Después de los cincuenta espero dedicarme a vivir.
Y aunque la mano venga que nadie sabe de eso,
igual lo intentaré, pensando que versos he podido,
y el poema deja el camino libre para la vida.
Y cuando los grandes candidatos de las artes y las letras
y cuando los políticos del alma se bajen los pantalones,
por un instante de vida vivida, de poesía inmortal.
Contestaré y no contestaré, tranquila, apasionadamente.
De atreverme a vivir después de los cincuenta años,
y de la herida por la cual sangra todo lenguaje
me siento estrictamente responsable, me duele a mí.
Y si vivo y si quiero vivir como una alondra en libertad
quiero decir, quiero abrir una puerta a los misterios:
Antes de vivir un instante, escribí todos los instantes.
Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991
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