Las caderas
estallaban una contra otra
y al final
fue el silencio.
estallaban una contra otra
y al final
fue el silencio.
Después
vinieron las rampantes
acacias de la noche
a dibujar los sueños.
vinieron las rampantes
acacias de la noche
a dibujar los sueños.
Fiebres
besos haciendo llamas
y el impenetrable
murmullo del silencio.
besos haciendo llamas
y el impenetrable
murmullo del silencio.
Terquedades efímeras
caprichos pasajeros
vergüenzas del soñar
y comenzamos a vivir.
caprichos pasajeros
vergüenzas del soñar
y comenzamos a vivir.
Vuelvo para decirte
que la vida
fue esa dureza entre nosotros.
que la vida
fue esa dureza entre nosotros.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000
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