La ciudad sigue gris
cuando escribo lentamente mis versos.
La época del sol,
era en antaño,
recuerdo sus fulgores,
ácidos amarillos contra los ojos ciegos.
Ahora en la ciudad,
del gris intenso,
escribir lentamente mis versos,
ya no alcanza.
El escritor,
altera sus sentidos,
el escritor,
sabe que fueron necesarios,
un siglo entero de mujeres,
cinco siglos de dios,
para que el poeta se deje llevar,
para que vuele.
Miguel Oscar Menassa
De "Canto a nosotros mismos también somos América", 1978
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