jueves, 24 de junio de 2010
Madre, querida, mujer
Una palabra, Madre, se me impone,
como ancho caudal de ceremonias.
Palabra residual abierta a los abismos,
ya ves, estoy aquí, vengo a entregarme.
Vengo a decir que te amaba como un loco,
que vos. fuiste para mí. lo más hermoso.
Miles de flores olí desesperadamente,
buscando tus olores, amor, de primavera.
Mil pieles encadenadas a mis pieles.
buscando aquélla suavidad perdida.
Mil bocas abrí mil veces con mi boca,
y, después, otras mil y mil caídas
y un millón de palabras envenenadas,
ferozmente devoradas, para olvidarte.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
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Mi corazón mostraba: tu sangre, tu sangre.
ResponderEliminarMi devenir ardía de aire, compadre.
Padre de mis entrañas. Luces de la sinrazón.
Amantes, netos de comunicaciones de silenciosos alardes.
¡Muérdeme la rabia, que el gozo se sale!
fartiyo@gmail.com