Soy una sed enamorada de sí misma.
Un poeta y el vértigo de serlo
un pequeño genio y su locura.
Abran las puertas
para que pase el que no pudo
el que reconoce no ser.
Ambiguo ronroneo de mi voz
contra las duras piedras.
Empecinado bebedor de cicuta,
detengo mi carrera
y espero que la sed,
se calme con el tiempo.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000
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