Mi padre hablaba de su mar alegremente.
Del mar de mi país puedo decirlo todo.
Hablar de sus colores y de su mansedumbre.
El mar de mi país parece una pradera.
Hablar de sus colores y de su mansedumbre.
El mar de mi país parece una pradera.
Crecen en plena mar
acacias y malvones
como en la casa del abuelo Antonio.
como en la casa del abuelo Antonio.
Esa pradera azul estalla de colores
cuando en primavera florecen sus mujeres.
cuando en primavera florecen sus mujeres.
Al alba tendían las redes tejidas en el hogar
a mano por viejas mujeres con ropa de seda
y grandes peinetones de marfil;
que nunca, dice mi padre, ni aún en las fiestas
besaban a sus hijos varones.
a mano por viejas mujeres con ropa de seda
y grandes peinetones de marfil;
que nunca, dice mi padre, ni aún en las fiestas
besaban a sus hijos varones.
Cuando los hombres volvían con sus presas
del mar
cobraban su sentido aquellas ceremonias.
cobraban su sentido aquellas ceremonias.
Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador"
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