La vi venir ligera
y llena de hojarasca.
Es el invierno, dije,
y ella hizo el invierno.
Se abalanzó sobre mí
y caímos abrazados al abismo.
Ella cayendo tuvo miedo
y yo pensé que estaba enamorada.
Y tan enamorada que
se abrazó a mí y quedamos
suspendidos en el aire. El amor
había inflado nuestro corazón.
Esa energía nos bastó para llegar a tierra
sin daños aparentes.
Ahí fuimos felices.
Al tiempo perdimos
el deseo de volar
y nos plantamos en el jardín
y algo crecimos.
Miguel Oscar Menassa
De Poemas olvidados
No hay comentarios:
Publicar un comentario