sábado, 20 de agosto de 2016

COMO ELEFANTE TRISTE


Deseo hacer el amor en pleno verano,
como en mi tierra hacían los sin-tierra,
se reclamaban los unos a los otros...
y ya no había amor.

Hacer el amor, me digo, con determinación,
con cierta alevosía,
como les pasaba a las mujeres de mi pueblo,
con sus amores únicos.
Hacer el amor hasta romper
el equilibrio que me permite amar.
Como las flores que agonizan,
quemadas, rotas,
por el mismo sol que les dio vida.
Ahora, en esta lenta mañana de verano,
quiero que el viento produzca,
ese sonido, agudo y desgarrado,
del amor sin barreras.
Como hacen el amor las mariposas,
donde gusano y alas,
se juntan para morir.
Hoy quisiera practicar el amor bestial.
Como los cerdos hacen y las gaviotas,
y los vampiros quietos y las vacas.
Hembra y macho, animales en celo,
sin palabras.
Y un día dije:
hoy quiero amar todo lo que pasó.
Y mi vida se llenó de muertos.
Confieso haber sido como ellos,
llegué a gozar sentado en una silla,
quieto, sin alma, esperando un verso.
Y, después, me gustaría amar,
de país a país, de océano a montaña
y dejarme caer como los soldados
que mueren abrazados al arma que los mata.
Tengo que amar, me digo, tengo que amar.
Como aman los jóvenes en primavera,
sin importarles nada, burlándose del mundo.
Me gustaría, porqué no, hacer el amor
tendiéndome en un verso,
como las letras,
las palabras hacen
y me pongo celoso
porque no puedo tanto
y lloro como una mujer,
lo que defendiendo como hombre
no sirvió para nada.
Amar, hoy me dejaría amar.
Sería el hombre muerto-vivo,
que la mujer desea.
Quedarme quieto, digo,
atarme, sin más, al porvenir.
Besar la boca que besa el universo
y apagar la luz.
Hoy es una tarde calurosa
de verano en Europa.
Y quien se lo imaginara
no hubiera podido nunca
imaginarlo así:
Sentado y escribiendo,
haciendo el amor en las cloacas de mi ciudad.
Conociendo a fondo la vida cotidiana.
“Amor y odio se parecen”
amor y odio se parecen,
gritaba el condenado
y se abrazaba
con ardor a sus propias palabras
y amaba
todo lo que no podía ser y caía,
se dejaba caer sobre su cuerpo.
Así quisiera amar, así quisiera.
Con el alma partida de soledad,
sin que nadie me vea llorar por lo perdido,
como elefante triste que no verán morir.

Miguel Oscar Menassa
De "Llantos del exilio"

domingo, 14 de agosto de 2016

AMOR PERDIDO. LOS INDIOS - II-


Esta vez soy el indio que no hará la guerra.
Esta vez soy el indio que no someterán....
Esta vez soy el indio que habla las palabras.
Esta vez soy el indio que se libera en versos.


No véis que ya no quedan puñales en mis ojos,
ni lanzas a caballo corriendo hacia la muerte.
No véis que Cristo ha caído de los Andes,
que ya no quedan, en mis ojos, plegarias.

Esta vez soy el indio que viene del futuro.
  No tengo tesoros que guardar, ni templos,
ni mujeres enamoradas, ni tierras fértiles.

No haré la guerra ni el amor, ni escaparé, cobarde.
Provengo de sumergidas Atlántidas del verbo.
Soy el indio poeta, esa civilización imposible.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos"

viernes, 12 de agosto de 2016

Noche 1958.- Cada uno paga y pone aquello que necesita poner y pagar, no lo que el psicoanalista necesita cobrar o la Institución, que sus miembros paguen.

Tanto para el psicoanalista como para la Institución, es producir más pacientes y candidatos de los necesarios para funcionar.

Una producción más allá de lo necesario permite al psicoanalista desear (es decir, única forma de la interpretación) y a la Institución pensar nuevas formas de convivencia, sin las cuales sería imposible la creación en una institución.

Sin introducirnos en el campo del deseo, no se puede pensar en un estado de bienestar.

Dejarme de preocupar por la gente es también darles libertad.

Miguel Oscar Menassa
De Las 2001 Noches -y 393 noches de repuesto-