El primer día de primavera en la mañana
hincábamos nuestras rodillas en la arena
y nos despedíamos para siempre
de aquellos
que habían muerto en el invierno.
Faride, la abuela
tomando a los más pequeños de la mano
mostraba el mar y les decía:
el mar está maldito,
mata a nuestros hombres por placer
su perversidad no tiene límites.
El llano nos espera.
Nuestro porvenir
la guerra
contra el llano.
Dominaremos la pradera.
Todo era difícil sin violencia
Faride empecinada
quería que los elegantes hombres del llano
casaran con nuestras mujeres.
Todo era difícil
cuando con lo único que contábamos
era con el amor.
Faride empecinada
montada en un caballo blanco
como la nieve de los Alpes,
abrió sus brazos hacia el cielo
estrelló su mirada contra el enemigo
y ordenó avanzar.
Avancemos
hijas
todo está perdido.
Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975
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