Hago desaparecer un día de mi vida, amor ,
mañana, por ejemplo, y sobre ese vacío
que no es sino mi voz, salto elástico,
con la firmeza de un cálculo infinito,
hacia el futuro.
Vuelvo desde la muerte, sobre mí mismo,
honda caverna que hizo posible el salto,
y el ser que nunca fue, desea eso,
vivir la vida sin vivir, amar la muerte.
Detrás de lo detrás, no en el espejo,
no en la torpeza abierta de la línea,
queriendo ser deseo de sus puntos.
No en la verdad y, aún, después del cuerpo,
ahí donde el ser es posible de carencia.
Ella es, burbuja extraña y pájaro,
enamorado de los agujeros de su canto.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
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