El pedazo de tierra
en el fondo de la casa
en mi barrio
donde él
trataba de creer
que vivía en el mar.
Viejos ciruelos
brotaban de la tierra.
cual gigantescas olas de sal.
Una mesa recordaba
los antiguos templos de piedra.
Su rostro entre los árboles,
frutos maduros
y capullos de porvenir
desprendía los perfumes
propios de la tarde.
Su voz
mediterránea
era lenta y pesada
entre las inseguras
estrellas marinas
negro coral
universal
palabra de la noche.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000
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