lunes, 17 de septiembre de 2018

LA PRIMERA INQUIETUD de Miguel Oscar Menassa




En las mañanas de febrero
mes de las uvas casi todos los años
mes de las lluvias en algunos años como éste.
Cansados, percudidos por este calor insoportable
que no aguanto más, querida mía.
Alegre o desconsolado, sólo en la ciudad miserable y querida,
esperando la muchacha prohibida para el juego que haremos.
Sorprendidos
enteramente sorprendidos de nuestra indolencia
de nuestra falta de crueldad para el amor
para la firme juventud de ahora.


Febrero llueve la ciudad
                                    maldita enamorada
dulce ciudad de Buenos Aires
donde en las mañanas uno puede
hacerse a la tarea de los nombres definitivamente aprendidos
a la tarea, de no te vayas querida
ven, juguemos juntos a la mujer y al hombre.
Desesperados. Atormentados. Enamorados. Libres.
En esta tierra ahora,
donde la lluvia hace verdes tus olores, el corazón
el exacto momento de las maravillosas palabras.

Comenzar.
Arreglar los miedos a la medida del amor.
Las lluvias a la medida del amor.


De “22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos”

martes, 11 de septiembre de 2018

OTRA de Miguel Oscar Menassa


Ámame con la violencia de las amantes griegas
que suelen perfumadas esperar a sus hombres
en pequeñas alcobas de tierra en las colinas
porque tengo en el alma profunda una tristeza.
 
Ámame con la esperanza de los sacerdotes fenicios
que solían navegar junto a sus fieles
en alocados mares de variados colores
porque tengo en la mirada serena una tristeza.

Ámame con la furia de los famosos tigres de bengala
que suelen silenciosos esperar a sus presas
en sospechosas guaridas en medio de la selva
porque tengo en la boca sedienta una tristeza.
 
Ámame con la violencia de las amantes griegas
que suelen perfumadas esperar a sus hombres
en pequeñas alcobas de tierra en las colinas
porque tengo en el alma profunda una tristeza.
 
Ámame con la esperanza de los sacerdotes fenicios
que solían navegar junto a sus fieles
en alocados mares de variados colores
porque tengo en la mirada serena una tristeza.

Ámame con la furia de los famosos tigres de bengala
que suelen silenciosos esperar a sus presas
en sospechosas guaridas en medio de la selva
porque tengo en la boca sedienta una tristeza.

Del libro "Yo pecador"