Para que todo sea viento,
llama voraz,
ir perdiendo de a poco los recuerdos.
Nacer,
ir naciendo de a poco nuevamente.
Olvidarse todas las fotografías en alguno de los viajes.
Nacer
ir naciendo de a poco nuevamente.
El pasado no existe.
Después del paso de nuestras espaldas,
cae el telón.
Somos
una especie de nudo angustiante en la garganta de la famosa cultura.
Nuestra escritura deberá ser, una escritura crítica,
de todo lo que se produjo dentro de los sistemas imperantes.
No sólo desmontar el mito de la religión,
sino también,
el mito que la revela,
quiero decir,
también pasarán por nuestras miradas,
las ciencias.
No sólo el amor,
sino también,
la poesía tendrá que ser otra.
Nuestra vida cambia aceleradamente.
Todo cambiará.
El estallido será estético,
sin cronos, quiero decir,
sin muerte.
El fenómeno es grupal.
Las ideas que teníamos acerca del hombre no sirven para explicar el fenómeno.
Las circunstancias me han convencido:
El hombre,
está sumergido en una montaña de mierda y todavía,
no conoce el amor.
Sé que soy un hombre,
porque hablo y escribo
y sé además que mi amor,
no vive sumergido en una montaña de mierda.
Y todavía se,
por mi larga estadía entre los hombres,
que lo que puede uno,
se hace posible para todos.
Que no sea posible,
habla de la sumisión del hombre a los sistemas imperantes,
y no como se cree,
de una imposibilidad del hombre.
Lo humano,
más bien es infinito.
Infinitas,
las formas del amor.
.../...
Miguel Oscar Menassa
De "Psicoanálisis del amor", 1994
miércoles, 8 de febrero de 2012
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