Aplastado por el hambre crecí profundo,
llegué a tocar, en el centro de la tierra,
en el borde, exacto, de la vida plena,
el fuego máximo, los calores extremos.
Fui expulsado del centro mismo de la tierra,
por ambiciones de mineros y comerciantes....
Las aguas me llevaron hasta donde el océano,
se repliega, sobre sí mismo, para ser el amor.
En esa negra profundidad turbulenta,
donde no había, una cúspide posible,
de la perfecta roca surgió mi cuerpo.
Pescadores y gobernantes me expulsaron del mar.
Y, aún, fuego volcánico, tierra, agua desesperada,
vuelo, ahora, perfilándome viento, letra futura.
Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995
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