La vejez a mí, también, quiso tragarme.
Hubo un instante en mi vida que mis arrugas y mis dolores
tenían más fuerza que mi pensamiento. En ese instante fue
donde envejecí.
Cuando me di cuenta que el poder sobre mí no era yo sino
las palabras no envejecí más.
las palabras no envejecí más.
Miguel Oscar Menassa
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