que se levanta en mi y grita, otra vez, empecinado, LIBERTAD.
Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.

España se equivoca siempre en política internacional.
Cuando el asunto de la pesca nos cagaron, con el asunto del aceite nos están cagando, cuanto todo el mundo estaba bueno con Cuba, hasta el Sumo Pontífice, Aznar se peleaba con Castro y, encima, perdía y ahora para seguir mostrando que en política internacional no entendemos un carajo le dimos el premio Cervantes a Cabrera Infante y, después, y también, es política internacional, las primarias del PSOE, están amañadas. Los jefes de Partido quieren a Almunia, pero las bases pueden rebelarse.
En definitiva, de política internacional, los españoles entendemos poco.

Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
Vender frutas o flores o nostalgias,
ser del tiempo la bruma, del verano la noche.
Yo también tengo cosas para contar y fui el que soporté toda la pregunta. ¿Dónde vivir, fuera de los brazos de mi madre? ¿dónde poder dibujar una boca fuera de sus labios?
Entrecortado espíritu del aire. Estoy aquí, poniendo en mis alforjas, leve esperanza.
Noctámbulo ruiseñor perdido. Estoy aquí, bordando en mis alforjas, los vientos huracanados del poema.

Soy el cantor le dije sonriente,
no tengo nada que perder, sólo mi canto.
Así que usted y yo, podemos besarnos,
pisar fuerte la tierra, volar más alto.

Ya sé que no es decente, amar la vida tanto,
que no es honesto, sincero, quererla para mí.
Que el infinito fuego debe ser apagado.
Que el inquietante deseo, debe morir.

Sin embargo, usted y yo podríamos
hundimos levemente en el abismo
llenar todo el abismo con mi canto.

Aunque en verdad nadie lo quiera
vivir, vivir, podríamos mil años.
Yo sería el cantor y usted mi canto."

Miguel Oscar Menassa

De "Cartas a mi mujer", publicado en Las 2001 Noches nº 17

jueves, 31 de octubre de 2013

Querida:


    Entregado a un destino que me depara lo mejor, lo más grande, te escribo, para que no pienses que riquezas y famas, me han separado de ti, oh, diosa de los encantamientos más puros; espejismo todo real.
     Te llamo querida, porque así han de saber que te amo. Y nadie andará diciendo por ahí, que nuestra relación fue vana o que nuestros besos no eran lo más puro del amor. Y si hundo mis manos en tu vientre es para definir la situación con mayor claridad. El hombre vuelve a la tierra y en la tierra se consumen miles de historias que no han sido publicadas. Por eso te escribo para que la serpiente de la duda anide para siempre en nuestros corazones. Un poema para que nuestros cuerpos sean inmortales en ese silencio del amor, o un gran amor, tal, que alguna vez inmortalice algún poema.
    Oh, querida, querida, cuántas veces me desmoroné en tus labios. A veces llevado simplemente por las horas del día, caía sobre vos, amada desde grandes alturas siempre en el medio preciso de una frase. Sin saber lo que quería decir, todavía, pero intuyendo de sesgo, algún final.
    Siempre me faltaban palabras, siempre había algo indecible entre nosotros. No era el sexo, sino la historia sangrante y cruel que lo hace cantar. No eran de carne nuestras historias, aunque se grabaran sobre nuestro cuerpo.
    Cuando amanecía tus brazos se quebraban sobre la lluvia y un llanto infinito nos acogía para morir. Cuando amanecía, la luz hacía trizas nuestra soledad.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

martes, 29 de octubre de 2013

ADIÓS, PUES

 
Adiós, pues el poeta ha de seguir viajando.
Y si mi amor os desgarra al romperse,
ese es el sonido, fuerte, de la libertad,
ruido de cadenas haciéndose pedazos.

Adiós, pues ya he estado aquí, en mi sitio.
Y os entregué mi amor, mi cuerpo hecho pedazos,
la voz clarividente de mis versos
y esa mirada mía, abierta al universo.

Adiós, pues el poeta ha de seguir viajando
y como alguien me ha amado en este pueblo
y como alguien, seguramente, alguno me ha mirado,

no lo pienso más, antes de irme,
antes de comenzar la nueva travesía,
toco esos labios, beso esa soledad.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

lunes, 28 de octubre de 2013

Amor Perdido. Buenos Aires -IV-


Estuve en Buenos Aires cuando un viento helado del pasado, 
rozó por un instante a la mirada del mundo nuestro futuro,
cuando por poco pasa, lo que por no pasar fue todo goce,
ahí, en ese tiempo de la historia, estuve en Buenos Aires.

Que la justicia sea igual para todos, sólo eso pedían.
Altaneros, sabiendo que la vida, aún, es el futuro.
Un domingo de Pascuas, como si fuera poca fiesta,
resucitó, alegre, así debo decirlo, todo un pueblo.

Una vez sacudida la nostalgia, el miedo, todo lo pasado,
salieron a la calle despiertos, cientos, miles, millones
y se juntaron como bandadas de palomas abiertas de paz.

Y todos juntos cantaban a los gritos sus deseos.
Nadie pedía pan, nadie pedía libertad para nadie.
La justicia sea igual para todos, sólo eso pedían.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

domingo, 27 de octubre de 2013

Cuando la vi llegar

Cuando la vi llegar, cuando la vi a punto de caer toda ella en mi vida, cuando me vi aplastado por la muerte, me perfilé como una sombra, fui tiempo del espacio, medida de nada.

Amor, tuve un inmenso amor por lo que en mí, sólo será de otros y encontré, me fue dado encontrar pasadizos secretos, también, para la muerte.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

lunes, 21 de octubre de 2013

INVENTARIO


Digiero las esperas
devoro tu majestuoso silencio
y añoro la risa de los días de abril
donde amarnos era, todavía, una promesa.

Y, sin embargo,
por la esperanza de comerme el universo,
me trago los recuerdos de la danza,
furiosa, danza de amor, entre las ciudades,
salvaje, danza de amor, entre los apartamentos.

Estábamos abrazados, contra el viento,
en la desolada ciudad.

Todo era el ritmo de nuestros corazones.
De tanto en tanto,
una flor caída,
marcaba el paso de los años.
De tanto en tanto, un sol, una lluvia,
anunciaban, de las nuevas estaciones,
el comienzo.

El día y la noche,
eran el color de nuestros pensamientos.
En los estallidos siempre había luz
y siempre había, para los encuentros de amor
un claro-oscuro en el bosque,
sombras y soledad; tibieza y luz.
Siempre una armonía perfecta para los actos simples
Los actos, querida,
que no podremos inventariar jamás.
Todo fue, humo y alegría.
Misterios.
Todo fue, invisible y etéreo.
Sonoro.
Todo vida.

Miguel Oscar Menassa
El amor existe y la libertad, 1984

domingo, 6 de octubre de 2013

DE HAMBRE Y DE LIBERTAD YA HEMOS MUERTO

Ya fuimos el águila nocturna,
tocada en pleno vuelo.
Somos ahora una manada de bisontes.
Platas antiguas y soledades caen,
bajo el murmullo de nuestra locura,
corriendo hacia el futuro.
Ídolos de papel caen,...
esmaltados ídolos,
macizos ídolos de piedra caen,
monumentos, antiguos ídolos.
Ídolos del semen infinito
y de las vaginas abiertas a los cuatro vientos,
caen ídolos de bronce, marcas históricas,
-aparentemente indelebles- caen,
se sumergen en nuestras palabras cotidianas
abandonan su soledad marmórea,
viven con nosotros.

Fuimos la mejor ilusión,
la suprema ilusión de los contrastes.
Al día oponíamos la noche.
Al sol, la luna.
Al hombre oponíamos la mujer.
Al sexo, la palabra.

Después vino la muerte,
roja, bordeando los colores del muérdago,
alterando los ritmos respiratorios,
el bien, alterando el mal,
rítmicamente alterando, todos los sentidos.
La muerte vino a vivir, tranquilamente, entre nosotros.
Poderoso ídolo entre ídolos, en nuestros brazos
majestuosa reina de la libertad, cae.

Miguel Oscar Menassa
Del libro "El amor existe y la libertad", 1984

viernes, 4 de octubre de 2013

YO PECADOR I


 Me seducen los aros y los colgantes coloridos
las piedras coloradas y los rubíes
y las sencillas violetas en el rincón del patio.
De las vidrieras me atrapan los tonos amarillos ...
el sol contra la puerta cancel
y el color ocre de la galería en Chiclana.

Hierro forjado a mano por suaves forjadores
en el estilo imperial de la muralla china
hacia el oeste se extendía solemne el patio de mi casa
y hacia el misterio de la calle, el precipicio.
Después del precipicio la plazoleta verde
lejana inalcanzable
como la tierra prometida.
A mí
cuando pequeño
me separaba de la calle una escalera
una escalera blanca
con dos barandas verdes de cedro a los costados.

La idea fija era volar
una tarde, verano en Buenos Aires
el patio era un desierto.

Sólo un valiente se animará a cruzarlo.

Me puse las botas me coloqué la máscara antigás
y en cuatro saltos alcancé el rincón del patio
donde crecían las violetas.
La puerta cancel quedó a la vista.
Mientras los enemigos dormían atontados
por el alcohol del mediodía,
me paré en el primer escalón de la escalera.
Abrí mis brazos. Respiré profundamente
dispuesto a todo
y perdí los sentidos
cuando me invadieron por primera vez
los olores lujuriosos de aquel sombrío patio.

Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

lunes, 23 de septiembre de 2013

Amor perdido. Buenos Aires

Hoy, encuentro en mi nuevo destino,
lo que ya otros hombres encontraron. ...
Grandes pasadizos, negruras y luces.

Confieso estar viviendo en plenitud,
cuando entrechoco aromas y vertientes
y, sin embargo, lo sé, para comenzar,
debo arrancar de cuajo todas las raíces
y no puedo, albergo en mi ser temores,
de soledad, de pequeños amores, falsos.

Vuelo, empecinadamente, por grandes cielos.
Repto, empecinadamente, por las alcantarillas.
Alcanzo de mi saber lo más puro y no basta.

Amo, claramente, mi ser entre montañas,
atesorado de máscaras y últimos misterios,
me decreto: soldado de lo que no se nota.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

Amor perdido. Buenos Aires - VI


Viajar, hablar, deseos fuertes de la infancia,
rubicunda voz, en el propio centro de las células,...
fiera descarrilada, definitivamente, me humanizo.

Cuando desconfío, rastreo mi propio rastro.
Hay un animal en mí, que vuelve siempre.
Una voz que de noche nunca se detiene,
me lleva de la mano contra las montañas,
contra los pequeños, búhos del terror.

Busco una palabra plena para el corazón de la bestia feroz.
Ajada cruz, sobre los hombros del que no se anima a vivir.

Rompo contra mi propio cuerpo el ábaco, dejo de contar.
Me sumerjo en una ansia frenética por vivir, amar, hablar,
seguir, aunque nadie lo quiera, descarrilando mi destino.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

miércoles, 18 de septiembre de 2013

LLEGUÉ EN PLENO INVIERNO


Llegué en pleno invierno y entre tus piernas
acurrucado tiernamente entrecerré mis ojos,
nunca hubo completa oscuridad ni lamentos.

Al principio me alumbraba el olor de la luz,
tus carnes hacían fuego de cada amanecer,
tus pechos encendidos, cánticos de la guerra,
crujían como maderos en profunda, alta mar....

Todo fuego era luz, tus ojos contra el tiempo.
Intenté rasgar con mis palabras más bellas
tu terquedad marítima, tus torrentes de luz,
intenté introducirme en tu belleza anfibia.

Y no es que no lo hallamos conseguido nunca,
después de tanta llama, tanto volcán perdido,
la luz, perfecta entre tus piernas, no dejaba señal.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

martes, 17 de septiembre de 2013

Querida:


 Me tocó la nieve en las espaldas,
una palmada alegre cariñosa,
me sentí acariciado por mi madre,
fui feliz.

La nieve me tocó el corazón.

Anochece y del día,
sólo me queda el recuerdo de la bruma.
Así de frágil fue todo esta mañana:
nieve y carmín.

Deletreamos con cuidado cada uno su nombre:

Yo soy la Blanca Nieve de tus sueños.
La pétrea belleza del cristal.
marina alondra de los valles.
amiga de la tristeza de la muerte.

Yo tuve ganas de decirle:
Soy el poeta, el grande,
el creador de la palabra Mujer
y no le dije nada.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

sábado, 14 de septiembre de 2013

DAME TU PAN

Dame tu pan y mi alegría
era ser tu pan.
Dame tu leche y mi alegría...
era darte mi leche.
Dame tu carne y mi alegría
era darte mi cuerpo.
Dame tu sangre
y tuvimos hijos.
Dame tu pensamiento
y te pensaba.
Dame tu alma
y yo te contaba mis sueños.
Dame tu pan
tu libertad
tu pensamiento
y yo te dedicaba poesías.

Dame tu leche amor
dame tu leche y mi alegría
era darte mi carne y mi sangre
y te contaba mis sueños.

Dame tu placer
y yo te pedía tu libertad.
Dame mi libertad y yo
te preguntaba por el placer.

Dame tu ser tu propio ser
el verdadero y yo
me puse en cuatro patas.
Dame tu yo
ese que no te sirve para nada.
Entonces yo te dije
amor mío
devuélvemelo todo
yo no puedo.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

domingo, 8 de septiembre de 2013

Del libro "Monólogo entre la vaca y el moribundo" de Miguel Oscar Menassa

XXXI
 
¿Con quién hace el amor un hombre que vive encadenado?
¿Cómo puede escribir un poema un hombre que no conoce la libertad?
Y así, seguiría haciéndome preguntas hasta el amanecer, sin conseguir salir de la impotencia.
Me consuelo diciéndome que soy un hombre capaz de contener cualquier locura, cualquier amor entre mis letras.
-Muhuhhu..., dijo la vaca.

LA GUERRA SIEMPRE ME PARECE SUC...IA, ASQUEROSA, ESTÚPIDA.
Los amos ingleses detienen la matanza, dicen, con los objetivos cumplidos.
Andá a saber cómo se llama eso. Andá a saber.
En la guerra, Dios no puede protegernos. Tengo mucho frío en los pies, como en la guerra, como en la muerte.
Estuvimos ejemplares, dicen los amos. Nuestros aviones invisibles lo han destruido todo, sin encontrar ninguna resistencia, en 48 horas.
Basta Menassa, esta vez te equivocaste con tu NO a la guerra.
La guerra existe y te la meterán por el culo.

LA GUERRA NO EXISTE. AUNQUE LO DESTRUYAN TODO. LA GUERRA NO EXISTE. IGUAL SEGUIRÁ HABIENDO PIOJOSOS. HABRÁ QUE HACER OTRA GUERRA Y OTRA Y OTRA... Y OTRA.

MÁS ALLÁ DE LA MATANZA, ME IMAGINO, HABRÁ MISERIA PARA LA MAYORÍA.
Haberse equivocado una vez más, traerá consecuencias nefastas para la humanidad.
No habrá ni siquiera caos. El nuevo orden será:
Ningún tipo de orden será posible sino el de las armas. Como cuando los blancos hicieron esclavos a los negros o cuando los españoles conquistaron a los indios.
Después de esta matanza, donde los poderosos hombres de habla inglesa dispararon contra las instituciones que ellos mismos crearon, nadie podrá pensar nada en, por lo menos, tres décadas.
-Algún poeta vivirá para poder decir algo y algo dirá, pero el resto será todo confusión, todo oscuridad, dijo la vaca, estremecida.
Volveremos a formas antiguas de convivencia y la revolución femenina sufrirá un atraso de un siglo (cien años).
El gigante de habla inglesa, enloquecido en su impotencia, lo destruye todo para que nadie pueda aprovecharse de lo construido hasta el momento. ¿Qué otra cosa es la guerra?
-Muhuhuhuhu...

viernes, 30 de agosto de 2013

EL HORTELANO, un corto de Miguel Oscar Menassa

 


 Pregunta: No sé si he captado bien lo que quería decir el corto y era para preguntar si al final él realmente la quería o era cuestión de no haber cultivado el amor.

Miguel Oscar Menassa: ¿Cómo?

P: Al final no sé si he entendido muy bien lo que es el mensaje del corto.

MOM: El mensaje del corto es que no se necesita amar para ser feliz, es...e es el mensaje fundamental y que el amor a veces no hace feliz, a veces el amor hace muy desgraciadas a las personas. Ella dice: “Y te amo tanto que con rencor te amaba”.

P: A lo mejor es porque no ama bien.

MOM: No, es que si no se goza no se ama bien, si no se es feliz no se ama bien.

P: ¿Qué significado tiene entonces cuando toman él el fruto del futuro y ella el té del pasado?

MOM: Él toma el fruto del futuro y se siente muy bien, ella toma el té del pasado y se siente muy mal. Eso quiere decir, lleva un mensaje que el pasado no es bueno para nadie, que es mejor elaborarlo u olvidarlo el pasado. Que la felicidad está en el presente y en el futuro. Que en el pasado está la infancia, la vieja familia, los escollos marinos... sí, todo lo que usted quiera.
Para ser un buen neurótico hay que vivir en el pasado, una persona que vive el presente y el futuro no tiene enfermedad o tiene un grado mínimo de enfermedad. No sé si está claro.
Los psicoanalistas (yo trabajé, cuando trabajaba de psicoanalista, 50 años), vivimos del pasado, de la angustia que produce el pasado, por eso que el consejo es que hay que librarse del pasado.

P: Vivir el presente.

MOM: Hay que vivir el presente, planificar el futuro, porque si no hay planificación del futuro tampoco hay goce, porque no hay ningún Estado, no se conoce ningún Estado actual que piense la felicidad del ciudadano, por lo tanto si el ciudadano no proyecta su futuro no puede ser feliz. Es decir que la felicidad es un trabajo, es la realización de un trabajo... la realización de un trabajo en conjunto entre dos o más personas. Y si no no hay felicidad, no hay programa de felicidad en ningún Estado del mundo.
En la sociedad del confort es donde existe la mayor tasa de suicidios, esas son las sociedades del confort que ya ahora no son más las sociedades de confort porque se han venido abajo.
El dinero es de quien lo piensa. Usted me dice no pero el trabajador... Hay trabajadores que pueden pensar el dinero y no sufren tanto con su salario pobre, no son pobres aunque el salario sea pobre y en cambio hay ricos que son pobres. Quiere decir que el dinero debe ser pensado y si usted no piensa el dinero el dinero lo piensa a usted que es una cosa terrible, es así con el amor, con el deseo, con el goce, con el sexo.
El sexo a la sanfason trajo el sida, el sexo no pensado trajo enfermedades terribles, así que el sexo debe ser pensado, el amor debe ser pensado.
Y después, el amor, la primera pregunta, a mí siempre me llamó la atención esa pregunta, qué decimos cuando decimos que amamos, por ejemplo, estar enamorado es terrible, porque estar enamorado es más que amar, estar enamorado es meterse al ser, al amante, dentro de uno y el amante representa el yo de uno, por lo tanto, en realidad, estar enamorado es el grado de esclavitud máximo, no existe un grado de esclavitud ni entre los antiguos esclavos que sea tan grande como el enamoramiento.
Una definición del amor es darle lo que no tengo a quien no soy. Por ejemplo ,a la mujer no le tengo que dar el sexo masculino, le tengo que dar el sexo femenino, que es lo que no tengo y no soy, la mujer al hombre no le tiene que dar el sexo femenino, le tiene que dar el sexo masculino que es lo que ella no tiene y no es. Esa es una metáfora bastante posible del amor.
En cambio el enamoramiento es una ceguera, el enamorado es celoso, es paranoico, es envidioso.
El amor es libertario, si yo la amo a ella lo único que ambiciono es su felicidad no me importa si es conmigo o con Dios, no me importa. Me importa que sea feliz, ese es el amor. El amor por lo hijos, me importa que mis hijos crezcan libremente, hermosamente y de manera grandiosa, conmigo o sin mí, ese es el amor. En cambio, en el enamoramiento mis hijos son mis hijos, tienen que tener la educación que yo tengo, tienen que vivir como yo vivo, insoportable.
Hoy estuvimos hablando de los jóvenes que se llevan mal en el colegio, que abandonan los estudios, es por la cantidad de reglas que tienen que observar, la cantidad de reglas genera en el adolescente una rabia que como son jóvenes y no están bien educados, la rabia se traduce en hacerse daño, entonces no es que prueben la droga, se envenenan con la droga, no es que prueben un vaso de alcohol, se envenenan con el alcohol. Pero eso es de rabia, rabia contenida, rabia por no poder librarse de las preceptivas de los padres, de los maestros, de los educadores. Que, de paso, si los educadores si no se psicoanalizan no hay ley de educación que salve a los chavales, porque son envidiosos, los profesionales son envidiosos, los educadores son envidiosos y para ser un buen maestro no hay que envidiar, hay que gozar con el crecimiento del otro, lo mismo que para ser un buen amante hay que gozar con la libertad del amante.
Además tener todo el tiempo una persona con uno, que es el enamoramiento, es una cosa terrible porque ¿quién aguanta a una persona todo el día con uno? Nadie aguanta, para aguantar hay que hacerse el indiferente, el tonto, sí, está ahí pero... pero si tengo la presencia del otro constantemente es insoportable.
Además poder separarse y encontrarse con el otro es la forma más bonita del amor, no tener miedo, no tener paranoia de separarme porque me voy a volver a encontrar, esa felicidad del encontrarse.
Yo sé que no se piensa así, pero sería conveniente que empezaran a pensar así para sufrir menos.
La medicina actual, toda la medicina actual, el psicoanálisis incluido dentro de la medicina actual, están ahora preocupados por el dolor es lo único que les preocupa porque se han llegado a conclusiones terribles, el infarto de miocardio no mata porque frena la circulación sino que mata por el dolor y así un montón de enfermedades, entonces evidentemente el dolor es una preocupación.
Todos estos consejos que yo doy son para que no duela, para que dé goce el amor, no para que duela, para que la amistad dé goce.
Hay un tango que dice “todos sabemos cómo los jueces y los amigos han nacido para fallar” entonces si no me cuido de los amigos termino siendo traicionado por los amigos. El tango sabe más que nosotros.
El mensaje del corto es ese. Porque él le dice la palabra “mi amor” al final que quiere decir que siguen en relación, él lo que no soporta es el cuidado exagerado de ella, porque el cuidado exagerado hace que él se sienta un inútil, un enfermo. Y aunque uno esté enfermo si lo cuidan mucho, a los enfermos no hay que cuidarlos tanto, si lo cuido mucho lo hago sentir más enfermo, la manera de hacerlo sentir un poco más sano es cuidarlo un poquito menos, no descuidarlo porque eso es falta de amor, pero cuidarlo con exageración enferma más.
Con los niños, cuando estoy encima de los niños, por ejemplo le digo: “no te muevas” y encuentro al niño en el alambrado, cuando le digo “haz lo que quieras”, cuando vuelvo está en el mismo sitio.
Si le digo "hijo espérame” y el niño espera, si le digo “no vayas al alambrado”, le veo trepado al alambrado aunque esté electrificado el alambrado.
No es que se diga que nos educan mal, nos educan mal nos educan muy mal. Nos educan con una moral antigua, porque ningún educador tiene la moral que utiliza para educar al niño. Si el educador tiene una moral antigua no habría contradicción, el niño vería que lo educan mal pero que el educador cumple con la moral, pero no es así, generalmente los educadores son unos inmorales que quieren que el niño sea moral.
Yo soy muy cristiano, estoy bautizado, hice la primera comunión, fui monaguillo pero lo que está pasando actualmente en la iglesia es desastroso, perdón por decirlo pero es esto, son educadores que rompen la ley de la educación, que transgreden la ley de Dios, la ley del cristianismo... bueno pero ahí les vemos, por eso que la poesía es salud.

P: ¿Hoy no nos lee un poema?

MOM: Sí, he traído unos poemas para leer.

P: ¿El hombre es una criatura que está capacitada para amar?

MOM: Sí

P: ¿En todos los casos?

MOM: Sí, y la mujer también... El hombre está capacitado para amar eso no quiere decir que todos los hombres manejemos la máquina de amar que poseemos de buena manera. Pero eso se llama neurosis, por eso hay tanto psicoanalista.
No es que esté descompuesta la máquina, es que yo la descompongo a propósito.
El doctor hablaba de lesiones en los futbolistas, yo también estudié eso. A veces me lesiono porque no me gusta el entrenador, a veces me lesiono porque le quiero dar un disgusto a mi mamá, el caso de Riquelme, la mamá llora mucho con él porque se lesiona y como no tiene cómo hacerla enojar a la madre, entonces se lesiona. El hombre puede llegar a la autoagresión para joder al otro.
Ese es el espíritu humano, es muy sensible el espíritu humano, por eso no hay que hacerle al otro lo que no quiero que me haga a mí, porque si se lo hago me lo va a hacer. Entonces, una buena educación sería hacerle al otro lo que yo quiero que me hagan y no que le hago al otro el mal y quiero que el otro me haga el bien, eso es imposible, imposible.
Yo tengo un verso que dice si no fuera por mí sería perfecto. ¿Se entiende ahora? No soy perfecto porque estoy yo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

CUMPLIR 61 AÑOS CUANDO ESTALLA LA GUERRA

 
Hoy escuché a mi mundo,
el mundo donde vivo,
clamando por la guerra,
por la guerra total.
 
A matar, a matar,
gritaban los periódicos.
A matar, a matar,
decían por T.V.
 
A vengar nuestros muertos,
vociferaba el pueblo.
A matar, a matar,
enemigos, más allá.
 
Iremos por el aire;
iremos por el mar
y por la tierra iremos
escuchen el compás:
 
Vi morir una madre
de frío en la vereda,
esperando a su hijo
que nunca volverá.
 
Y una mujer moría
clavada en una espada,
que su amante muy joven
no supo manejar.
 
Y vi morir reptiles
atados a sí mismos
y vi morir el canto
en la voz del cantor.
 
Y mi madre moría
quemada por el fuego,
cual bruja o hechicera
del tiempo del terror.
 
La guerra se ha extendido
por mi mundo y el mundo.
 
Al aire libre no vivirá
ningún poema.
 
Al aire libre no habrá
ningún amor.
 
En las trincheras se hablará
de la muerte
y por las noches se soñará
el horror.
 
Al alba, el miedo
vivirá en la palabra.
En los pechos maternos
se escuchará el fragor.
 
En el colegio el niño,
aprenderá a matar.
A cuidarse del compañero niño,
del maestro.
A cuidarse del cielo en su conjunto,
hasta del alma.
 
A cuidarse del viento huracanado
y de la brisa.
Del volcán poderoso que vomita
fuego y basura
y la pequeña colina perfumada
florecida y abierta.
 
En cualquier pequeño lugar
de cualquier Patria,
aunque sea la nuestra,
oscurece, se pliega la montaña,
se hace invisible el agresor.
 
En plena oscuridad
ya no se sabe:
¿quién es el asesino?
¿quién tiene que morir?
 
En semejante oscuridad,
que produce la guerra,
ya no se sabe
dónde está la amada,
ya nadie sabe
dónde anida el traidor.
 
Por eso nos miramos
los unos a los otros,
presintiendo un culpable
en cada humanidad.
Nos persigue el delirio
de una guerra sin fin.
 
El Capitán herido
gritaba a las estrellas:
Habrá guerra, habrá guerra
y todos morirán.
 
Cristianos, musulmanes,
ricos y pobres,
todo el mundo muriendo
por un poco de paz.
 
Todo el mundo muriendo
de una vieja moral:
 
La guerra es necesaria
aunque sea fatal.
 
Nada de nada,
no puedo escribir nada.
Todo el mundo está en guerra
y el poema está quieto,
detenido
como un preso de guerra,
en silencio
como en la esclavitud,
caído de dolor
cual torre muerta.
 
Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

lunes, 26 de agosto de 2013

LA MUERTE ME ACOMPAÑA

25 de Abril de 1982

Soy un gusano vil tratando
de arrancarse el pellejo
que por otra parte
todo el pellejo es él.

Cansado de bucear para adentro.
Inmóvil....
Apresado por la falta de cielo
de tanto bucear para abajo.

La ropa raída por las excavaciones
la vista cegada por el polvo marino
y las circunstancias.

Sé que otras injusticias
han caído sobre mis ojos
para cegarlos en mi ausencia.

Con los ojos raídos de no ver
con las manos atadas a la espalda
por las dictaduras.
Habitante del sur
tengo las piernas cortadas
por las democracias.

Así que ahora en un bar céntrico de Madrid
me sentaré y esperaré que todo se destruya.
Después elegiré entre los escombros
las piedras fundamentales de mis versos.

Comenzaré diciendo: Soy el Poeta.

Europa habrá de morir entre mis brazos
entre los sonidos
de mis pequeñas garras latinas.

A solas con la muerte
en la plena llanura nacarada
soy el jinete muerto que galopa y
el impacto fatal sobre el jinete.

Soy el caballo negro que galopa
y el mar abierto
a las latitudes de la locura
a lo simplemente desconocido.

Soy el vértigo de las palabras
que nunca me pertenecerán
y ella la que me acompaña
la muerte.

¿Qué quieren de nosotros?

Yo soy un gusano vil
y ella mi baba.
Arpegio
nota dejada de lado
y ella un territorio
donde sólo la muerte hace el amor.

Soy un artista
un hombre con sentimientos
flojos
intercambiables
afán de lo distinto
y ella es el arte
que al saberse superior
es indiferente a todo.
A veces vamos por la ciudad
como si Ella y yo
fuéramos el mundo.
Se dan cuenta
qué ferocidad raída
qué mirada ciega.

Y Ella me compra manzanas
y yo me las como
como si Ella fuera mi madre.
Se dan cuenta
qué sagacidad
qué bruma.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

sábado, 24 de agosto de 2013

CUANDO SE ABRAN LOS VIENTRES


Cuando se abran los vientres, yo no tomaré nada.
Entre los despedazados cuerpos confusos y alertas,
entre la poca realidad, lo negro, la débil vida,
amante del cuerpo de la letra, diré mis palabras.

Vengo de aquí, soy de aquí mismo, roca de soledad:
Nací en vuestra mirada, nací en vuestra impudicia,
Nací como una fuente enloquecida, aguas del deseo,
para dejar palabras, voz de la poesía, en libertad.

Tengo, por haber atravesado los confines del hombre,
por haberme deslizado en la mirada de la muerte,
algo del universo, una partícula de infinito en mi voz.

Vengo de aquí, soy de tus propias entrañas, el eco,
alucinado y luminoso de tu propio silencio oscuro,
el eco donde el tiempo, arrasa la memoria.

Miguel Oscar Menassa
De "la patria del poeta", 1991

viernes, 23 de agosto de 2013

ATLETA DE MÍ MISMO


Comienzo por producir mis deseos.
Amplias lunas mojadas
por las certeras lluvias del verano...
verano aquél
donde sangrante y taciturno
besé tu nombre
oculto entre las piedras.

Zafiros
esmeraldas enronquecidas
por la falta de amor
rodeaban tu cuerpo.

Era hermoso ver cómo morías
entre la blanca espuma de tu rabia.

Atleta de mí mismo
corporal
hasta con mis palabras
amé tanta belleza
y te salvé.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

martes, 20 de agosto de 2013

¿Quién, querida, yo?


Es evidente, no sé a quién tengo que dirigirme.
Quisiera llamar la atención de todo un pueblo.
Gritar aullidos verdaderamente desgarradores.
Algo que nadie pueda olvidar, así, fácilmente.
Después antes de gritar, veo que es poco lo que tengo en mis gritos.
Un poco de libertad desesperada, un poco de convicciones juveniles.
Una mujer, me digo, una sola mujer en una sola cama, eso tal vez.
La soledad de la campiña, pobres nidos, pobres árboles muertos.
Un grito pequeño, encerrado en mí mismo, mirándome al espejo.
Un grito de mi boca, pequeña, a mi pequeño corazón sangrante.
Sólo para tocar, la roca de mi amor por mí, cuerpo enamorado.
Cuerpo deshabitado agujero del viento posible para el hombre
Romper con un pequeño grito los bordes de esa caricia eterna
Gritar, gritos pequeños, contra mi propia piedra, corazón.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

Recital de poesía

El próximo jueves, 22 de agosto, a las 20,30 horas,
tendrá lugar el recital de poesía:
"37 años de la llegada de Menassa a Madrid"
en la voz del poeta.

 En la sede de Grupo Cero:
C/ Duque de Osuna, 4.
Tel contacto: 609 515 338
Entrada gratuita.
 

sábado, 17 de agosto de 2013

EL AMOR EXISTE Y LA LIBERTAD


Fui un hombre
amante de la libertad
y los venturosos días por venir.
Después cayeron sobre mí,
la guerra y sus estragos.

La libertad,
se fue poniendo negra entre mis brazos
y aquel bello rostro de los recuerdos infantiles,
su rostro,
se evaporó lentamente entre los ojos de la muerte.

Gritos desesperados saliendo a borbotones,
llamándola por última vez y, ella,
alta y desnuda, ráfaga inalcanzable de cielo,
ordena matar.

II

No sabemos, todavía, no sabemos:
¿Quién está vivo y quién está muerto?

III

A nuestro alrededor
la libertad seguía volando libremente
y volando,
se hablaba de ella en otros mundos
y volando,
había un reino más allá del cielo,
donde la libertad,
entre los soles de las galaxias superiores,
reinaba,
siempre intangible y serena,
la vida de los hombres.

IV

Para vivir, fue necesario
llenarse la cabeza y el alma de ilusiones.

Para vivir, fue necesario,
dejar de vivir.

V

De un ser despedazado hicimos escritura.
Una escritura hambrienta de porvenir,
libertad a los cuatro vientos,
amor, loco y vivaz, entre las letras.

Una escritura desesperada,
desenfrenada buscadora de amor.
de libertad, de humanidad.
Todo lo que no existe.

VI

Tiempo donde toda la música,
era el quejido de los moribundos.
Tiempo donde toda la alegría,
era recuerdo.

VII

Entre los bramidos de la muerte
me hundí en mi propio interior.
Quise encontrar sentido al universo
en el centro de mis tripas.
Hice de mi corazón,
un breve y opulento palacio de cemento.
Puse alambre de púas en mi piel,
me rodeé de fosos,
levanté los puentes levadizos
y puse cadenas a mi alrededor
y cadenas
y reflectores contra el sol
y dejé de escribir, porque temía,
que mi escritura transformara mi vida.

VIII

SILENCIO
                era lo único que pedían.

IX

GRITAR
              fue el único deseo.

X

Gritando y enmudeciendo para no morir.
Recordando y olvidando todo para no morir.
Levantando y agachando la cabeza para no morir.

XI

Quise volar como los pájaros, gruñir como las bestias

Quise ser Dios
y me moría de hambre con los hambrientos.
Quise ser millones
y lloraba con los desesperados porque llorar,
es un recuerdo del hombre inolvidable.

La alegría me caló los huesos cuando le opuse
mi primer verso a la muerte.

XII

QUERIDA MUERTE,

a tu pesar,
a mi pesar,
la vida continúa.

XIII

Grotescas olas, cataclismos inesperados,
retorcimiento visceral.
Torturas
y hambre
y pequeños pecados solitarios,
que el tiempo castiga con la muerte

Un tiempo que todo da lo mismo.

XIV

Un tiempo,
un viento,
un opaco murmullo,
te parte la vida en mil pedazos.
Después, un hombre es lo que es.

XV

Después de la catástrofe escribo versos
y hago el amor porque el amor,
también hace la guerra.

Hablo a mis hijos del movimiento de los astros:
es posible hablar de las estrellas sin tocarlas
y nos quedamos mirando, tranquilamente, la luna,
el vuelo borracho de alguna abeja entre las flores
y nos distraemos con cualquier tontería de la tarde
porque les hará bien, me digo,
que vayan olvidando el nombre de los muertos.
Y sueño todas las noches un futuro brillante
y me levanto buscando un sol que hoy tampoco estará
y busco entre los hombres con quién hacer la guerra,
porque la guerra, también, hace el amor
y escribo versos.

XVI

Creciendo contra todo,
ambicionando todo lo que pronuncio,
le fui poniendo alas,
bujías electrónicas,
motores supersónicos a mi canto.
Y creciendo hice versos
y mis versos creciendo,
fueron mi vida.

Miguel Oscar Menassa
De "El amor existe y la libertad", 1984

BALBUCEAR


Balbucear
cuando ya no queda otro camino 
balbucear
aunque poco de a poco
ir diciendo. 

Primero una palabra solitaria 
después de la palabra
vendrá el recuerdo
y las palabras del recuerdo
que nos recuerden la palabra.

Temblando
llorando
llenos de miedo
no dejar de decir.

Me fui cayendo
y por una artimaña del destino
me veía caer.

A veces
iba cayendo como la nieve
lentamente
más que caer
el verdadero juego era volar.

Olímpico hielo algodonoso
me posaba sobre las almas
y en la oscura pasión
de los encuentros
un instante era yo
luego otra cosa.

A veces volar era caerse
violentamente
contra la nada
contra la tierra
contra una mujer.
Piedra
granizo serpenteante
caía sin parar.
Calor endurecido
vértigo de llegar al final
atravesaba todos los confines.
Bestia condenada a morir
atravesaba el alma.

Fui libre todo lo que quise.

De tanta libertad
me fui llenando las manos
y los ojos
de violentas miserias.

La soledad y el hambre
en cada libertad
se apoderaban de mi mente
y rumiaba la libertad
como si la libertad
fuera un pasto salvaje
y yo una fiera.

Libertad inútil libertad
y mordía una vez más ese vacío
y salía a la calle
y los mercaderes me miraban
con malos ojos
y algunos amigos me decían:

Estás adelgazando
seguir así
te llevará al silencio
alguna tarde morirás.

Muerto
yo los miraba
entontecido sin comprender.
Envolvieron mi cuerpo
con delicadas prendas
como nunca nadie me había visto
y se gritaban unos a otros:

La libertad vivía en él.
La libertad ha muerto.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000